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BREAKINGVIEWS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El proteccionismo de Trump hacia Hollywood es una peli de terror

Otros países pueden imponer, por ejemplo, un impuesto sobre las entradas para ver películas de EE UU o sobre servicios como Disney+

El actor Jon Voight, en un mítin de Trump en Washington, el 19 de enero, un día antes de su investidura.

¡Luces, cámara, impuestos! Donald Trump quiere imponer aranceles a las películas hechas fuera de EE UU. Otros países podrían tomar fácilmente represalias, lo que supondría un gran riesgo para una potencia exportadora.

A principios de año, Trump nombró a Jon Voight, Mel Gibson y Sylvester Stallone “embajadores especiales” de la “gran, pero muy atribulada” tierra de Hollywood. Voight ha expresado abiertamente lo que considera el daño que causan las producciones que abandonan la zona de Los Ángeles en busca de pastos más baratos.

La declaración de Trump de que quiere imponer un arancel del 100% a las películas “producidas en países extranjeros” recoge ese lamento de forma dramática. Que las producciones de Tinsel Town se queden en el país es un gran tema para las economías locales: según la Motion Picture Association, los estudios gastan 22 millones de dólares por cada rodaje en EE UU. Y las grandes superproducciones se están yendo al extranjero. Según Film­LA, en el primer trimestre se rodaron en Los Ángeles un 22% menos de días que en el mismo periodo de 2024. Pero se debe a una serie de factores. Los incendios alteraron los calendarios, los estudios siguen lidiando con el impacto de una huelga de actores y guionistas, y gigantes del streaming como HBO Max están recortando el gasto en contenidos.

La Casa Blanca dice que aún no se ha tomado ninguna decisión definitiva, ni siquiera sobre cómo se gravarían las tasas de importación. Una película puede escribirse en Los Ángeles, rodarse en Croacia y montarse en Nueva York.

El peligro mayor es que una industria debilitada se desestabilice por las medidas de represalia que se están intensificando entre EE UU y otros países. Entre 2017 y 2021, la venta mundial de entradas en taquilla se redujo a la mitad, hasta 21.000 millones, según la MPA. Aun así, superó con creces los ingresos en EE UU, que fueron de 4.500 millones. EE UU exporta tres veces más filmes de los que importa, y suponen el 6% de su superávit comercial en servicios. Si otros países imponen, por ejemplo, un impuesto sobre las entradas para ver películas de EE UU o sobre servicios como Disney+, ese negocio corre peligro. A medida que se extiende la guerra comercial, se perfila como una peli de terror para las verdaderas fortalezas comerciales del país.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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