El nuevo jefe de Nissan traza una ruta más creíble
Alcanzar su objetivo de ventas será difícil, por los aranceles, pero el control de los costes le da más margen

Iván Espinosa está trazando una ruta audaz. El nuevo CEO de Nissan, que sustituyó a Makoto Uchida el mes pasado, está duplicando los recortes de empleo y los cierres de plantas previstos por su predecesor. Alcanzar su objetivo de ventas será difícil ante los aranceles, pero el control de los costes da más margen al fabricante de automóviles, valorado en 8.000 millones de dólares.
La tarea de Espinosa es urgente. Nissan informó ayer de unas pérdidas netas de 4.500 millones para el ejercicio que finalizó en marzo. Las fallidas negociaciones con Honda hicieron perder un tiempo precioso. Así que, además de reducir la plantilla en unos 20.000 empleados y el número de plantas de 17 a 10, Espinosa quiere recortar la proporción de su capacidad de producción inactiva del 30% actual a casi cero. Reasignará a 3.000 empleados para encontrar nuevas formas de reducir los costes y acelerar los ciclos de desarrollo.
En total, estima que el grupo puede reducir los costes operativos en 3.400 millones con respecto al año pasado. Anteriormente, Uchida había previsto reducir los costes en 2.700 millones con respecto a los gastos previstos para 2026: el nuevo plan de Espinosa supondría, en teoría, un ahorro de 3.700 millones con respecto a ese mismo punto de referencia, un 37,5% más que el plan anterior.
En cuanto a los ingresos, la previsión revisada de ventas de 3,25 millones de coches para el año que finaliza en marzo de 2026 es inferior a los 3,3 millones de unidades entregadas por Nissan en su último ejercicio fiscal. Pero también es ambiciosa: para alcanzar estas cifras, Nissan tendrá que mantener o aumentar las ventas en todos los mercados excepto en China, donde se ha resignado a una caída del 18%.
Esa es quizás la mayor debilidad del plan. Según nuestros cálculos, en los últimos cinco años Nissan ha incumplido en promedio su objetivo de ventas anuales en más de un 11%. Este año es aún más difícil confiar en las previsiones, ya que las perspectivas actuales no tienen en cuenta el impacto de los aranceles.
En el mayor mercado de Nissan, Estados Unidos, la empresa depende de las importaciones: el año pasado vendió allí unos 900.000 coches, pero solo fabricó unos 500.000 vehículos en el país. Los aranceles del 25% impuestos por Donald Trump obligarán a Nissan a asumir los costes o a repercutirlos en los clientes, lo que perjudicará su competitividad. También podría minar la confianza de los consumidores.
Al menos, estos recortes más severos de Espinosa dan a Nissan un margen de maniobra adicional; la empresa calcula que le permitirán alcanzar el umbral de rentabilidad vendiendo 2,5 millones de coches, más de una quinta parte por debajo de su objetivo. Nissan está ahora, al menos, preparada para más baches en el camino.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías