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COYUNTURA EUROPEA

El repunte de la inflación agudiza la debilidad del euro

El actual contexto internacional favorece la apreciación del euro frente al dólar. Sin embargo, la moneda única sigue sin remontar. En buena medida, el repunte de los precios en febrero en la zona euro desanima los mercados porque aleja la posibilidad de que el BCE rebaje los tipos de interés. Pero hay más problemas de fondo.

En la última semana el euro ha agudizado su debilidad frente al dó-lar. Desde un cambio de 92 centavos de dólar por euro de febrero, éste se ha depreciado hasta los 90 centavos del miércoles. Ayer remontó a los 91 centavos.

El repunte de los precios en la zona euro en febrero aleja las posibilidades de una próxima rebaja de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE). En ese mes la inflación subió un 0,3% en Francia y un 0,6% en Alemania. Ayer conocimos los datos de España y Portugal, que registraron subidas del 0,3% y del 0,4%, respectivamente.

La autoridad monetaria insiste en que los riesgos a la estabilidad de precios persisten en la zona euro y que habrá que esperar hasta que se acerquen al objetivo del 2% para aplicar un recorte en los tipos de interés.

Si bien la depreciación del euro en las últimas jornadas puede estar motivada por esos malos resultados, la moneda única muestra una resistencia casi crónica a equipararse al dólar. Ni siquiera el cambio de escenario mundial es capaz de truncar esta tendencia.

En principio, la desaceleración en Estados Unidos debería favorecer a la moneda única. En el cuarto trimestre del año pasado, la economía estadounidense crecía a un ritmo trimestral del 0,3%, frente al 0,7% de la zona euro.

Las Bolsas estadounidenses acumulan caídas en lo que va de año del 18%, en el caso del Nasdaq, y del 4%, en del Dow Jones. La rentabilidad de los bonos a 10 años está en el mínimo de los últimos dos años.

La Reserva Federal de Estados Unidos ha aplicado una agresiva política de tipos que ha reducido el diferencial con Europa a 0,75 puntos y puede ser aún menor en breve.

Los últimos indicadores de la economía estadounidense avalan un nuevo recorte de tipos en la reunión de la Reserva Federal del próximo martes, hasta situarlos entre el 5% y el 5,25%, según los analistas. Tampoco estas expectativas han ayudado al euro a remontar su caída.

Los inversores podrían haber optado por buscar ma-yor rentabilidad en otros mercados. La debilidad del yen, fiel reflejo de la crisis que atraviesa Japón, y el aumento de las tensiones en los mercados emergentes de Latinoamérica (Argentina), Europa (Turquía) y Asia (Indonesia) son razones suficientes para mantener la cautela.

En este escenario, ¿por qué no se produce, entonces, la recuperación del euro?

Los analistas aducen principalmente una única razón: las autoridades europeas siguen generando desconfianza entre los inversores.

"A nivel político, hay continuas discrepancias sobre cuál es el nivel deseable para la moneda europea, y a nivel del BCE, por mantener su visión optimista de crecimiento económico cuando los datos indican una creciente desaceleración", aseguran desde el Citibank.

Tanto el BCE como los ministros de Economía de los Doce insisten en que Europa no se va a ver afectada por la desaceleración en Estados Unidos, pero Alemania, la principal economía de la zona, ya muestra síntomas de lo contrario, con una fuerte caída de las ventas al exterior y un débil consumo interno.

De hecho, muchas entidades privadas han revisado a la baja su previsión de crecimiento. La realidad se empeña en llevar la contraria a las declaraciones oficiales.

 

Desconfianza creciente hacia el BCE

"Hay un riesgo creciente de que el Banco Central Europeo mantenga los tipos de interés demasiado altos durante demasiado tiempo y por razones equivocadas", apuntan desde Bank of America.

Wim Duisenberg, presidente del BCE, defiende contra viento y marea que su objetivo es asegurar la estabilidad de precios, y en ello se escuda para mantener los tipos de interés invariables. Sin embargo, si se comparan los datos de inflación de la UE y de Estados Unidos, no parece que en estos momentos los precios supongan una amenaza real para Europa.

En enero, la inflación en la zona euro se situó en el 2,4%, frente al 3,7% de Estados Unidos, y en este caso la Reserva Federal ha aplicado una agresiva rebaja de tipos para favorecer el crecimiento.

Para ser justos, el BCE sólo tiene el mandato de controlar la inflación, y no de impulsar el crecimiento, como sucede en el caso de la Reserva Federal. Pero, en todo caso, no parece que una inflación del 2% deba ser un objetivo deseable e inamovible, dado el escenario actual de desaceleración.

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