El único temor de Nvidia, la falta de miedo
La bajada de las acciones del fabricante de chips, la tercera este año, tiene poco fundamento en la realidad industrial
Casi 300.000 millones de dólares en acciones de Nvidia se esfumaron el martes. Fue la tercera venta de acciones del fabricante de chips estadounidense en lo que va de año y, como las dos anteriores, tiene poco fundamento en la realidad. Lo más probable es que la volatilidad y los cambiantes datos económicos sigan afectando a sus acciones, pero el mayor riesgo podría llegar más adelante y venir de dentro.
Nvidia es uno de los mayores beneficiarios de la carrera por desarrollar la IA, ya que sus semiconductores y equipos se despliegan en centros de datos utilizados para entrenar y ejecutar sistemas de IA. Se espera que sus ingresos se dupliquen este año hasta rondar los 125.000 millones. Las perspectivas no han cambiado. Los grandes clientes siguen planeando gastar miles de millones en sus chips. Meta, por ejemplo, pretende aumentar aproximadamente un 50% su gasto global de capital este año, hasta 40.000 millones.
Todavía puede haber lugar para la decepción. Es posible que las tecnológicas no consigan monetizar sus iniciativas de IA lo suficiente como para justificar su inversión. Los planes para la IA abierta de Meta pueden convertirla en una mercancía. Pero tampoco ha cambiado nada. Hay amenazas más recientes: en EE UU se ha acelerado una investigación sobre si la compañía dio preferencias a empresas que utilizan solo sus productos. Intel llegó a un acuerdo por algo similar hace años. Este tipo de sanciones no suelen ser muy perjudiciales. La UE multó a Intel hace 15 años, en un caso que sigue abierto.
Si hay algo que debería preocupar a los inversores, hay que mirar más lejos, e Intel ofrece algunos presagios. Este antiguo gigante fue en su día líder a batir. Pero perdió su ventaja competitiva frente a TSMC y se perdió el cambio a los chips que alimentan los teléfonos móviles. Su acuerdo con EE UU facilitó las cosas a advenedizos como Nvidia. Pero en el fondo se trataba de un problema de autocomplacencia. Intel se aferró a lo que sabía durante más tiempo del que debería.
Ese tipo de riesgo es difícil de valorar en Bolsa, lo que probablemente significa que la mayoría de los inversores no lo están valorando en absoluto. Andy Grove, director ejecutivo de Intel justo antes del apogeo de la empresa, dijo que “sólo los paranoicos sobreviven”. Intel no le tomó la palabra, pero el jefe de Nvidia, Jensen Huang, sí puede hacerlo.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Pierre Lomba Leblanc, es responsabilidad de CincoDías.
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