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A fondo
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

‘Nearshoring’, punta de lanza para la inmologística con Iberia en el epicentro

España y Portugal tienen una oportunidad para ser eje central para la producción y distribución entre Europa, América y África

Puerto Seco de Antequera (Málaga).
Puerto Seco de Antequera (Málaga).Garcia-Santos (El Pais)

Los últimos cuatro años han estado marcados por diferentes cisnes negros que han puesto en jaque la cadena de suministro global, evidenciando su fragilidad. Esto, unido a los retos medioambientales y sociales que están transformando nuestro modelo económico, ha propiciado un creciente debate sobre si la globalización, tal y como la conocemos, está obsoleta o si quizá debiéramos modificar la forma en la que lo entendemos.

Ante esta situación, el término nearshoring ha emergido como una de las principales tendencias entre fabricantes, distribuidores y demás actores implicados en la cadena de suministro. Como su propio nombre indica, la clave de este fenómeno de recolocación reside en la proximidad geográfica, que ayuda a optimizar el tiempo de transporte y que tiene un efecto directo en las regiones donde se genera la actividad de nuevo, promoviendo una mayor eficiencia y reduciendo la huella que un sistema de suministro deslocalizado genera.

Esta apuesta va ganando adeptos, en un contexto marcado por las tensiones geopolíticas y regulaciones proteccionistas, donde la emergencia climática y los criterios ASG son clave en la inversión y viabilidad de una gran variedad de proyectos. Aún más si tenemos en cuenta el reciente informe presentado por Mario Draghi –El futuro de la competitividad de Europa–, donde advierte del riesgo que corre Europa de convertirse en un museo industrial si no se toman medidas. Ante esta alarmante pérdida de competitividad que estamos viviendo en la UE, debemos tener en cuenta que esta tendencia, además de ayudar a mitigar los riesgos asociados al marco político internacional y medioambiental, tiene una repercusión directa en la sociedad en la que vivimos, y donde el sector de la inmologística tiene un papel especialmente relevante.

A este respecto, la relocalización de actividades productivas está impulsando el sector inmologístico europeo, especialmente en regiones que gozan de ventajas estratégicas, como es el caso de la península Ibérica. España y Portugal tienen la oportunidad de capitalizar esta tendencia, dada su privilegiada ubicación geográfica, y son un importante nexo entre tres continentes. Además, sus sólidos vínculos comerciales y la disponibilidad de profesionales altamente cualificados los posicionan como un punto neurálgico para la redistribución de actividades productivas hacia el continente europeo.

Todo esto produce un aumento de la demanda de instalaciones industriales y logísticas adecuadas a las nuevas necesidades de dichas empresas, aportando un mayor valor añadido. En este sentido, es muy probable que la demanda evolucione hacia inmuebles con producción y logística integrada capaces de sostener una mayor actividad.

Entre los principales sectores que están en el punto de mira, la automoción, que además vive un momento de redefinición de su modelo productivo, sigue siendo un motor económico en la región, con grandes fabricantes que ya cuentan con una fuerte presencia en España. Sin embargo, más allá de esta industria, el auge del sector tecnológico y de innovación, como es el caso de los centros de datos, está generando una demanda creciente de inmuebles industriales. Este último ejemplo es especialmente relevante, más si tenemos en cuenta que la potencia instalada se multiplicará por seis en 2026, posicionando a España como hub digital del sur de Europa.

Por otro lado, no debemos olvidar que España también cuenta con una ventaja competitiva frente a otros países europeos en la generación de electricidad renovable, debido a los recursos naturales y la capacidad tecnológica de la región. De hecho, según la consultora EY, España ocupa la segunda posición mundial –solo por detrás de Alemania– en acuerdos de compraventa de energía (PPA) para empresas,

En cuanto a otras industrias con potencial de aumentar su producción en España, cabe resaltar el sector textil –donde contamos con actores relevantes a nivel mundial–, y el farmacéutico y biotecnológico. Y, es que, en este último caso, la industria ha aumentado un 25,8% el peso de su plantilla desde 2017, mostrando interés en establecer plantas de producción en un entorno con personal altamente cualificado, infraestructuras adecuadas y conexión logística por tierra mar y aire.

Si algo hemos aprendido en los últimos años –tanto en Europa, como Estados Unidos– es la importancia de recuperar la autonomía estratégica en sectores críticos. Algo que, además, es crucial para poder garantizar cadenas de suministro más responsables, que ayuden a mitigar la realidad de emergencia climática a la que nos enfrentamos.

Ante esta situación, España y Portugal tienen ante sí una oportunidad sin precedentes para convertir Iberia en un eje central para la producción y distribución entre Europa, América y África. Para ello, las instituciones públicas y los principales actores implicados deben trabajar conjuntamente para poder desarrollar las infraestructuras necesarias que puedan sostener dicha actividad y que, a su vez, aumenten el atractivo de Iberia para posibles inversores y grandes corporaciones. Es una carrera de fondo, donde no hay lugar para enfoques cortoplacistas, y en la que el sector de la inmologística jugará un papel fundamental.

Marco Galbusera es director general de ELCP


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