Bush advierte que la ofensiva afgana seguirá pese al derrumbe talibán
Los avances de la oposición afgana para acabar con cinco años de régimen talibán no pondrán fin a la ofensiva sobre Afganistán. EE UU reiteró ayer que Osama Bin Laden y Al Qaeda siguen siendo sus objetivos prioritarios y que "la guerra continúa". Mientras tanto, la ONU trata de organizar las negociaciones entre las diferentes tribus para buscar una solución al futuro Gobierno del país.
El presidente de EE UU, George Bush, se muestra "satisfecho" con la evolución de la ofensiva militar sobre Afganistán, pero recordó que nos encontramos ante un tipo diferente de guerra que no terminará con la conquista de Kabul.
Las tropas de la Alianza del Norte siguieron avanzando ayer sobre Afganistán sin encontrar resistencia en ninguno de los territorios salvo la ciudad sureña de Kandahar, refugio de los líderes talibanes. Las informaciones a este respecto resultan confusas, pese al control que aseguran haber alcanzado los rebeldes sobre esta ciudad. De ser cierto, la oposición controlaría ya el 90% del país.
Los avances de la Alianza han animado a los demás grupos étnicos a levantarse contra los talibanes. De hecho, la toma de Jalalabad, al este del país, se produjo a manos de dos grupos pastunes (etnia mayoritaria en el sur de Afganistán y a la que también pertenecen los talibanes y una amplia mayoría de la población paquistaní). Otros grupos opositores cuya afiliación política no está clara arrebataron a los talibanes las provincias orientales de Jost, Kunar, Nangarhar y Logar. En el norte, Kunduz se ha convertido en un baluarte de resistencia talibán y sigue ofreciendo resistencia a las tropas de la Alianza del Norte.
Pero los objetivos de EE UU siguen sin alcanzarse. El portavoz talibán, mulá Abdullah, aseguró que tanto el líder espiritual, el mulá Mohammad Omar, como Bin Laden estaban a salvo en Afganistán. Como recordó el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, los objetivos estadounidenses pasan por "la destrucción de Al Qaeda y la eliminación de los talibanes y de su capacidad para formar terroristas". Con lo que "la toma de la capital en este tipo de guerra diferente no supone el fin de la guerra sino cuando los terroristas que ahora se esconden en cuevas sean llevados ante la justicia", reconoció Fleischer. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, insistió en que "la guerra continúa". Ayer mismo, la Cámara baja aprobó 20.000 millones de dólares (cerca de 3,7 billones de pesetas) para la lucha antiterrorista.
Temor a una guerra civil
Pese a la caída de facto del régimen talibán, el futuro político de Afganistán sigue siendo incierto. Como advertía Pakistán, "es urgente poner en marcha el proceso político, de lo contrario la situación puede desembocar en una guerra civil como ocurrió en el pasado".
Los Emiratos Árabes Unidos anunciaron ayer su disposición a acoger las negociaciones entre las distintas tribus afganas para discutir el futuro del Gobierno afgano, una iniciativa que la Alianza del Norte está dispuesta a liderar a toda costa.
La ONU, que realizó esta solicitud a los Emiratos, aún no ha tomado una decisión al respecto y sigue con el proceso de consultas entre las distintas facciones afganas. Pero su interés pasa por promover cuanto antes estas negociaciones, toda vez que un vacío de poder como el que en estos momentos tiene lugar en Afganistán pueda dar al traste con los objetivos de la alianza internacional liderada por EE UU.
El proyecto de la ONU es la formación de un Gobierno de transición, en el que estén representadas todas las etnias, que permanecería durante dos años en el poder y que estaría presidido por una persona reconocida como símbolo de unidad. Asimismo, prevé el despliegue de una fuerza de seguridad formada por los propios afganos o por una selección limitada de países extranjeros.