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El Ibex cae el 0,9%, penalizado por la crisis de Argentina

Pocos son los argumentos de la Bolsa para subir, y muchos para bajar. Ayer se juntaron tres, a saber, la crisis argentina (el riesgo-país se disparó por encima de los 3.200 puntos), el tono peor que gris del Libro Beige de la Fed y el colapso de Enron. Aunque la distribuidora de electricidad estadounidense no ha desatado el pánico en los mercados, es susceptible de protagonizar la mayor quiebra de la historia del país.

Dicen los analistas técnicos que el mercado debe romper la tendencia lateral actual, al alza o a la baja. Dicen, también, que el fondo de mercado es claramente comprador. Pero, y ahí está el fallo, las noticias que llegan son malas. Así que, entre unas cosas y otras, la Bolsa baja, pero poco.

El Ibex cedió ayer un 0,9% en una sesión que fue de más a menos, y en la que pesaron tres factores por encima de todo: Enron, Argentina y la recesión. Los peores valores de la sesión fueron Terra (-5,58%) y Prisa (-4,27%), pero los que más lastraron el Ibex fueron Telefónica (-1,32%) y SCH (-1,58%).

Argentina, por su parte, continúa como la gota malaya de la Bolsa española. La situación mejora un día y empeora los dos siguientes. El riesgo-país se disparó ayer, entre la incertidumbre política, hasta más allá de los 3.200 puntos, y la Bolsa caía un 5% a poco del cierre. Así, la Bolsa española perdió un 0,9% mientras el Euro Stoxx 50 aguantaba el tipo.

Paralelamente, el Libro Beige de la Fed se limitó a encuadernar los malos augurios que expresan todos los gurus. Pero ello fue suficiente para lastrar el Nasdaq y el Dow Jones. La economía está en crisis y no se sabe cuán largo es el túnel. Como estas expectativas no están en el precio, la Bolsa tendrá que corregir los niveles actuales.

El tema de Enron es caso aparte. Los mercados se han tomado su colapso como un asunto puntual. Los bancos afectados por la eventual quiebra (JP Morgan, Citigroup y Credit Suisse, principalmente) bajaron en Bolsa. Y el sector eléctrico también se comportó peor que el mercado. Pero no hay indicios de temor a una oleada de quiebras como consecuencia del cambio de ciclo.

Así, ayer el sector eléctrico cerró en Europa con un alza del 0,06%, frente a un descenso del 0,07% en el Euro Stoxx 50. En Estados Unidos los bancos afectados bajaron el miércoles alrededor del 5%, y las eléctricas más de la media. El único temor que se desprendía de esta crisis era el de una descompensación en el mercado energético, porque Enron intermediaba en una cuarta parte de las compraventas de energía del país.

La situación contrasta con la vivida hace pocos meses, en la crisis de las eléctricas californianas. Entonces sí se temió un impacto de gran calado en el sector financiero. Los expertos explican que el de Enron es un caso muy particular que no está ligado al ciclo, mientras que la crisis de California era sectorial.

Enron está al borde de la quiebra por haber falseado cuentas, no por la recesión. Empezó siendo investigada por operaciones con empresas vinculadas. Luego se descubrió que la empresa debía amortizar 1.200 millones de dólares en inversiones fallidas. Entonces perdió sus principales líneas de crédito, se quedó sin clientes y fue incapaz de fusionarse con Dynegy.

 

Caída de uno de los valores más recomendados

El emperador estaba desnudo, pero nadie se atrevía a decirlo. Enron retuvo hasta poco antes de su colapso las recomendaciones más altas por parte de las firmas de análisis de Wall Street. Hasta el mismo jueves (día en que fracasó la venta a Dynegy), UBS aconsejaba fuerte compra de las acciones. Ese día cambió a mantener. El 23 de octubre la empresa había perdido la mayor parte de sus líneas de financiación y estaba siendo investigada por la SEC. Pero aún gozaba de las notas más altas en Lehman, Goldman, Credit Suisse y otras firmas.

Las empresas de calificación de riesgo también estuvieron más lentas que el mercado. No rebajaron la calificación de Enron hasta que la empresa estuvo al borde de la quiebra, pese a que los bonos de Enron pagaban tipos de interés del orden del 25%. La empresa todavía era una de las favoritas del mercado, después de haber subido un 87% en el difícil año de 2000. Ese mismo ejercicio, Dynegy fue la mejor del S&P 500.

 

El dinero huye de las acciones a la renta fija en busca de seguridad

El concepto, mal utilizado, que más se escucha en los últimos tres meses es la huida del dinero hacia la calidad. Significa que los inversores, especuladores y demás participantes en el mercado venden acciones y colocan la liquidez obtenida en bonos. Luego no es calidad, sino refugio. Máxime cuando arrecian los miedos tras la crisis de Enron.

Este fenómeno se repite hasta la saciedad desde enero y ha provocado fuertes distorsiones en los precios de los bonos. Así, a medida que suben éstos, baja la rentabilidad de los bonos, y al revés.

La secuencia en las últimas cuatro semanas apunta un seguidismo total entre el comportamiento de los bonos y el de la Bolsa, de tal modo que baja la Bolsa y sube el precio de los bonos (baja la rentabilidad) y viceversa.

Ayer bajó la Bolsa al cierre y la rentabilidad del bono nacional a 10 años terminó en el 4,89% frente al 4,92% del cierre del día anterior. Hay, empero, un hecho curioso. Hasta el mediodía la Bolsa mejoraba del orden del 0,5% y la rentabilidad de los bonos se situaba en el 4,92%. Estuvo claro, por tanto, el trasvase continuado de fondos desde unos mercados a otros. El fenómeno demuestra la ausencia del inversor final.

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