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Las claves de la reunión de la Fed: el relevo de Powell, discrepancias crecientes y perspectivas mejores para 2026

La Reserva Federal comprará 40.000 millones de dólares mensuales en deuda a corto plazo para evitar tensiones en el mercado monetario

Nuño Rodrigo

La Reserva Federal no se ha salido del guion previsto y anoche recortó en un cuarto de punto los tipos de interés, que quedan en el rango del 3,5% al 3,75%. Se trata del sexto recorte desde que empezó el serial de bajadas de tipos y el tercero consecutivo de este año, pero llega en un momento volcánico para el banco central más importante del mundo: con una consejera que se mantiene en el cargo por orden judicial tras ser despedida por Trump, bajo los constantes ataques verbales de la Casa Blanca y con la perspectiva de un nuevo presidente en el horizonte cercano. Todo ello bajo un manto de incertidumbre económica con pocos precedentes.

¿Qué harán los tipos en 2026?

El mercado siempre prefiere el juego de las expectativas a la realidad y, en este sentido, había más atención a las pistas sobre el próximo año que a un recorte ya amortizado. En este sentido, Powell ha sido más paloma (proclive a bajar tipos más de lo esperado): antes de la reunión, los futuros daban una probabilidad del 33% a un descenso de las tasas en marzo y un 41% a una bajada en junio; ahora, un 40% y un 42%, y dan una opción entre cinco a dos recortes en la primera mitad del año. En todo caso, Powell ha apuntado a un cambio de ciclo después de las tres bajadas de este otoño: “Los ajustes realizados nos permiten estar en una buena posición para determinar el alcance y el momento de los ajustes adicionales de nuestra política monetaria en función de los datos que vayan llegando”.

El relevo de Powell

Queda medio año para que acabe el mandato de Jerome Powell, pero a ojos del mercado y el tiempo es más reducido y Kevin Hassett es el candidato más probable para sucederlo. Según Financial Times, esta semana Trump ha iniciado las entrevistas finales para seleccionar al sucesor, mientras el propio Hassett no ha dudado en opinar en las últimas semanas sobre los tipos de interés, donde ve margen para recortar más allá de 25 puntos básicos. Powell ha sido más prudente. Ante la pregunta “La prensa ha estado hablando abiertamente sobre un nuevo presidente de la Reserva Federal. ¿Eso obstaculiza su trabajo actual o cambia en algo su forma de pensar?“, contestó con un sencillo “no”.

Los mercados recelan de un banquero central que se considera demasiado permeable a la Casa Blanca, lo que puede elevar el riesgo de inflación si aplica las rebajas de tipos que propugna el magnate. De entrada, los tipos de interés de la deuda a 10 años han subido 20 puntos básicos en las últimas dos semanas. Y está pendiente la decisión del Tribunal Supremo sobre el despido de la consejera Lisa Cook. Si el tribunal avala a Trump, tendrá mano libre para alterar el equilibrio del consejo de la Fed y, por tanto, condicionar la renovación de los banqueros regionales, en febrero.

Un equilibrio casi imposible

Las votaciones de la Reserva Federal son habitualmente colegiadas, a pesar de las diferencias de criterio de los banqueros centrales. Pero, desde la llegada a la Fed de Stephen Miran, economista de referencia de Donald Trump, y la presión de la Casa Blanca, la división se ha acrecentado en el comité de mercado abierto, y el equilibrio es cada vez más inestable. En la reunión de septiembre hubo un voto discrepante, el primero desde 2019 (Miran, pidiendo recorte de medio punto). En la de octubre, dos (Miran pidiendo medio punto y Jeffrey R. Schmid pidiendo no tocar los tipos). En la de diciembre, Austan D. Goolsbee se ha sumado a Schmid al pedir que no se modifique la política.

La dispersión es aún mayor en las perspectivas para 2026. Los tipos de interés deberían acabar el próximo año entre el 2% y el 2,25%, según un miembro del comité (con toda seguridad Miran) o casi en el doble, entre el 3,75% y el 4%, según tres participantes. Un año que se antoja aún más volcánico que 2025. Powell ha quitado hierro a las discrepancias, apuntando que “Es muy inusual que haya tensión entre las dos partes del mandato, y cuando la hay, esto es lo que se espera ver y lo que vemos. [...] Hay personas con opiniones muy firmes, pero llegamos a un punto en el que tomamos una decisión. Hoy hemos tomado una decisión, 9 de 12 la han apoyado, por lo que ha habido un apoyo bastante amplio. Pero no es como la situación normal en la que todo el mundo está de acuerdo en la dirección y en lo que hay que hacer. Está más disperso”.

Una economía incierta y el impacto de los aranceles

Powell no solo debe lidiar con un comité roto: los aranceles de quita y pon y la deportación masiva de inmigrantes ya había convertido la economía estadounidense en un terreno inexplorado. El cierre de la administración federal solo ha añadido ruido, con retrasos en la publicación de datos y problemas en la recopilación. El doble mandato de la Fed apunta tanto a la inflación como el empleo, pero es muy complicado saber qué riesgo es más acuciante. En este sentido, las proyecciones de este mes han dado un cierto alivio a Powell: la economía crecerá más de lo que se preveía en septiembre y la inflación, menos. La mejora de la economía, eso sí, no se traducirá en un menor desempleo, algo que el presidente de la Fed ha explicado apelando a la productividad: “La implicación es siempre una mayor productividad. Parte de ello puede deberse a la IA. Además, creo que la productividad ha sido casi estructuralmente más alta durante varios años”.

“Se podría decir que el mercado laboral ha seguido enfriándose gradualmente, quizá un poco más de lo que pensábamos”, añadió Powell,“en cuanto a la inflación, ha bajado ligeramente. Creo que cada vez hay más indicios de que lo que está ocurriendo es que la inflación de los servicios está bajando, lo que se ve compensado por el aumento de los precios de los bienes, y que la inflación de los bienes se da exclusivamente en sectores en los que hay aranceles”. A grandes rasgos, el economista espera que, si no hay nuevos aranceles, la inflación tocará máximos en el primer trimestre. Y después, preguntado por el impacto de la inflación en el poder adquisitivo de los ciudadanos, fue claro. “La historia con la inflación es que si se eliminan los aranceles, la inflación se sitúa en torno al 2 %, ¿verdad? Por lo tanto, son realmente los aranceles los que están causando la mayor parte del exceso de inflación".

Tensión en el mercado

En la reunión de octubre, la Reserva Federal reanudó las compras de bonos del Tesoro; es decir, cuando vencen los bonos que tiene el banco central en cartera, utiliza la devolución para volver a comprar deuda. Una vía para calmar las tensiones en el mercado monetario, que generaron episodios en los que la escasez de dinero en efectivo para los bancos y otros agentes provocaba subidas puntuales pero violentas en el tipo de interés interbancario a un día. La situación no ha mejorado, y el banco ha anunciado compras de letras o deuda con menos de tres años de vencimiento para inyectar dinero en el mercado y evitar estos episodios. Estas operaciones serán de carácter temporal, pero generosas. La Fed comprará 40.000 millones de dólares “y pueden permanecer elevadas durante unos meses para aliviar las presiones previstas a corto plazo en el mercado monetario, tras lo cual esperamos que las compras disminuyan, por lo que el ritmo real dependerá de las condiciones del mercado”, señaló Powell en la rueda de prensa.

Discrepancia con el BCE

Las perspectivas de que la zona euro pudiera bajar el precio del dinero en 2026 no han sido muy vehementes, pero ahora prácticamente han desaparecido del escenario, y el mercado de futuros da ya una leve probabilidad (una entre cinco) a que se produzca alguna subida antes del verano. La divergencia a ambos lados del Atlántico promete ser uno de los temas críticos para los mercados en 2026, y ya se ha llevado el euro a las proximidades de los 1,17 dólares.

Sobre la firma

Nuño Rodrigo
(Barcelona, 1975) es subdirector de Cinco Días. Licenciado en Economía por la UAM, inició su carrera en CincoDías en 1998, especializándose en información financiera. Ha sido responsable de Mercados, de la edición Fin de semana y de la sección Cinco Sentidos. Redactor jefe a partir de 2007, de 2011 a 2021 se ocupó de la edición digital.
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