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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las amenazas para Alphabet aparecen en todas partes menos en su acción

Las demandas antimonopolio y las dudas sobre cómo rentabilizar la IA no se están poniendo en precio

El logo de Google en unas oficinas de la compañía en Manhattan (Nueva York).
El logo de Google en unas oficinas de la compañía en Manhattan (Nueva York).ANDREW KELLY (Reuters)

La acción de Alphabet está viéndose impulsada por el bombo de la inteligencia artificial, y una aparente disposición entre los inversores a ignorar lo inconveniente. La matriz de Google ha subido más de un tercio este año, lo que le ha proporcionado una capitalización de 1,5 billones de dólares, mientras los riesgos para su modelo de negocio aparecen en todas partes menos en su valoración.

La semana pasada surgió una nueva amenaza. Google podría haber engañado a los compradores de publicidad, según un informe de la empresa de datos Adalytics, que sugiere que algunos anuncios de clientes aparecían en webs de terceros en lugar de en YouTube, o en rincones difíciles de ver de webs con el sonido silenciado. Alphabet dice que el informe es inexacto. Pero no deja de ser un problema, si los grandes clientes intentan usarlo como excusa para exigir reembolsos, o simplemente trasladar más parte de su negocio a rivales como TikTok.

No ha sido suficiente para mover la acción de Alphabet. Pero el jefe, Sundar Pichai, tiene problemas mayores dirigidos a su segmento publicitario, que aportó casi el 80% de los 283.000 millones de ingresos en 2022. La Comisión Europea ha presentado una demanda por supuestas prácticas anticompetitivas que podrían obligarla a escindir su negocio de tecnología publicitaria o –teóricamente– hacerle pagar una multa de hasta el 10% de su línea superior anual. El caso podría prolongarse años, al igual que una demanda antimonopolio de los reguladores de EE UU. Pero las distracciones prolongadas no son buenas para una empresa que intenta adelantarse a los cambios tecnológicos radicales.

El mayor riesgo, sin embargo, es que la propia IA pueda resultar una amiga voluble. Las multimillonarias apuestas de Alphabet en IA generativa, que han disparado su valoración, podrían canibalizar los ingresos de su negocio tradicional de búsquedas si la empresa sigue adelante sin averiguar cómo monetizar sus funciones de búsqueda mejoradas. El hecho de que la acción de Alphabet hayan superado claramente al índice compuesto Nasdaq este año no deja mucho margen de error.

Los inversores tienen motivos para el optimismo debido a la sólida trayectoria de Alphabet. En las dos últimas décadas, el valor ha registrado una rentabilidad media anual del 23%. Google no es la única empresa animada por el entusiasmo de la IA: su valoración de 20 veces los beneficios futuros es inferior a la de Meta, que es de 22 veces, y a la de Microsoft, que es de 30. El peligro es que los inversores que buscan rentabilidad se centran en el resultado que quieren, no en el que obtendrán.

La fiebre del oro de la IA

Algunos rivales de Microsoft o Google apuestan por que startups más pequeñas puedan hacerse un hueco creando modelos de IA que imiten el habla humana. Aunque las empresas están ansiosas por aprovechar GPT4, respaldada por Microsoft, a muchas les pone nerviosas ceder valiosos datos de su propiedad. Este es uno de los motivos por los que el proveedor de servicios en la nube Data­bricks acordó el 26 de junio pagar 1.300 millones por la empresa de aprendizaje automático MosaicML, de dos años de antigüedad. La compra parece destinada a engrosar aún más la fiebre por los tesoros de la IA.

Databricks, no cotizada, ya ayuda a las empresas a gestionar sus datos, y afirma que la fusión permitirá a sus clientes crear y mantener sus propios modelos de IA, en lugar de entregar la información a las big tech. Databricks cree también que MosaicML ayudará a reducir el coste del entrenamiento de algoritmos de millones a miles de dólares.

Paga mucho por este potencial. El precio de compra es casi seis veces superior a los 222 millones en que se valoró MosaicML cuando captó capital a principios de este año, y un múltiplo aún mayor de los ingresos de dos dígitos de millones de dólares que genera la empresa, según una fuente cercana. Databricks espera que algo de ese polvo dorado se le pegue si sigue adelante con su esperada OPV.

La operación también beneficiará a otras empresas que venden picos y palas para la fiebre del oro de la IA, como Arm, diseñador de chips respaldado por SoftBank, que está preparando la que podría ser la mayor OPV de este año. El capital riesgo ya ha invertido miles de millones en empresas de IA este año. Según PitchBook, las valoraciones medias de las startups en fase inicial especializadas en IA generativa han crecido un 16% este año, pese a la caída de los precios de otras nuevas tecnológicas. El respaldo de Databricks parece persuadir a más buscadores de fortuna para sumarse a la fiebre.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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