KPN elimina otros 1.300 puestos de trabajo y eleva el ajuste al 20% de la plantilla
El ex monopolio holandés de telecomunicaciones, KPN, sigue ahondando en sus planes de reestructuración, con la vista puesta en recuperar la rentabilidad. La última iniciativa ha sido ampliar 1.300 personas la reducción de plantilla prevista por la empresa, lo que deja el recorte total en 9.300 puestos de trabajo, el 20% de la fuerza laboral.
El plazo para llevar a cabo la reducción es de tres años y la previsión es que la medida redunde en un ahorro de costes de 800 millones de euros anuales (133.109 millones de pesetas) a partir de 2004. Y también supondrá un importante ahorro otra de las medidas anunciadas ayer: la cancelación del dividendo. KPN asegura que las condiciones del crédito sindicado de 2.500 millones de euros (415.965 millones de pesetas) que la compañía negocia con los bancos le impiden remunerar a los accionistas hasta 2004, así que no lo hará a partir de este año.
Estas nuevas iniciativas son resultado directo de los cambios en la dirección del operador holandés, que el 1 de noviembre llevaron a Ad Scheepbouwer a la presidencia. Desde entonces, la compañía ha acelerado el programa de venta de activos, ha anunciado una ampliación de capital de 5.000 millones de euros y ha aumentado el recorte de plantilla. Todo ello, con la intención de reducir su astronómica deuda, que asciende a 22.300 millones de euros (3,7 billones de pesetas) en una compañía que vale 7.212 millones de euros (1,2 billones de pesetas) en Bolsa.
La llegada del nuevo presidente y las medidas anunciadas han sido muy bien acogidas por los mercados. Si las acciones cayeron un 17% el miércoles, cuando se anunció la ampliación de capital, al día siguiente recuperaron un 10% y ayer subieron otro 7%. KPN es el ex monopolio europeo que más sube desde mínimos, un 189%, aunque también es el más perjudicado por la crisis. En poco más de año y medio, KPN ha pasado de valer más de 12 billones de pesetas en Bolsa a los 1,2 billones actuales y es el ex monopolio europeo con peor calificación de riesgo, con un rating sólo un grado por encima de lo que se considera inversión especulativa.