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Claves
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las claves: los españoles siguen hablando alto, pero ahora ahorran un poco más

Los pensionistas, que, en vez de exclamar ‘carpe diem’ y vivir en el desenfreno de la tercera edad, prefieren guardar el dinero debajo del colchón (o en letras del Tesoro)

jubilacion pensiones
Un jubilado en la Alameda de Santiago de Compostela.ÓSCAR CORRAL
CINCO DÍAS

Los españoles tienen fama de hablar alto y ahorrar poco. Lo primero parece que sigue siendo cierto (no se conoce ninguna directiva de Bruselas destinada a unificar el volumen sonoro de las conversaciones). Lo segundo, en cambio, está modulándose, debido a que la renta disponible está desplazándose hacia los pensionistas, que, en vez de exclamar carpe diem y vivir en el desenfreno de la tercera edad, prefieren guardar el dinero debajo del colchón (o en letras del Tesoro), a fin de dejárselo en herencia a sus hijos y nietos. A veces lo invierten, eso sí, en ayudar a sus descendientes a comprar una vivienda.

También están aumentando los ingresos de los migrantes (que suelen tener sueldos bajos, que son los que más están subiendo, gracias al alza del SMI) y de las clases altas. En ambos casos consumen poco, en términos relativos: unos porque no pueden, y otros porque no lo necesitan. Esta tendencia a consumir menos dificulta la recuperación de la actividad, pero al menos es consistente con la sostenibilidad ambiental, que, en complejo equilibrio, se busca conseguir al mismo tiempo.

Las soluciones del Partido Popular al problema de la vivienda

El problema de la vivienda en España es complejo, y contiene tantas aristas como potenciales soluciones. Lo que está claro es que todo el mundo tiene un plan, y muchos pasan por aumentar la oferta. El presidente del Gobierno prometió cientos de miles de nuevas viviendas el año pasado, como quien vende churros.

El Partido Popular, por su parte, apunta a exenciones de impuestos para los propietarios que alquilen casas vacías y para quienes compren viviendas. Cuesta ver cómo esto último puede ayudar a bajar precios. No cuesta ver, sin embargo, por qué interesa a un partido beneficiar fiscalmente a los propietarios.

Alcanzado el ansiado objetivo de precios, a por los demás

La zona euro ha alcanzado, tres años después, el ansiado objetivo de inflación del 2% establecido por el Banco Central Europeo. Lograrlo no ha sido fácil: ha requerido que la institución presidida por Christine Lagarde haya emprendido la senda más agresiva de subida de tipos desde la creación del euro. Por el camino, la actividad económica se ha reducido hasta alcanzar un exiguo avance del 0,2% en septiembre. Llegado el barco a buen puerto –bueno, por correcto, no porque esté en buen estado– toca ahora ponerse con otros retos no menos importantes: la productividad, las exportaciones, el problema del envejecimiento o la guerra comercial que se cierne con China. Lagarde, al menos, puede decir que estos no están dentro de su mandato. A ella, por lo pronto, le toca bajar tipos.

No me preocupan las elecciones de EE UU. Conozco muy bien a ambos candidatos. Trump era el que nos presionaba para gastar más, y lo consiguió. Y también nos presionó sobre China, y creo que ahí acertó
Mark Rutte, próximo secretario general de la OTAN

El síndrome del culo de oficinista, o la inactivación de los glúteos...y de la vida

Los españoles pasan, según el Instituto Nacional de Estadística, una media de cinco horas y media al día sentados. Para aquellos cuyo trabajo consiste en teclear en un ordenador, esta media asciende a unas ocho horas diarias. A la espera, claro, de la reducción de jornada, cuyos últimos flecos aún se están negociando después de nueve meses de intensas reuniones.

Y, en estas circunstancias, muchos de estos acaban sufriendo lo que se conoce como el síndrome del culo de oficinista, por el que los glúteos olvidan cómo activarse tras muchas horas sentados. Lo mismo pasa con la creatividad, o con la proactividad; con las ganas de leer, o con la energía para hacer deporte o para cocinar. Y así un largo etcétera.

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