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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Tesla va hacia un accidente por un cambio de carril

Variar el rumbo cuando se conduce a gran velocidad ya es bastante difícil sin un conductor distraído

El CEO de Tesla, Elon Musk, subiendo al Air Force One con Donald TRump, en Morristown (Nueva Jersey, EE UU), el 22 de marzo.

Es fácil olvidar lo inexpugnable que parecía la posición de Tesla en el pasado. Para una acción que cotiza a 82 veces las ganancias previstas para los próximos 12 meses, según LSEG, los resultados reales podrían parecer superfluos. El exitoso negocio de almacenamiento de energía sigue mejorando y ya ha superado antes contratiempos difíciles. Pero los resultados revelados el martes son demasiado espantosos como para ignorarlos.

Las entregas cayeron un 13% en el primer trimestre con respecto al año anterior, y las ventas del Cybertruck bajaron un 61% desde su máximo, tras solo cinco trimestres en el mercado, según Cox Automotive. Los ingresos del negocio principal de automoción se hundieron un 2%. Tras ajustar las ventas de créditos regulatorios, el margen bruto de la división, del 12,5%, está ahora en menos de la mitad del 30% generado hace tres años. Recortar a la mitad los gastos de capital es una mala señal para una firma con planes tan ambiciosos y caros.

Como a Elon Musk le gusta decir a los trabajadores cuyos empleos está tratando de recortar, Tesla está en una encrucijada. Ha ralentizado el desarrollo de un coche realmente asequible, de 25.000 dólares, y ha dado prioridad a una versión inferior del superventas Model Y, que ahora podría retrasarse. Para mantener la rentabilidad bruta, el ahorro del 20% sobre los costes actuales que se ha planteado supondría un precio de 32.000 dólares. Pero el margen operativo del 2,1% de Tesla en el último trimestre es la mitad del nivel en el que los analistas de Morgan Stanley estiman que el negocio automovilístico alcanza el umbral de rentabilidad “en el mejor de los casos”.

En vez de coches para las masas, Musk persigue una conducción autónoma lo bastante sofisticada como para prescindir del volante. Es audaz, aunque razonable. Hacer coches es un negocio monótono, pero convertirlos en aparatos impulsados por software revolucionaría el sector de la misma manera que Apple con el iPhone.

Para lograr ese dominio hay que encontrar el punto óptimo entre las características, la asequibilidad y la habilidad para evitar distracciones o polarizantes controversias. Musk no ha demostrado capacidad para tal moderación. En los pocos meses que lleva asesorando a Donald Trump, ha logrado enfadar y marginar a los clientes actuales y potenciales, y la acción ha caído un 40% este año. Musk también dedica tiempo a viajes espaciales, redes sociales, IA o implantes cerebrales. El martes prometió que volvería a centrarse en Tesla, pero sin abandonar del todo sus otros compromisos. Cambiar de carril cuando se conduce a gran velocidad ya es bastante difícil sin un conductor distraído.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías


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