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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El plan de Trump para los minerales creará problemas mayores

Aumentar la producción en un mercado de 325.000 millones tiene sentido, pero abrir nuevas minas llevará décadas

Mina de cobre de Mutanda, en República Democrática de Congo.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está intentando descubrir nuevas formas de aumentar drásticamente la producción nacional de minerales críticos y dejar fuera a China. Pero es probable que su sondeo demuestre que, a diferencia de los fabricantes de semiconductores y automóviles, que pueden trasladar la fabricación a otros países para evitar los aranceles, abrir nuevas minas lleva décadas. Esto significa que Estados Unidos solo tendrá que encontrar nuevos proveedores en un mercado mundial de 325.000 millones de dólares.

La preocupación de Trump por la dependencia de Estados Unidos de las importaciones de minerales tiene cierta lógica. Aparte de metales como el cobre, que el país es capaz de producir internamente casi el 70% de sus necesidades anuales, depende en gran medida de países como China y Argentina para abastecerse de tierras raras, aluminio y cobalto. Estos elementos son esenciales para fabricar aviones de combate y redes eléctricas. En 2024, Estados Unidos produjo localmente metales y minerales por valor de 108.000 millones de dólares, muy por debajo de su demanda de 169.000 millones, según una estimación del Boston Consulting Group.

Sin embargo, los aranceles sólo impulsarán la producción local en cierta medida. A corto plazo, un nuevo gravamen a la importación inflará los precios de las materias primas, lo que incentivará a los productores estadounidenses a profundizar en sus minas existentes. Trump también podría reconocer el cobre como un mineral crítico que podría regalar a mineros como Freeport-McMoran un crédito fiscal del 10%.

Trump ha firmado una orden por la que ordena al secretario de Comercio, Howard Lutnick, que inicie una revisión de seguridad nacional en virtud de la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962. Esa es la misma ley que Trump utilizó en su primer mandato para imponer aranceles globales del 25% al acero y el aluminio y la que utilizó en febrero para iniciar una investigación sobre los aranceles al cobre. En un plazo de 180 días, Lutnick deberá informar al presidente de sus conclusiones, incluida la posibilidad de imponer aranceles.

La revisión evaluará las vulnerabilidades de EE UU para el procesamiento de todos los minerales críticos –incluidos el cobalto, el níquel y las 17 tierras raras, así como el uranio–, cómo los actores extranjeros podrían estar distorsionando los mercados y qué medidas podrían adoptarse para impulsar el suministro interno y el reciclaje, según la orden.

Pero la realidad es que la industria nacional local no tiene suministros suficientes de minerales para satisfacer la demanda actual. Desarrollar una mina lleva 29 años en Estados Unidos, en parte debido a las restrictivas regulaciones en torno a los permisos, según S&P Global.

Este retraso significa que Trump tiene dos opciones. Puede agilizar la aprobación de los permisos mineros y utilizar parte de las tierras federales del país para hacer el procesamiento minero, pero las operaciones de construcción aún podrían tardar años. La otra opción es encontrar nuevos proveedores. El reciente acuerdo sobre minerales de Trump con Ucrania ha puesto en marcha esa vía y está trabajando en otro con la República Democrática del Congo (RDC). Si lo consigue, Estados Unidos tendría acceso a la mayor reserva de cobalto del mundo, necesario para construir baterías de almacenamiento y turbinas de aviones.

Pero el acuerdo tiene truco. Gran parte del cobalto de la RDC se procesa y refina en China, que lleva años estrechando lazos con el país africano. Eso significa que Washington todavía no está cortando a China de la cadena de suministro. Trump y otros futuros presidentes estadounidenses también tendrán que lidiar con un entorno político inestable que podría dificultar las negociaciones para abastecerse de minerales. Con los retrasos de décadas en la apertura de nuevas minas y la dificultad de abastecerse de minerales de nuevos proveedores, la cura de Trump puede acabar causando más problemas de los que resuelve.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Pierre Lomba Leblanc, es responsabilidad de CincoDías.

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