La economía, la gran perdedora de la batalla Trump-Powell
No debería olvidar el presidente estadounidense que uno de los factores que le aupó al poder fueron los precios disparados


Donald Trump volvió a la Casa Blanca clamando por recortes de tipos y, seis meses después de reinstalarse, sigue en sus trece. Su enfrentamiento con el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha alcanzado cotas sin precedentes: aunque ya había insinuado alguna vez la posibilidad de despedirle, la semana pasada lo planteó directamente a sus senadores, mientras aireaba, según el New York Times, una copia de su carta de despido. Todo ello hizo agitarse, de nuevo, a los mercados.
A pesar de que fuera él quien lo nominó al cargo –cuestión que omite en un ejercicio de amnesia voluntaria– el presidente estadounidense mantiene una particular cruzada contra el presidente de la Fed, a quien llama El Tardón Powell o, directamente, califica de “estúpido”. Trump defiende públicamente que podría hacer mejor el trabajo del máximo responsable de la política monetaria y le ataca por no insuflar aire a la economía con bajadas de tipos.
La realidad, sin embargo, es que uno de los factores que más está contribuyendo a que los tipos no bajen –nunca tanto como él querría: hasta tres puntos que no pasan por la cabeza de ningún analista– es el propio Trump con sus políticas comerciales e inflacionistas y sus constantes vaivenes. Por lo pronto, la inflación subió en junio hasta el 2,7%, lejos aún del objetivo del 2% de la Fed. Trump, ajeno a los datos, declaró: “Los precios al consumo están bajos. Bajen los tipos de la Fed, ¡¡¡ya!!!”.
El populismo tiene la capacidad de forzar la mano de lo racional, y acabar imponiéndose en las urnas a pesar de todo, pero hay un cliente que es más difícil de convencer: los mercados. No es baladí que estos lleven meses castigando a la moneda estadounidense o que, ante algunos arranques de Trump, reaccionen con agresividad (a altura, todo sea dicho, del desplante) y castiguen a la deuda pública del país. El respeto a las instituciones y su independencia es un pilar fundamental de una democracia y de una economía sanas. Y los contantes agravios de Trump solo contribuyen a que Estados Unidos se aleje de estos calificativos.
No debería olvidar el presidente estadounidense que uno de los factores que le aupó al poder fueron los precios disparados, a pesar de que la actividad de su país mostraba una fortaleza inusitada. Nadie acaba con Gobiernos como la inflación, y la principal herramienta para controlarla es una política monetaria seria. Salvo injerencias, Powell acaba su mandato en mayo de 2026. La economía estadounidense –y mundial– agradecerán que su sustituto tenga todo esto en mente.