El riesgo oculto para 2026 es que suban los tipos
Los llamamientos a una política monetaria más restrictiva son cada vez más fuertes

Entre la avalancha de previsiones para 2026 de los bancos, pocas contemplan la opción de que los tipos mundiales puedan subir. Los mercados de derivados sitúan la probabilidad de una política más restrictiva a finales del próximo año en el 0% en EE UU y en solo el 30% en Europa.
Los llamamientos a una política monetaria más restrictiva son cada vez más fuertes. La disidencia dentro de la Fed va en aumento y, fuera de EE UU, las señales son aún más claras: Isabel Schnabel, miembro del consejo del BCE, sugiere que la próxima medida sería una subida. Esto parecía poco probable cuando las propias previsiones del banco mostraban que la inflación caería por debajo del objetivo, pero Christine Lagarde ha dicho ahora que las perspectivas económicas de la zona euro se revisarán al alza.
Los inversores aún no lo creen del todo. Las apuestas sobre cuál será el promedio de los tipos en 2026 han comenzado a subir en algunas economías importantes, pero los movimientos son pequeños y se deben en gran medida a la exclusión de una mayor flexibilización. En EE UU, la mayoría de las corredurías asumen que los costes de los préstamos caerán otros 50 puntos básicos, al igual que los operadores.
Una excepción es Japón, donde los derivados sugieren una probabilidad del 75% de que haya una subida de los tipos este mes. Pero es una situación única: el banco central apenas ha modificado su ultraexpansiva política monetaria desde la pandemia y ahora está reaccionando a una gran e inflacionista expansión fiscal. El giro más llamativo se da en Australia, donde los mercados han pasado de esperar recortes a creer que la política se endurecerá a una velocidad vertiginosa. Dado que los bancos centrales suelen actuar al unísono, esto podría marcar una tendencia. De hecho, apuestas similares están empezando a extenderse a Suecia y Canadá, que hasta ahora solo han señalado planes de mantener la situación sin cambios.
Es poco probable que los costes de financiación suban lo suficiente como para descarrilar las acciones el próximo año. En muchas economías occidentales, el paro está al alza, el crecimiento de los salarios se está enfriando y las expectativas de inflación siguen estables. Son señales de que la política no es excesivamente flexible. Pero, a corto plazo, los bancos centrales están bajo una enorme presión: la inflación general es persistente y superior al objetivo, el crecimiento es más fuerte de lo esperado, la política fiscal es estimulante en países como Alemania, y los mercados inmobiliarios se están recuperando en Australia o Suecia. Incluso en EE UU, donde el presidente está presionando para que se aplique una política monetaria flexible, el umbral para un giro repentino hacia una política más restrictiva podría ser más bajo de lo que piensan los inversores. Una subida global de los tipos podría ser el peligro oculto para los mercados.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
