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Análisis
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Qué hay detrás de la tendencia alcista del oro?

El repunte puede indicar una rápida caída de los tipos por debajo de la inflación en EE UU, una depreciación del dólar o incluso una crisis de deuda en el país

Un lingote de oro.
Un lingote de oro.Reuters

El oro vuelve a repuntar con fuerza y roza sus máximos históricos. Después de superar los 2.040 dólares el pasado 13 de abril, está cerca de la cima que alcanzó el 6 de agosto de 2020, cuando llegó a 2.063 dólares, y a la que también se aproximó en marzo de 2022. Ahora bien, en términos reales, el récord todavía está ciertamente lejos, ya que la inflación acumulada durante los tres últimos años es considerable. En cualquier caso, la tendencia alcista reciente es clara, sobre todo cuando se compara con su nivel de comienzos de 2019, que era inferior a 1.300 dólares. Tenemos, pues, una subida de casi el 50%.

El oro es un buen indicador para averiguar los próximos pasos de la economía, ya que reacciona a las condiciones monetarias con sutileza y anticipación a través de las posiciones tácticas o especulativas que toman los mercados financieros. A menudo, se aprecia a posteriori que estaba anunciando una crisis o movimientos importantes en la política monetaria. En 2008, por ejemplo, el oro se revalorizó claramente justo antes de la gran crisis financiera, cuando los bancos centrales subían sus tipos de interés. En 2011, cuando se registraron sus anteriores récords por encima de los 1.800 dólares –es decir, mucho más que en dólares actuales–, había desempeñado un papel de cobertura eficaz contra la rebaja de la calificación crediticia de Estados Unidos y la crisis del euro.

¿Qué puede anunciar, entonces, esta escalada actual?

En primer lugar, el repunte del oro podría significar que los tipos reales van a descender. Este metal precioso reacciona favorablemente ante los tipos reales negativos, es decir, cuando la inflación supera el nivel de los tipos de interés. Ciertamente, el mensaje es impreciso, ya que existen diversos indicadores de inflación en diferentes países y numerosas referencias sobre los tipos de interés (cortos, largos, actuales, previstos...). Sin embargo, considerados en su conjunto, los factores en cuestión son claros: el nivel general de inflación que se prevé dentro de unos meses en EE UU, si el oro tiene razón, aumentará su diferencial positivo con la media de los tipos de interés. Eso puede significar o bien que la inflación seguirá siendo elevada, incluso repuntará, con el mismo nivel de los tipos, o que los tipos de interés descenderán claramente y, sobre todo, más rápido que la inflación.

La última hipótesis es la preferida del mercado actualmente. Desde la quiebra de algunos bancos en marzo en EE UU, el mercado prevé fuertes recortes de los tipos de referencia por parte de la Reserva Federal (Fed) a partir de la segunda mitad de 2023. Implícitamente, eso significa fuertes temores de recesión, por otro lado confirmados por las actas de la última reunión de la Fed, donde se abordó esta hipótesis como escenario central.

Otro mensaje que podría estar lanzando esta escalada del oro es que el dólar va a depreciarse. Expresado en dólares, el precio del oro puede presentar una tendencia alcista con el fin de conservar su valor real si el billete verde cae. Eso es lo que está ocurriendo actualmente: el dólar cede terreno frente a una cesta de monedas internacionales desde el último trimestre de 2022. La razón de esta debilidad tiene que ver con la hipótesis que maneja el mercado sobre el nivel de los tipos de interés de referencia, a saber, que descenderán antes y con más fuerza en EE UU que en la mayoría de las regiones. Por ejemplo, el consenso no prevé ningún recorte de los tipos en la zona del euro en 2023, pero sí varios en EE UU, y lo mismo ocurre en el Reino Unido o Japón, donde el mercado se inclina incluso por una subida de tipos. En cuanto a China, resulta poco probable que recorte los tipos de interés ahora que la actividad está despuntando.

El último escenario plausible es una crisis de deuda en EE UU. Ya sea como consecuencia de la debilidad de los bancos regionales o los inmuebles terciarios, presionados en ambos casos por las alzas de los tipos, o, lo que sería más grave aún, a causa de un bloqueo político en relación con el techo de la deuda estadounidense, no resulta impensable que la calificación crediticia de EE UU se cuestione. Se tiene muy presente la rebaja de la calificación estadounidense del 5 de agosto de 2011, que provocó un terremoto durante ese verano y marcó la cúspide del anterior movimiento alcista del oro. Sin embargo, se observa justamente desde 2022 un aumento ininterrumpido del coste de las coberturas contra un impago de EE UU.

Aunque un impago real parece inimaginable, ya que sería suicida económicamente hablando, las tensiones en torno a la votación sobre la elevación del techo de la deuda podrían agravarse durante los próximos meses. En 2011, la agencia S&P justificó el recorte de la calificación con la siguiente declaración: “La rebaja de la calificación obedece a que, en nuestra opinión, se han erosionado la efectividad, la estabilidad y la previsibilidad de la política y las instituciones políticas”. ¿Se parece a la situación actual?

Nuestro viejo amigo el oro nos pone en guardia; escuchémosle. Afortunadamente, no escasean los activos de calidad, pero es necesario detectarlos y no comprarlos a cualquier precio.

Alexis Bienvenu es gestor de fondos de La Financière de l’Echiquier (LFDE)

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