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La tribuna de los fondos
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

‘Ricitos de oro’, ¿un escenario demasiado optimista?

Hay razones para ser positivos: se pueden encontrar activos de buena calidad con rentabilidades esperadas razonables

Jerome Powell, jefe de la Fed.
Jerome Powell, jefe de la Fed.JONATHAN ERNST (REUTERS)

Se preguntará usted qué es esto de ricitos de oro. Hago referencia a una expresión que proviene del cuento popular inglés Goldilocks and the three bears y que, trasladado al ámbito económico, expresa una situación en la que la economía se encontraría en un punto ideal de crecimiento, ni demasiado fuerte, ni demasiado débil.

Las características de esta situación ideal, en teoría, describen una economía en pleno empleo, con baja inflación, tipos de interés neutrales y un crecimiento económico ni muy alto, como para generar presiones inflacionistas, ni muy bajo, como para entrar en recesión. Como diría el cuento, growth.

Si bien aún nos encontramos lejos de contener la inflación y de tener tipos de interés neutrales, en este arranque de año el mercado asignó mayores probabilidades a este escenario de ricitos de oro. La tesis gira en torno a una inflación más manejable a finales de ejercicio, lo que dejaría margen a los bancos centrales para comenzar a reducir los tipos de interés e ir hacia una política monetaria neutral. Todo ello, con una economía que aguanta lo suficiente bien como para evitar la recesión y donde el mercado laboral no se estresaría demasiado. Un entorno, a priori, positivo para los mercados. Ni frío, ni calor.

En línea con estas proyecciones, es sugerente la evolución en el discurso de Jerome Powell desde agosto hasta ahora. En agosto, Powell hablaba de la necesidad de incurrir en cierto daño para familias y empresas y proyectó una política monetaria lo suficientemente restrictiva para debilitar la economía y doblegar la inflación.

En su última reunión, Powell valoró positivamente que la desinflación haya comenzado sin dañar el mercado laboral ni la economía. De seguir en esta línea, podríamos acercarnos a esa situación más equilibrada entre inflación y crecimiento, aunque realmente Powell no hizo guiños en cuanto a posibles bajadas de tipos futuras.

El mercado se quedó con la parte que le interesaba, y el año arrancó con uno de los mejores eneros que se recuerdan, tanto para la renta variable como para la renta fija. Es llamativo que las mayores subidas se dieron en aquellos activos más castigados el año pasado, es decir, aquellos que tienen más sensibilidad a las subidas de tipos de interés –en renta variable, las compañías growth y en renta fija, la deuda con vencimientos más largos–.

En renta fija, por ejemplo, la TIR del bono estadounidense a 10 años pasó de cotizar con una rentabilidad del 3,87% a inicios de año hasta niveles del 3,40% los primeros días de febrero, lo que impulsó una subida por encima del 4% en un único mes.

Pero ¿puede que los inversores estuvieran descontando un escenario demasiado optimista? La realidad es que contamos con fuerzas que nos invitan a ser más prudentes. Centrándonos en Estados Unidos, el mercado laboral se encuentra en pleno empleo y, aun así, las empresas continúan demandando más trabajadores. Es difícil imaginar que un mercado de trabajo tan fuerte sea compatible con caídas en los salarios, lo que tendría un impacto negativo en la inflación de forma más estructural.

Además, en las últimas semanas hemos conocido tres indicadores que han reforzado este discurso de que la economía y el mercado laboral estadounidenses siguen muy fuertes. En primer lugar, el último informe de trabajo mostró una creación de empleo récord en enero, con 517.000 nuevos puestos, la mayoría de ellos en el sector servicios. También el último dato de inflación dio señales de cierto estancamiento en la caída, presionado al alza por el incremento en el precio de los alquileres y, en este caso, también por los servicios. Por último, hemos asistido a un fuerte incremento del consumo, medido a través de las ventas minoristas, lo que suena poco compatible con un enfriamiento de la actividad.

En estos momentos los buenos datos económicos se leen en negativo por parte del inversor, y esto ha vuelto a deteriorar el sentimiento de los mercados. Sin embargo, el comportamiento por clase de activo ha sido muy dispar esta vez.

La peor parte se la ha llevado la renta fija, sobre todo la que tiene más duración. Las curvas de tipos han vuelto a poner en precio una política monetaria restrictiva durante más tiempo y ahora encontramos la TIR del bono estadounidense a 10 años en niveles superiores al arranque de año, cerca del 4%. En Europa también hemos visto ese movimiento a alza de la mano del incremento de las expectativas de inflación. La referencia alemana a 10 años ha pasado de cotizar alrededor del 2% al 2,70% durante el mes de febrero.

Por el contrario, la renta variable ha aguantado razonablemente bien, especialmente en Europa. Llama la atención que, a pesar de la subida en los tipos de interés y las dudas que puedan surgir sobre el crecimiento, siguen siendo las compañías más cíclicas y growth las que lideran la rentabilidad del año. Esta subida de los activos con más beta podría hacernos pensar que el movimiento de la renta variable no solo ha estado soportado por las mejores expectativas económicas, sino que también ha habido una toma de riesgo por parte de inversores que mantenían un elevado nivel de liquidez.

Sin pasar de un lado del péndulo al otro, tenemos que poner en contexto la fortaleza de los datos económicos en enero y seguir atentos a cuál será la tendencia de los próximos meses. Lo que parece claro es que el mercado va a seguir moviéndose al compás de la inflación, los bancos centrales y las dudas sobre el crecimiento.

En este entorno, no sabemos exactamente qué nos deparará el futuro, pero hay razones para ser optimistas. El fuerte incremento en los tipos de interés y la reevaluación de muchos activos hacen que, siendo selectivos, seamos capaces de encontrar activos de buena calidad que ofrecen rentabilidades esperadas muy razonables. Y esto, a pesar del ruido, hace que merezca la pena seguir invertido.

Manuel Rodríguez Torrecillas es selector de fondos de renta fija en Abante

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