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La oposición afgana toma la ciudad de Mazar-i-Sharif, en el norte del país

Las protestas de los partidos islámicos contra los bombardeos estadounidenses sobre Afganistán se cobraron ayer al menos cuatro muertos a manos de la policía paquistaní. En el frente de guerra, la oposición afgana asegura haberse hecho con el control del enclave del norte de Mazar-i-Sharif, un mes después del inicio de la ofensiva.

El presidente de Pakistán, el general Pervez Musharraf, aliado clave en la ofensiva internacional contra Afganistán, afronta cada vez mayor presión social. Los partidos islámicos habían convocado para ayer una huelga general en apoyo al régimen talibán que el Gobierno pensaba contrarrestar decretando jornada festiva. La policía disparó contra los manifestantes y mató a cuatro de ellos, además de herir a varias personas.

Por si la tensión interna fuera poco, India denunció ayer un nuevo enfrentamiento con soldados paquistaníes en la región fronteriza de Cachemira, que provocó la muerte de 11 personas. Se trata del segundo enfrentamiento en esta semana y coincide con la entrevista que el primer ministro indio, Atal Behari Vajpayee, mantuvo ayer con el presidente estadounidense, George Bush, y antes de la que hoy mantendrá Musharraf con Bush en Nueva York.

La estabilidad en India y Pakistán, los dos Estados con armas nucleares de la región, resulta clave para la pacificación de Asia central.

En el frente bélico, los avances tampoco son muchos. Después de 32 días de ofensiva militar, la oposición afgana agrupada en torno a la Alianza del Norte aseguró haberse hecho con el control de uno de los enclaves más importantes del norte del país, Mazar-i-Sharif, lo que ensombrece las expectativas de cara a la duración de la campaña, que tiene el objetivo puesto en el derrocamiento del régimen talibán. La entrada de las tropas fue confirmada por la agencia de noticias Afghan Islamic Press, pero el Pentágono no confirmó la situación.

La toma de Mazar-i-Sharif resulta decisiva para que las tropas estadounidenses puedan establecer un puente desde Uzbekistán para el envío de suministros y el establecimiento de una base estadounidense.

Ante estas perspectivas, crecen los apoyos internacionales a la ofensiva liderada por EE UU. Tras Reino Unido, Alemania e Italia, Holanda anunció ayer que aportará hasta 1.300 soldados a la coalición internacional, aunque no estarán directamente involucrados en las operaciones bélicas.

En los próximos días, la atención se centrará en la Asamblea General de la ONU que se celebra en Nueva York. El principal sospechoso de los ataques de septiembre, Osama Bin Laden, condenó el pasado fin de semana a este organismo por alinearse con los intereses occidentales, por lo que Nueva York está en alerta máxima. Reino Unido anunció ayer que publicará las pruebas contra Bin Laden.

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