La fusión SES-Intelsat puede generar más basura espacial
La combinación de ambas empresas de satélites tiene sentido, pero no resolvería sus problemas a largo plazo
Los satélites orbitales no pueden quedarse quietos. Ni tampoco las empresas que los fabrican, especialmente con sus gallinas de los huevos de oro tradicionales en declive. Por eso tiene sentido la posible unión de SES, con sede en Luxemburgo, e Intelsat, rival estadounidense. Sin embargo, con el tiempo podrían acabar convertidas en basura espacial.
SES, dirigida por Steve Collar, declaró el 29 de marzo que había iniciado conversaciones con Intelsat, que recientemente salió de una reestructuración conforme al Capítulo 11 [de quiebras]. La declaración respondía a un artículo previo de Bloomberg, según el cual la operación podría valorar las dos empresas en 10.000 millones de dólares, incluida la deuda.
El sector, fuertemente endeudado, se está concentrando rápidamente, y nadie quiere ser la última empresa en pie. Algunas fuentes de ingresos, como la televisión por satélite, están disminuyendo o apenas crecen. La adquisición por la californiana Viasat de su rival británica Inmarsat, por valor de 7.300 millones de dólares, obtuvo el 1 de marzo la aprobación provisional de la autoridad de competencia en Gran Bretaña. El año pasado, la francesa Eutelsat se hizo con la británica OneWeb.
El principal atractivo de un acuerdo entre SES e Intelsat es la posibilidad de compartir los costes de lanzamiento y desarrollo de los satélites. Los analistas de Credit Suisse estiman que el posible ahorro tendría un valor neto actual de casi 3.000 millones de dólares, aproximadamente el mismo que el valor actual de los fondos propios de SES.
El endeudamiento tampoco debería de ser un problema grave. Según los analistas de Deutsche Bank, la deuda neta inicial del dúo sería de unas 4 veces el ebitda combinado. Sin embargo, esta cifra se reduciría a menos de 2 veces el ebitda si se tiene en cuenta el dinero que ambas partes deben recibir del Gobierno de Estados Unidos a cambio de dejar libre espacio del espectro. En otras palabras, la operación podría crear mucho valor sin poner a prueba el balance del grupo combinado.
Pero ahí acaban las buenas noticias. Un obstáculo es que los reguladores antimonopolio examinarían de cerca cualquier fusión. SES e Intelsat son los principales operadores del mercado estadounidense de vídeo por satélite, y el nuevo grupo sería un importante proveedor de servicios por satélite para el Departamento de Defensa. SES se enfrenta al escrutinio adicional de Luxemburgo, que posee el 33% de sus derechos de voto.
Y un acuerdo dejaría intactos los problemas a largo plazo de las compañías. Ambas están presentes en el poco interesante mercado del vídeo por satélite, lo que significa que la combinación supondría doblar la apuesta por una tecnología antigua.
Podrían utilizar el ahorro de costes para invertir en nuevas áreas, como las constelaciones de órbita terrestre media, que proporcionan conexiones rápidas a internet en lugares de difícil acceso. Pero multimillonarios con hondos bolsillos como Elon Musk y Jeff Bezos aspiran a un mercado similar y han elegido la órbita baja para sus satélites. Un acuerdo entre SES e Intelsat podría tener sentido, pero no impediría necesariamente que acabaran siendo artefactos envejecidos en la carrera espacial.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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