Bruselas confía en que 10 candidatos puedan ingresar en la UE en 2004
La Comisión Europea presentó ayer la que puede ser la penúltima evaluación sobre el proceso de ampliación para algunos de los 13 países candidatos a la adhesión a la Unión Europea. Bruselas confía en que una mayoría de los aspirantes, exceptuando Bulgaria, Rumania y Turquía, puedan ser miembros de pleno derecho dentro de sólo tres años.
La lectura del informe no ofrece dudas al presidente de la Comisión Europea. "Muestra que un auténtico acontecimiento histórico está ya a la vuelta de la esquina", afirmó Romano Prodi ante el Parlamento Europeo. Todos los candidatos, salvo Turquía, cumplen los criterios políticos para el ingreso. En cuanto a los económicos, el informe confirma que Chipre y Malta son economías de mercado capaces de soportar la presión competitiva que supondrá la adhe-sión. La República Checa, Estonia, Hungría, Lituania, Letonia, Polonia, Eslovaquia y Eslovenia se encuentran ya a punto de conseguir ese mismo estatus. Bulgaria se aproxima a este pelotón, mientras que muy rezagados siguen Rumania y, sobre todo, Turquía.
La Comisión Europea empieza a mostrarse favorable a que la mayoría de los candidatos se adhieran a la vez. Hasta ahora la ampliación de la UE se realizó de modo escalonado (la última en 1995, cuando se incorporaron Suecia, Finlandia y Austria). Pero el Ejecutivo comunitaria considera que esta vez la Unión puede asimilar sin problemas los 10 países más avanzados en la negociación, cuya población total apenas supera los 75 millones de habitantes.
La contribución entre todos al producto interior bruto tampoco será considerable, lo cual inquieta entre los actuales miembros de la Unión. Sobre todo, entre los que financian en gran medida el Presupuesto comunitario, como Alemania y Holanda. Pero también en los receptores de ayudas y subsidios, caso de España, Grecia o Portugal.
El presidente del Gobierno José María Aznar vivió este mismo año un agrio rifirrafe con algunos de sus homólogos del Consejo Europeo, tras presentar un memorándum con el que supeditaba la ampliación hacia el Este al mantenimiento de las ayudas para los países menos desarrollados de la actual UE.
Alemania parece embarcada en una carrera de relaciones públicas para demostrar que los temores del Gobierno español son infundados. Y sus cálculos aspiran a demostrar que la ampliación sin reforma del gasto comunitario puede resultar muy costosa incluso para los países del sur.
"Es natural que los actuales beneficiarios deseen revisar los criterios de concesión de ayudas para asegurarse que las seguirán recibiendo en el futuro inmediato", acepta un estudio del instituto alemán DIW, que Berlín distribuye con generosidad estos días. Pero concluye que "a medio y largo plazo, sería una solución muy costosa también para esos países".
El prestigioso instituto ha trazado cuatros escenarios posibles para la próxima partida presupuestaria comunitaria, que abarcará los ejercicios 2007 a 2013 (el año pasado se fijó el Presupuesto hasta 2006 y prevé ya la incorporación de seis nuevos miembros).
El DIW reconoce que, incluso sin reformar las actuales políticas agrícola y estructural, el gasto en una Unión Europea de 27 miembros en 2013 será 10.000 millones de euros menos (con precios de 1999) que los previstos para 2006.
"Pero este cálculo no implica, sin embargo, que la necesidad de reformas no tenga sentido". El estudio, realizado por encargo del Ministerio de Finanzas alemán, alerta sobre el peligro de que la cultura del subsidio se instale en el continente europeo. "Eso pondría en peligro la aceptación de la integración europea", advierte el instituto berlinés.
En Alemania, por ejemplo, la contribución neta per cápita a las arcas comunitarias se dispararía con la incorporación de 12 nuevos miembros desde 91,5 euros a 157,6 euros. La reforma moderada del gasto planteada por el DIW ya limita la aportación alemana a 131,5 euros per cápita en 2007 y a 150,4 euros en el año 2013.
Ese escenario ofrece, según el estudio, las mayores ventajas para España e Italia. Con esa tenue reforma, España recibiría en 2007 unas transferencias netas de 4.127 millones de euros -en la actualidad, 8.289 millones-, cantidad que descendería a sólo 1.932 millones en 2013. Polonia, en las mismas fechas, recibiría 8.672 millones y 11.419 millones, respectivamente.
Con una reforma sustancial del gasto, el beneficio neto de España alcanzaría los 3.573 millones en 2006 para situarse en un saldo negativo de 496 millones en 2013.