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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El automóvil chino se precipita hacia el canto de sirena de los chips

Desarrollar semiconductores de forma interna es un camino arriesgado y largo, pero muy tentador

Los fabricantes de automóviles chinos compiten por desarrollar de forma interna semiconductores para la conducción inteligente. Es un camino arriesgado, pero incluso la remota posibilidad de obtener enormes beneficios puede resultar demasiado tentadora como para ignorarla.

Solo unas pocas empresas en todo el mundo han logrado diseñar con éxito sus propios chips. Las complejidades tecnológicas (los procesadores actuales tienen miles de millones de transistores) y los astronómicos costes hacen que la mayoría de las empresas simplemente compren a especialistas como Nvidia o Qualcomm, que ofrecen componentes listos para usar, o licencias de diseños existentes de Arm.

Entre los fabricantes de teléfonos inteligentes, solo unos pocos, liderados por los gigantes Apple, Huawei y Samsung, han tenido éxito tras años de fuertes inversiones. En parte gracias a su integración vertical, la empresa dirigida por Tim Cook presume de un margen bruto del 40% para su iPhone, según Visible Alpha.

Es una hazaña formidable que Nio, con un valor de 16.000 millones de dólares (14.000 millones de euros), haya presentado este año modelos con chips de IA para conducción inteligente desarrollados por la propia empresa. Su rival Xpeng también presentó el año pasado su propio procesador avanzado de sistema de asistencia al conductor para sus coches, mientras Li Auto y BYD tienen ambiciones similares.

Las razones para hacerlo son convincentes. Desarrollar chips junto con software como el SkyOs de Nio facilita el diseño y la actualización continua de un sistema coherente y eficiente que aprovecha al máximo la potencia de cálculo del hardware, especialmente en el caso de una tecnología incierta que sigue evolucionando rápidamente.

Además, las operaciones internas pueden reforzar las frágiles cadenas de suministro: las interrupciones provocadas por la covid hicieron que, incluso en 2022, los fabricantes chinos se enfrentaran a esperas de hasta un año para obtener semiconductores. Hoy en día, los controles y sanciones a la exportación de Washington también suponen un riesgo para las empresas chinas.

Pero el argumento financiero es más difícil de justificar, porque la externalización es simplemente más barata y más eficiente. El desarrollo de un chip puede llevar cinco años o más, según la consultora AlixPartners. Y requerirá la contratación de miles de ingenieros. El equipo de conducción inteligente de BYD, por ejemplo, ha crecido hasta más de 4.000 personas que se ocupan tanto del software como del hardware. Los analistas de Bernstein estiman que solo los fabricantes de automóviles con una producción anual superior a 1,5 millones de vehículos tienen alguna posibilidad de fabricar chips internos más rentables que los que compran a Nvidia o a Horizon Robotics, con sede en Pekín.

Eso es un mal presagio para marcas más pequeñas como Nio. El grupo está en camino de vender alrededor de 350.000 coches este año, según Visible Alpha, con unas pérdidas operativas de casi 2000 millones de dólares (1.700 millones de euros). No se espera que fabrique más de un millón de vehículos al año durante esta década. Mientras, sus gastos anuales en I+D se han quintuplicado desde 2020 hasta alcanzar los 1.800 millones (1.500 millones), y representaron una quinta parte de su facturación en 2024. La semana pasada, la empresa anunció que vendería acciones para recaudar 1.000 millones (850 millones) destinados, entre otras cosas, a la tecnología de los coches inteligentes.

Eso no es suficiente. El fabricante de teléfonos móviles y coches Xiaomi dice que invertirá al menos 50.000 millones de yuanes (6.000 millones de euros) durante la próxima década para desarrollar sus propios chips. Para las marcas de automóviles chinas y sus inversores, pasará mucho tiempo, si es que alguna vez llega a suceder, antes de que vean algún beneficio.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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