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Análisis
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El futuro de la banca no está en los bancos, está en las empresas

El Banking-as-a-Service permite a todo tipo de compañías integrar funcionalidades financieras para sus clientes

Presentación de Apple Card.
Presentación de Apple Card.Apple

La transformación bancaria comenzó hace más de una década y, con ella, un proceso de digitalización e innovación que seguirá siendo una tendencia los próximos años. De hecho, un estudio de KPMG predice que “las fronteras tradicionales dentro de la industria de servicios financieros desaparecerán en 2030.” ¿Qué significa esto?

Si antes la actividad bancaria –un negocio muy lucrativo– solía pertenecer a los bancos, la tecnología ha derribado las barreras para que empresas de todo tipo puedan ofrecer servicios y productos bancarios. Naturalmente, las compañías tecnológicas del sector financiero son las primeras en ponerse al día: sistemas de gestión financiera como contabilidad, tesorería, gestión de gastos... pero las empresas de otro tipo de sectores no pueden negar el atractivo y el potencial aumento de ingresos que las finanzas integradas pueden aportar a sus aplicaciones y soft­ware. Insurtech (seguros), proptech (inmobiliario), HRtech (recursos humanos)... la lista es extensa. Porque empresas de todos los sectores están empezando a integrar servicios financieros y están cosechando los beneficios.

Hoy en día es posible que apenas hayamos empezado a vislumbrar lo que esto significa para la banca. ¿Qué significará para nosotros la banca y los bancos cuando dejemos por completo de visitar lugares físicos? Para muchos de nosotros, eso ya ha ocurrido: no recuerdo la última vez que visité mi banco. La actividad financiera, tradicionalmente destinada a los bancos, está empezando a tener lugar directamente en las aplicaciones que utilizamos a diario.

Es un mundo de oportunidades para las empresas tecnológicas, abierto de par en par para aprovecharlas. Sobre todo, las que son las primeras en innovar en su sector, o las primeras en hacerlo bien.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? En primer lugar, gracias al open banking. La banca abierta facilitó cosas que eran impensables hace apenas dos décadas. Esta ley obliga a los bancos europeos a facilitar el acceso a los datos de las cuentas, así como a iniciar pagos. Cualquier empresa que trabaje con una API (interfaz de programación de aplicaciones), como la mayoría de las empresas tecnológicas, puede utilizar el open banking para casos de uso como la agregación de cuentas o la gestión financiera.

Después, el open banking evolucionó y llegó el Banking-as-a-Service. Las empresas pueden utilizar proveedores BaaS para integrar funciones como cuentas y pagos en su propio producto. Incluso pueden emitir tarjetas con su propio logotipo. Cada vez está más claro que el futuro de la banca dependerá de las empresas y de cómo puedan aprovechar al máximo estas oportunidades para mejorar las experiencias de los consumidores.

Uno de los principales impulsores del cambio reside en concebir la infraestructura financiera como un servicio en sí misma, en lugar de un producto final. Esta idea simple, pero al mismo tiempo revolucionaria, es el punto de partida para el nacimiento de innumerables proyectos. Para entenderlo mejor, podemos fijarnos en algunos ejemplos paradigmáticos, como la tarjeta de crédito de Apple, o Uber Money, la división de Uber lanzada con el objetivo de gestionar el creciente negocio de servicios financieros de la compañía.

Ambos son ejemplos de lo que es en esencia el Banking-as-a-Service, o cómo una empresa puede ofrecer a terceros servicios bancarios a través de API. Sin embargo, el potencial del BaaS es mucho mayor, y podemos decir que existe una funcionalidad bancaria personalizada y única para cada empresa que, además, puede incorporarse e implementarse en cuestión de días. De hecho, la asombrosa reducción del tiempo de integración es una de las claves del éxito de las empresas líderes en BaaS.

El sector financiero tiene muchas capas de regulación. Los bancos dedican importantes recursos financieros a sus departamentos de cumplimiento normativo, así como a la evaluación de actividades sospechosas como el blanqueo de capitales, el fraude, el robo de identidades o las identidades sintéticas. Por eso, las mejores empresas de BaaS también tienen cubierta la parte de la regulación, como cualquier banco, para que las empresas que utilizan sus servicios no tengan que asumir ningún riesgo y puedan centrarse en desarrollar los mejores productos.

La gran revolución de la industria financiera está en marcha, y está llena de oportunidades para todos los actores: los bancos, que como principales agentes del sistema, promueven y se benefician de la innovación en el sector; las empresas, como catalizadores de la transformación al integrar funcionalidades financieras para sus clientes en su propia oferta; y las empresas de Banking-as-a-Service o finanzas integradas, como proveedores de la infraestructura necesaria para hacerlo posible.

Julia Turbany es VP de ventas de Swan

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