Brooklyn, territorio hostil
Stuart y Doreen Shapiro, dos profesores de escuela, decían a la CNN hace una semana que estaban orgullosos de su hijo Adam después de recibir en su casa de Brooklyn (un barrio de Nueva York) una llamada de éste confirmándoles que estaba bien. Adam, un estadounidense de 30 años que trabaja en Ramala en una organización humanitaria palestina, trataba de calmar a sus padres tras la ofensiva israelí sobre la sede de la ANP. Bajo el fuego judío trató de evacuar heridos en el ataque y quedó atrapado. Adam compartió desayuno con Arafat, quien le agradeció la ayuda, y ha contado las vicisitudes de los encerrados tras ser liberado.
Tres días más tarde, Stuart y Doreen tuvieron que abandonar su hogar sin dejar señas. Los Shapiro, una familia judía como muchas en Brooklyn, han recibido amenazas de muerte que investiga la policía. 'Esperamos que se vayan al infierno y haremos lo posible para que eso ocurra', dice uno de los mensajes grabados en su contestador. 'Adam Shapiro es un individuo despreciable y terrible que debe responder de sus actos', decía Ron Torosin, portavoz de la asociación de jóvenes judíos Betar. Noah, el otro hijo de los Shapiro, un abogado que trabaja en Manhattan, también tiene miedo, pese a que la policía le escolta y vigila su casa y la de sus padres. Por supuesto, una parte importante de la extensa e influyente comunidad judía está escandalizada con lo ocurrido con los Shapiro. Abraham Foxman, director de la Liga Antidifamación, dice que las amenazas son 'siniestras y serias'. 'No se puede atentar contra nadie basándose en las creencias, tanto si se comparten como si no'. Foxman fue quien pidió protección para los Shapiro.
Desde Israel, Adam, un seguidor de las doctrinas de no violencia defendidas por Martin Luther King y Gandhi, pero que dice no practicar ninguna religión, no puede creer lo que pasa. 'No es que no entienda el enfado de la gente, pero creo que su juicio está basado más en el odio que en un equilibrado y justo entendimiento de la situación', decía. Adam dice que ahora se siente más seguro en Oriente Próximo que en Brooklyn. No le falta razón porque algunos de los estadounidenses que escriben cartas a los diarios o se manifiestan en espacios de radio y televisión envían opiniones muy duras contra los palestinos, a los que no les desean ningún futuro. El New York Post echaba más leña al fuego con un artículo de opinión titulado 'Nuestro último traidor debe vivir con su vil elección'. En él se critica a la CNN por su posición pro palestina y se recogen unas declaraciones de un amigo de Adam, que se sintió traicionado por sus declaraciones. Poco le debía conocer pues Adam trabaja desde hace años en organizaciones que promueven el entendimiento entre israelíes y palestinos y los tres últimos ha vivido en Israel y Ramala.
El jueves uno de los diarios más prestigiosos del país, The New York Times, reaccionó con un serio editorial que criticaba duramente la situación. 'Amenazar a la familia Shapiro ofende la tradición de tolerancia de EE UU y los valores humanitarios de la comunidad judía en América. Además es criminal... Ninguna motivación política, real o imaginada, puede justificar las amenazas a los Shapiro. Pretender lo contrario es pensar como un terrorista'. Tras el 11-S, los sentimientos están a flor de piel entre los partidarios de la línea dura de Sharon, y la familia Shapiro, aterrorizada. Pero no todos creen que este miedo sea una de las caras del terrorismo.