La banca en la sombra mueve ya más dinero que la banca tradicional y enfila cifras récord
Los fondos de cobertura y firmas de ‘private equity’ crecieron el doble que los bancos en 2024, según datos del Consejo de Estabilidad Financiera


El peso de la banca en la sombra en la economía mundial es cada vez mayor. El Consejo de Estabilidad Financiera (FSB por sus siglas en inglés) calcula que la intermediación financiera no bancaria fue la responsable en 2024 del 51% de todos los activos financieros globales, por encima a la banca tradicional. Un nivel solo superado muy ligeramente en 2019.
El aumento del apetito financiero ligado a un contexto de tipos de interés a la baja por parte de los bancos centrales y de revalorización de los activos propició que los activos financieros globales alcanzaran máximos históricos el año pasado al superar los 503,7 billones de dólares, lo que supuso un crecimiento del 6,3%, según el balance anual del FSB. Cifras récord que presumiblemente se sobrepasarán este ejercicio. Fondos de cobertura (hedge funds), firmas de private equity, aseguradoras y gestoras de fondos, todos ellos integrantes de la denominada banca en la sombra aumentaron sus activos en un 9,4%, el doble que la banca tradicional, que avanzó un 4,7%.
Frente a estos crecimientos, los bancos centrales registraron una reducción del volumen de activos gestionados del 4,2% como resultado del fin de las operaciones de inyección de liquidez al mercado puestas en marcha en la pandemia.
Entre las diferentes tipologías encuadradas bajo la banca en la sombra, detalla el informe, las gestoras de fondos de inversión son las que registran un mayor crecimiento de activos bajo gestión, un avance que ha ido en aumento desde 2019 y que contrasta con la reducción que han ido experimentando las aseguradoras y fondos de pensiones.
El FSB incide especialmente en el papel de la banca en la sombra en la concesión de crédito, que considera de especial importancia para la estabilidad financiera mundial. Así, recuerda que las entidades que “no sean suficientemente resilientes ante choques podrían ralentizar el flujo de crédito hacia el resto de la economía, especialmente durante las fases de desaceleración”. Dicho esto, apunta que los bancos siguen dominando este mercado, con el 81,3% del total de los activos en préstamos. No sucede lo mismo en la deuda —activos crediticios que no son préstamos ni depósitos—, donde la banca en la sombra tiene una posición mayoritaria, con el 61,4%.
“Las vulnerabilidades relacionadas con el apalancamiento, los vencimientos y los desajustes de liquidez pueden amplificar los shocks en el sistema financiero, como correcciones repentinas en los precios de los activos o episodios de volatilidad en los mercados financieros, como se observó a principios de agosto de 2024”, reconoce el organismo, aludiendo a una fuerte liquidación producida en la Bolsa de Estados Unidos que algunos reguladores atribuyeron en parte a la liquidación de posiciones efectuada por hedge funds.
El peso de la banca en la sombra ha ido creciendo paulatinamente y es una de las principales preocupaciones del Consejo de Estabilidad Financiera, institución creada por los países del G-20 después de 2008 para coordinar la regulación financiera global. En el caso de España, la CNMV calcula que la intermediación financiera no bancaria supuso 400.000 millones de euros el año pasado, un 14% más que en 2023. Un volumen que representa ya el 7,2% del sistema financiero español y que está integrado fundamentalmente por activos de fondos de inversión (91,7%), seguido por titulizaciones, establecimientos financieros de crédito y sociedades de valores.
Sobre el crédito privado, que ha despertado una reciente inquietud este año por parte de los bancos centrales y el propio Fondo Monetario Internacional, el FSB reconoce la falta de disponibilidad de datos en ciertas geografías debido a la falta de una definición estándar, lo que dificulta la obtención de datos globales y la extracción de conclusiones. El FMI calcula que los bancos estadounidenses y europeos tienen una exposición de 4,5 billones de dólares a los gigantes del crédito privado, fondos de cobertura (hedge funds) y otras instituciones no bancarias, cifra que supone el 9% de su cartera total de préstamos de la banca tradicional.
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