Los mercados de EE UU sufren una triple amenaza
La guerra comercial, los recortes fiscales y la presión sobre la Fed preocupan a los inversores

La venta masiva de acciones de EE UU, bonos del Estado a largo plazo y dólares se remonta claramente a las decisiones de Donald Trump, que generan tres preocupaciones: que una guerra comercial afecte a las empresas y desestabilice el papel de EE UU en el mundo; que un plan de recortes fiscales de 4,5 billones de dólares pueda disparar un déficit ya histórico; y que la presión sobre el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, pueda distorsionar la política monetaria.
Los inversores se están lanzando a por la deuda de EE UU a corto plazo, lo que podría ser una señal de reticencia a asumir el riesgo de erráticos cambios políticos. Y el efectivo se está desplazando hacia activos no estadounidenses a medida que el dólar se desploma.
Tiene cierto sentido. Los efectos de los aranceles tardan en reflejarse en los datos económicos, pero ya se vislumbran. Las exportaciones de Corea del Sur a EE UU cayeron un 14% en los primeros 20 días de este mes con respecto al año anterior, con especial daño en el motor.
El presidente culpa a Powell, pero es poco probable que este tome medidas, ya que las expectativas de inflación del público se sitúan muy por encima del objetivo de la Fed. Trump ha barajado la posibilidad de despedirle, en una maniobra de dudosa legalidad que pondría en peligro la independencia que garantiza la credibilidad del banco central, aunque asesores como el secretario del Tesoro, Scott Bessent, se han opuesto a ello, informa The Wall Street Journal. Pero, aunque ese pilar de la gestión económica se mantenga intacto, los republicanos siguen presionando para conseguir gigantescos recortes fiscales, justo cuando el déficit presupuestario de EE UU se ha ampliado hasta alcanzar la cifra casi récord de 1,3 billones en los seis meses desde octubre.
Se está negociando para frenar el déficit mediante recortes del gasto o un aumento de los ingresos. Pero EE UU mantiene su despilfarro fiscal gracias a los inversores internacionales que consideran los bonos del Tesoro como el activo sin riesgo del mundo. Si exigen una prima de riesgo significativa, financiar una deuda nacional de 36,6 billones podría resultar muy caro. Con Trump presionando para flexibilizar la política monetaria y el déficit avanzando potencialmente en la dirección equivocada, la incertidumbre no hace más que aumentar.
Pese al pesimismo, los mercados de capitales de EE UU siguen sin tener un sustituto claro. Una transición ordenada cuando termine el mandato de Powell en 2026 podría suavizar las fricciones institucionales. Y los acuerdos comerciales para reducir los aranceles podrían paliar lo peor del daño económico. Pero las grietas que se van abriendo lentamente apuntan a debilidades que podrían estallar si alguna medida política llega a un punto crítico.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías