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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La brecha de valoración transatlántica es ilusoria

Las diferencias entre las cotizaciones en EE UU y Europa se deben a las perspectivas de crecimiento

Bolsa de Nueva York.
Bolsa de Nueva York.Stephen Chernin (Getty Images)

Las empresas cotizadas en EE UU disfrutan de valoraciones más altas que las europeas. Pero eso no significa que los jefes descontentos de estas últimas deban cruzar el charco.

Es probable que Arm, el diseñador de chips británico propiedad del japonés SoftBank, aspire a recaudar al menos 8.000 millones de dólares con OPV este año, según fuentes cercanas. Arm ha dicho previamente que buscaría cotizar solo en EE UU, frustrando las esperanzas del Gobierno británico de que regrese a la Bolsa de Londres, que abandonó después de que SoftBank la comprara en 2016.

El grupo de materiales de construcción irlandés CRH dijo el día 2 que había llegado a la conclusión de que obtener una cotización primaria en EE UU traería mayores “oportunidades comerciales, operativas y de adquisición”, sin especificar qué significaba eso. Dará más datos el 26 de abril. Y el 14 de febrero, la casa de apuestas Flutter Entertainment, que cotiza en Londres, dijo que empezaría a preguntar a los accionistas si apoyarían una cotización secundaria en EE UU. La empresa declaró que su consejo de administración había llegado a la conclusión preliminar de que esta medida mejoraría su perfil en aquel país y le permitiría acceder a un mayor volumen de capital. El grupo, con sede en Irlanda, podría llegar a cotizar en EE UU, lo que sería un requisito previo para formar parte de los principales índices bursátiles que siguen los fondos de inversión pasiva.

La diferencia de valoración entre los índices estadounidenses y europeos es la mayor en décadas. Aunque ni CRH ni Flut­ter hicieran hincapié en este abismo, no puede haberles pasado desapercibido. El FT ha informado de que Shell se planteó brevemente una salida a Bolsa allí, en parte para obtener una valoración más alta.

Pero algunos sectores se salen de la tendencia. Las tecnológicas y sanitarias cotizan a múltiplos similares a ambos lados del Atlántico. El fabricante holandés de equipos para chips ASML cuenta incluso con una prima respecto a los grupos de semiconductores del S&P 500. Una de las implicaciones es que Arm no necesita ir hasta Nueva York para obtener una valoración decente. Otra es que la geografía por sí sola no explica la diferencia.

Tomemos el sector con el mayor descuento: consumo discrecional. Las empresas son muy diferentes. El correspondiente subíndice del S&P 500 incluye Amazon y Tesla, mientras que el europeo contiene BMW y LVMH. Las dos estadounidenses están aumentando sus beneficios por acción mucho más rápido, lo que justifica un múltiplo más alto. Los analistas también consideran que la misma métrica para las energéticas estadounidenses se reducirá más despacio que para las europeas, y que los bancos de EE UU superarán a los europeos.

Lo mismo ocurre con los índices más generales. Los miembros del S&P 500 aumentarán sus beneficios por acción a un ritmo anual del 11,1% en 2023-25, según Refinitiv Datastream, frente al 6,7% del Stoxx Europe 600 y el 3,8% del FTSE 100. Una forma de tener en cuenta estas cifras en las valoraciones es a través de la ratio PEG, o el múltiplo precio-beneficios dividido por la tasa de crecimiento. En el caso del S&P, que cotiza a 18,3 veces los beneficios de 2023, el PEG es de 1,7 veces. Lleva descuento respecto al Stoxx y el FTSE, según las tasas de crecimiento 2023-25. En otras palabras, el abismo de valor se invierte en realidad después de ajustar los beneficios estadounidenses al alza.

Así que lo que parece ser una brecha de valoración transatlántica puede ser en realidad una brecha de crecimiento. Tiene sentido. En igualdad de condiciones, una empresa con beneficios crecientes producirá más efectivo con el tiempo que otra con resultados estancados, lo que justifica un valor más alto.

El mayor dinamismo de las empresas de EE UU puede reflejar factores históricos como una demografía favorable y una cultura más emprendedora. En todo caso, es evidente que los planes de CRH se enmarcan en objetivos más amplios de obtener una mayor proporción del ebitda en EE UU y aprovechar las generosas subvenciones públicas. Las empresas europeas que estén pensando en seguir su ejemplo no deberían dar por sentado que pueden obtener múltiplos al estilo de EE UU simplemente cambiando el lugar de cotización de sus acciones.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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