El aguijonazo de la pandemia, y lo primero en la educación
La pandemia alteró poco el modelo de sociedad de Occidente
Los datos fríos, asépticos, dicen que la pandemia ayudó a aliviar un poco la factura de las pensiones en Europa: entre un 0,2% y un 0,3%, según el BCE. Poco, muy poco; y, en realidad, el efecto del Covid en las cuentas públicas y privadas del continente ni siquiera ha sido positivo, porque el frenazo a la actividad y el escudo público lanzado para contrarrestarlo han seguido incrementando el déficit y la deuda de los Estados. Así que ni siquiera desde el punto de vista deshumanizado de los números puede vérsele el lado bueno al coronavirus.
Tampoco la inmigración palía el descenso de la natalidad que está detrás del envejecimiento de la población. Pero ya no hay otras culturas, otros lugares en los que mirarse: incluso en África está descendiendo el ritmo de nacimientos. La pirámide poblacional global sigue teniendo forma de eso, de pirámide, aunque con una base más bien estrecha. El Estado del bienestar que ha caracterizado las últimas décadas parece abocarse a un cambio de paradigma. La forma de lo que viene está por ver. Y la pandemia solo ha sido un pequeño aguijonazo.
Los seguros, un sector que aún vive al margen de la disrupción de las ‘fintech’
En una época con tanta disrupción en el sector financiero, llama la atención que el de los seguros en particular esté tan estable. Las barreras de entrada en una industria tan establecida son altas, puesto que los ingresos de las compañías pueden multiplicarse exponencialmente si están bien invertidos, como bien sabe Warren Buffett. Y, salvo sustos como la pandemia, que ha afectado al cálculo de las pólizas de automóvil, sobre todo, es un negocio previsible y tranquilo. Bastante más que el de los sistemas de pago, muy dependientes del ciclo de consumo. El único fallo de las aseguradoras, de cara a la inversión, es que no hay chollos.
La competencia en las telecos depende de la perspectiva
La competencia en el sector de las telecos depende del cristal con que se mire: las operadoras ya establecidas, que aspiran a fusionarse con otras de su tamaño, se fijan en que el mercado de EE UU y el chino están mucho más concentrados. Las empresas en crecimiento, que aspiran a seguir así gracias a poder comprar baratos los descartes que se vean obligadas a hacer las grandes compañías para que Bruselas les de el visto bueno a sus fusiones, insisten más bien en el perjuicio al consumidor que supone, normalmente, la reducción de la competencia. Las patronales del sector han vuelto a pedir a la Comisión Europea que permita la existencia de un verdadero mercado único europeo en la industria. Y, de nuevo, que obligue a los gigantes de internet a repartir las ganancias.
La frase del día
Con nosotros, en algunas áreas en las que hay una necesidad de mano de obra a corto plazo, podríamos ver cómo aumenta el número de gente que viene. Pero a medio y largo plazo se reduciría, porque estaríamos formando a la gente en nuestro propio país
Anneliese Dodds, presidenta del Partido Laborista de Reino Unido
En educación y en la vida, lo primero es antes
Quizás el expediente X del paro juvenil tenga solución, después de todo. Las carencias formativas de los jóvenes que explican por qué las empresas tienen problemas para contratar personas aptas para muchos puestos, según una encuesta de KPMG, parecen tener que ver con la educación de base, la primaria y secundaria. Que los alumnos acaben optando por carreras más sencillas, a priori, como las de humanidades, frente a otras con más demanda de mano de obra, como las técnicas, puede deberse simplemente a que en la escuela sus maestros y profesores no tienen tiempo para dedicarles y explotar sus capacidades. Por muchas campañas que se hagan para fomentar ciertas disciplinas universitarias, lo primero es antes, como dice el actor José Sacristán.
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