Hey, equipo: la debilidad del empleo significa volver a la oficina
Los empleados aprecian cada vez más las ventajas del teletrabajo, mientras los directivos están frustrados
En cuanto al lugar de trabajo, los jefes son de Marte y los empleados de Venus. Los planetas, brevemente alineados, chocan ahora. Los empleados aprecian cada vez más las ventajas de evitar los desplazamientos, mientras que los directivos se sienten cada vez más frustrados por los inconvenientes de hacer las tareas a distancia. Esta tensión está provocando renuncias y recriminaciones, pero la debilidad de los mercados laborales crea una mayor atracción gravitatoria de vuelta a la oficina.
El traumático y trágico brote de covid provocó un cambio sísmico en la forma de trabajar. En 2019, los trabajadores estadounidenses que ganaban más de 20.000 dólares trabajaban desde casa menos del 8% del tiempo, según encuestas de WFH Research. En mayo de 2020, la proporción se disparó al 62%. Desde entonces se ha estabilizado en casi el 30%, o algo menos de dos días por semana laboral. La media mundial es aproximadamente la misma, según el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD).
En total, unos 100 millones de personas en Europa y Norteamérica trabajan con un horario híbrido. En general, les encanta la flexibilidad, no se sienten menos productivos por ello y les gustaría mantenerla. Los empresarios están menos convencidos. Preocupados por las caras y vacías oficinas, el deterioro de la cultura empresarial y el descenso de la productividad, o simplemente por la pérdida de control sobre la mano de obra, muchos de ellos están restringiendo o eliminando por completo las políticas de trabajo desde casa.
La desconexión podría tener efectos duraderos. Para el personal, la principal contrapartida está clara: menos tiempo de desplazamiento significa más en el trabajo. Un estudio entre más de 10.000 empleados cualificados de HCL Technologies, un proveedor indio de servicios informáticos que pasó a trabajar totalmente a distancia durante la pandemia, concluyó que trabajaban más horas, en gran medida porque no tenían que ir a la oficina. Pero la misma investigación también descubrió que la productividad caía, porque los empleados pasaban más tiempo en llamadas y menos colaborando con sus compañeros y recibiendo formación. Para los jefes, el mayor riesgo es que ordenar a los empleados que vuelvan a la oficina provoque su marcha. Según los académicos Nicholas Bloom, Ruobing Han y James Liang, el trabajo híbrido en el portal chino de viajes Trip.com redujo en un tercio el número de renuncias. El riesgo de fuga puede estar bajando debido al debilitamiento de los mercados laborales, pero retener a trabajadores descontentos por el desmantelamiento de una estructura que aprecian también es peligroso para la cultura.
Algunas empresas han decidido que los beneficios compensan los costes. Fieles a su reputación de hacer trabajar duro a los trabajadores, a cambio de abultadas nóminas, bancos de EE UU como Goldman Sachs y JP Morgan devolvieron hace tiempo a los altos cargos a la oficina. Más allá de los servicios financieros, el fabricante de ordenadores Dell y el minorista Walmart son algunos de los que exigen que el personal corporativo trabaje in situ. Incluso Zoom Video Communications, el proveedor de videoconferencias que es prácticamente sinónimo de trabajo a distancia, pidió a los empleados que viven a menos de 80 kilómetros de la oficina que se presentaran allí dos veces por semana. Thomson Reuters, matriz de Breakingviews, exige a los empleados más veteranos que estén en la oficina tres días a la semana y a los júnior, dos. En el otro extremo del espectro, Yelp, el portal de opiniones sobre negocios, está totalmente en remoto desde 2022. Su CEO, Jeremy Stoppelman, calificó las oficinas de “tecnología heredada” y el trabajo híbrido de «infierno».
La última y más ruidosa salva se produjo en septiembre, cuando el jefe de Amazon, Andy Jassy, envió un memorando a toda la empresa que comenzaba con un “Ey, equipo”, antes de volverse decididamente menos jovial. Ordenó a los más de 350.000 empleados que volvieran a la oficina cinco días a la semana desde el año que viene. Algunos se indignaron. Aunque los trabajadores descontentos tienden a estar sobrerrepresentados en las encuestas, casi tres cuartos de los 2.500 entrevistados en el gigante por Blind, una red social profesional, dijeron estar valorando buscar trabajo en otro lugar tras la misiva. No son los únicos.
Según WFH Research, más de un tercio de los trabajadores de EE UU desearía trabajar a distancia, pero las empresas solo prevén permitirlo una media de dos días a la semana durante el próximo año. Fuera de Estados Unidos, a los empleados les gustaría trabajar unos dos días a la semana desde casa, mientras que las empresas prefieren que sea menos de uno, según el BERD.
El mercado laboral refleja este desajuste. En agosto, el porcentaje de ofertas de trabajo a distancia en Linkedin en Europa, Oriente Próximo y África había caído un 11% en comparación con un año antes. Pero el porcentaje de solicitantes de empleo a distancia creció casi un 17% en el mismo periodo. Alguien tiene que ceder. Los empleados parecen dispuestos a aceptar un salario más bajo a cambio de evitar la oficina a veces. El trabajador medio valora el trabajo desde casa dos o tres días a la semana en torno al 5% de su salario anual, aunque el BERD descubrió que las mujeres, los padres y quienes tienen que desplazarse más lejos lo valoran aún más. Los resultados sugieren que, además de reducir los gastos inmobiliarios, las empresas pueden ahorrar en sueldos. Y hacer más Zooms parece estar arrojando un resplandor positivo sobre algunos empleadores. En Yelp, por ejemplo, casi el 90% de la plantilla dijo que lo recomendaría como lugar de trabajo, según datos internos.
Pero muchos jefes se muestran escépticos. En su nota, Jassy decía: estar en la oficina hace “más fácil que nuestros compañeros aprendan, modelen, practiquen y refuercen nuestra cultura”. Y cuando los investigadores preguntaron a directivos de 24 países sobre el rendimiento de los trabajadores remotos en 2020, casi el 40% dijo que era peor que el de los que estaban en la oficina.
Los CEO que prefieren que sus empleados vuelvan cuentan con un aliado cada vez más poderoso: unos mercados de trabajo más débiles. Por ahora, las tasas de paro están históricamente bajas a ambos lados del Atlántico. Pero puede que no se mantengan así mucho más tiempo. En EE UU, el número de ofertas de empleo bajó un 14% entre enero y agosto, y las renuncias han alcanzado hace poco su nivel más bajo en cuatro años. Al tiempo, los directivos de las empresas de la zona euro prevén recortar plantilla por primera vez desde principios de 2021, según una encuesta de S&P Global.
Si cualquiera de los dos bloques entrara en recesión, el desempleo se dispararía de forma más significativa. Con menos empleados inclinados a renunciar, más deberían prepararse para su propia nota “Ey, equipo”.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías