Las fusiones en EE UU siguen en apuros
El bloqueo judicial a una operación en el sector minorista sugiere que el cambio en la Casa Blanca puede no ser tan favorable a las combinaciones como se espera
Los banqueros de fusiones se despiden con alegría de Joe Biden. Pero la decisión de un juez de bloquear la adquisición de los supermercados Albertsons por parte de Kroger, por 25.000 millones de dólares, sugiere que se están adelantando.
En febrero, casi dos años después de que se anunciara la operación, la Comisión Federal de Comercio de EE UU demandó para bloquearla. Aunque es un caso más bien sencillo en el que están implicados dos rivales directos, la jefa de la agencia, Lina Khan, lo usó para aplicar novedosas teorías antimonopolio. Argumentó que otros tipos de vendedores de alimentos frescos no son auténticos rivales y que la unión podría perjudicar a los trabajadores sindicados.
La crítica general a Khan y a su homólogo del Departamento de Justicia, Jonathan Kanter, es que su agresivo enfoque hace que se pierdan juicios o complica otros que de otro modo podrían ganarse. Los jueces atados a décadas de precedentes legales son un obstáculo; de hecho, al presentar casos y perderlos, los policías de la competencia se arriesgan a inscribir fallos en la jurisprudencia.
Este argumento no se ha sostenido. En la aplastante victoria de la FTC contra los fabricantes de bolsos Tapestry y Capri en octubre, el tribunal llegó a citar casos que los litigantes habían perdido, y se aferró a una controvertida reescritura de 2023 de las normas sobre fusiones. El dictamen sobre Kroger afirma de forma similar las nuevas directrices, deja de lado las decisiones anteriores y se queda cerca de respaldar la idea de que perjudicar al mercado laboral basta para anular un acuerdo.
Nada de esto importará si la Administración entrante no interpone demandas. Hasta noviembre, ha habido 3,2 billones de dólares de actividad en el mundo, un 16% más que en el mismo momento de 2023, pero un 14% menos que en 2019, según Dealogic. Las valoraciones de las boutiques de asesoramiento, incluida PJT Partners, saltaron tras las elecciones presidenciales. Es razonable, hasta cierto punto. Los republicanos construyeron el consenso de décadas antes de que Biden asumiera el cargo. Y la FTC incluye a miembros de ambos partidos, que votaron unánimemente en casos como el de Tapestry. El primer mandato de Trump tampoco fue un laissez-faire sin límites; en todo caso, ha habido cierta continuidad.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías