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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los aranceles de Trump: nacionalismo económico mediante acuerdos comerciales bilaterales

El presidente de EE UU tiene razón al querer reducir el déficit comercial récord en bienes de 1,2 billones en 2024

Donald Trump y Xi Jinping en un encuentro bilateral en 2019.

El acuerdo en Ginebra suspende parte de los aranceles entre EE UU y China durante tres meses. Evita el colapso del comercio bilateral de 600.000 millones de dólares. EE UU reduce su arancel compensatorio al 30% y China al 10%. Ambas potencias establecen un mecanismo para acelerar las negociaciones. Pekín se ha comprometido a suprimir las barreras no arancelarias impuestas después del 2 de abril.

La cotización del dólar respecto a las divisas más potentes del mundo depende de variables macroeconómicas como el nivel de tipos de interés, crecimiento del PIB, inflación y diferencial de tipos. La tasa de fondos federales de la Reserva Federal es de 4,25-4,50%, la facilidad marginal de crédito del BCE 2,65%, la del Banco de Inglaterra 4,25%, China 1,4% y Japón 0,5%. Los principales bancos centrales iniciaron ciclos de recortes cuando se logró contener la inflación. Los diferenciales en intereses y crecimiento entre EEUU y las potencias reseñadas revalorizaron el dólar los últimos años. Pero en el primer trimestre de 2025 el PIB disminuyó un 0,3% a nivel interanual en EEUU. Aumentó un 1,4% en la UE, 0,4% en la eurozona, se estancó en el Reino Unido y Japón y subió 5,4% en China. Los últimos datos de inflación interanual (marzo o abril) son 2,4% en EEUU, 2,2% en la eurozona, 2,6% en el Reino Unido, 3,6% en Japón y -0,1% en China.

El 2 de abril Donald Trump anunció aranceles de una magnitud y alcance sin precedentes desde la ley Smoot-Hawley de 1930. Aplicó un 10% a las exportaciones de casi todos los productos. Había ya cargado con un 25% las ventas de acero y aluminio de todos los países, un 25% sobre los automóviles de Japón y la UE, y un 20% adicional sobre las exportaciones chinas. Los más contundentes fueron los denominados compensatorios: 46% a Vietnam, 36% a Tailandia, 34% a China, 30% a Sudáfrica, 26% a la India, 25% a Corea, 24% a Japón y 20% a la UE. Los países más afectados no tomaron represalias. Pero Pekín sí impuso aranceles del 34%. Washington elevó la tasa hasta 145%, que a su vez China ha fijado en 125%.

El desplome de las Bolsas, el ascenso del interés exigido por los inversores para comprar deuda de EE UU y la intervención del secretario del Tesoro, Scott Bessent, propiciaron una suspensión de los compensatorios hasta el 1 de julio. Pero el dólar se ha depreciado un 8,4% este año respecto a una cesta de las principales divisas. En abril perdió más del 5% de su valor frente al euro. Goldman Sachs proyecta que en el próximo año el dólar se depreciará un 10% respecto al euro y 9% respecto a la libra esterlina y el yen.

Sellar acuerdos comerciales, aunque sean parciales, hasta el 1 de julio determinará si el nacionalismo económico de Trump puede tener éxito. El que se ha pactado con el Reino Unido comportará más acceso para productos agrícolas de ambas potencias y bajada drástica de aranceles sobre vehículos del Reino Unido. India, Japón, Italia, Canadá, Corea, Australia, Taiwán y Vietnam están dialogando con EE UU a alto nivel o han expresado el deseo de hacerlo. Junto con México son siete de los nueve países con mayores superávits comerciales con EE UU. La Casa Blanca afirma que 75 países quieren negociar.

Entre 2017 y 2019, Trump impuso aranceles sobre 250.000 millones de dólares de exportaciones chinas. Xi Jinping no cumplió el acuerdo de 2020 que obligaba a su país a importar 200.000 millones en productos adicionales de EE UU en dos años. El fundamento de las nuevas medidas contra Pekín fue la declaración de emergencia nacional al alcanzar el superávit comercial de China 295.400 millones de dólares en 2024.

Trump continuará empleando el comercio como arma polifacética, aunque provoque turbulencias bursátiles, monetarias y comerciales en los próximos meses. Los Republicanos gozan de mayorías en ambas cámaras. Peter Navarro mantiene su férreo proteccionismo. Ahora comparten esta postura el secretario de Comercio, Howard Lutnick, el representante comercial, Jamieson Greer y el presidente del Consejo de Asesores Económicos, Stephen Miran. Creen que con aranceles conseguirán repatriación de producción industrial y mayor recaudación para poder disminuir impuestos. Barajan el concepto de arancel óptimo que Trump y Miran han cifrado en 20% y Lutnick en 10%. Los economistas tradicionales opinan que la pérdida de capacidad industrial se debe a regulaciones, fiscalidad, costes salariales y avance tecnológico.

Bessent y el director del Consejo Económico Nacional, Kevin Hassett, son los únicos moderados en el equipo económico del presidente. La Casa Blanca mantendrá una postura dura por varios motivos. Las exportaciones chinas a EE UU disminuyeron un 21% en abril. El acuerdo del viceprimer ministro, He Lifeng, con Bessent en Ginebra se explica porque Xi Jinping no ha podido formar un frente contra Washington. Cierran empresas chinas fabricantes de juguetes, muebles y textiles porque no encuentran mercados alternativos. Nomura pronostica que una guerra comercial provocaría la pérdida de 16 millones de empleos en China. En cambio, los 18.022 puntos del S&P y 20.538 del Nasdaq el 9 de mayo eran casi iguales a los del día después de la victoria de Trump.

El presidente modera su actuación cuando los consumidores expresan su disgusto. Por ello concedió excepciones para móviles, ordenadores y semiconductores. Asimismo, las asociaciones que públicamente han rechazado la política comercial de Trump son poderosas: la Cámara de Comercio de EE UU, Asociación Nacional de Manufacturas (NAM), Federación Nacional de Minoristas (NRF), Asociación Nacional de Restaurantes y seis del sector automovilístico. La NRF es la mayor asociación mundial de venta minorista, que engloba a grandes centros comerciales, supermercados y restaurantes. La venta minorista es el sector más grande de la economía privada, con 3,8 millones de establecimientos que generan 52 millones de empleos.

Trump tiene razón al querer reducir el déficit comercial récord en bienes de 1,2 billones en 2024. El envío desde China de precursores químicos para el fentanilo también es real. Las cadenas de producción se han debilitado también a raíz de covid, el enfrentamiento geopolítico entre Occidente y la alianza Rusia-China por la guerra de Ucrania y los ciberataques de Pekín y Moscú. El intento de reorientar el comercio para beneficiar a EE UU tiene su lógica. Trump se lo puede permitir porque el stock de inversión extranjera directa del mundo en EE UU alcanza 5,4 billones de dólares y se acrecentó en 227.000 millones en 2023.

Alexandre Muns es profesor en EAE Business School.

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