Bruselas rechaza por primera vez el Presupuesto de un Estado miembro
Irlanda se convirtió ayer en el primer estado miembro de la UE que ve rechazado en Bruselas su Plan de Estabilidad por "los importantes efectos de contagio que la política económica de un estado puede tener en el conjunto de la zona euro". El comisario de Asuntos Económicos, Pedro Solbes, aplica así por primera vez el máximo rigor a uno de los Gobiernos que se obstina en no utilizar su política presupuestaria para frenar la inflación.
Bernardo de Miguel Bruselas
Los colaboradores más cercanos de Pedro Solbes no dudaron en calificar de "histórico" el acontecimiento. Las mismas fuentes destacaban que se trataba de "una decisión muy delicada, cuyas consecuencias políticas están aún por venir". La Comisión Europea reconoce que la intensa presión ejercida por Dublín para evitar al Gobierno que preside Berti Ahern el sonrojo de ver rechazado su presupuesto para el ejercicio de 2001. "No cabía otra posibilidad que rechazarlo para salvaguardar la coordinación de las políticas económicas y el rigor presupuestario sostenible a largo plazo que exige la Unión Monetaria", afirma la Comisión. En la misma línea, el economista jefe del BCE, Otmar Issing, reconoció los riesgos de recalentamiento de la economía irlandesa.
Solbes subrayó ayer que "la Comisión y el Consejo han urgido repetidamente a las autoridades irlandesas a que utilicen la política presupuestaria para asegurar la estabilidad económica". El llamamiento se hizo imperioso tras el recalentamiento que registró la economía irlandesa durante el año 2000, cuando la inflación concluyó en un 5,6%, dos puntos y medio por encima del 3,1% prometido por Dublín en el último plan de estabilidad presentado en Bruselas. "A pesar de ello", se sorprende Solbes, "los planes presupuestarios para 2001 son expansivos y procíclicos. (...). El recorte de impuestos y el aumento en el gasto corriente dará un nuevo impuso a la demanda, con un efecto muy limitado a corto plazo en la productividad".
Como consecuencia, Solbes, acogiéndose por primera vez al instrumento legal que prevé el Tratado de la UE, propone al Consejo de Ministros de Economía (Ecofin) que conmine a Irlanda a corregir "las inconsistencias de su presupuesto". Ecofin debe aprobar la propuesta por mayoría cualificada.
Fuentes del Consejo afirman que la discusión "ya fue muy viva cuando Solbes adelantó su propuesta al Eurogrupo [foro informal donde se sientan los ministros de Economía de la zona euro]". El encono promete subir de grados cuando Solbes pida a los ministros, el próximo 12 de febrero, que reconvengan a su colega irlandés.
Más que nada, porque alguno de los que ejerzan entonces de fiscal, como el ministro español Rodrigo Rato, podrían ocupar muy pronto el banquillo de acusados. El Gobierno español, cuyo plan de estabilidad escrutan en estos momentos los expertos de Solbes, ha visto desbordadas todas sus previsiones de inflación.
Falta de ambición en la zona euro
La fuerte reprimenda al gobierno irlandés no fue el único varapalo que repartió ayer el comisario de Asuntos Económicos, Pedro Solbes. Grecia, Francia, Italia y Austria también pasaron ayer el examen de sus planes de estabilidad, y si bien todos fueron "acordes con el Plan de Estabilidad y Crecimiento de la UE", lo cierto es que los "peros" y "sin embargos" abundan en la evaluación de Pedro Solbes. El comisario advirtió ayer que en este y en los próximos ejercicios el veredicto sobre los planes tomará muy en cuenta el grado de ambición de los gobiernos.
En este sentido, Solbes lamenta que el plan de Estabilidad de Francia no haya previsto el equilibrio presupuestario hasta el año 2004, a pesar de "la positiva evolución económica y de los ingresos fiscales previstos".
En el caso de Italia, el comisario vislumbra "riesgos de que los objetivos presupuestarios no se vean cumplidos totalmente" (equilibrio en 2003) y critica la escasa reducción de la deuda pública (112% del PIB), una de las más altas de la zona Euro.
El comisario europeo para Asuntos Monetarios exigió, asimismo, un giro radical al plan de estabilidad austriaco, que finalmente supero el examen comunitario con cifras más ambiciosas que las iniciales.