Ir al contenido
_
_
_
_

Furor por la deuda perpetua: la banca europea dispara emisiones y los inversores responden con fuerte demanda

La atractiva rentabilidad y la renovación de colocaciones dan vuelo al mercado: CaixaBank ha colocado 500 millones con peticiones del mercado nueve veces superiores

Nuria Salobral

En un entorno de mercado donde las altas valoraciones de la Bolsa y las dudas en el mercado de renta fija soberana limitan el margen de actuación de los mercados, los inversores están volviendo sus miras hacia la deuda perpetua de la banca. Un nicho donde encontrar rendimientos superiores a la deuda soberana o a la corporativa de alta calidad, pero con emisores de primer nivel. Esta misma semana, CaixaBank ha colocado 500 millones de euros de deuda perpetua con un cupón del 5,875%, colocada principalmente entre fondos (64%) y en Reino Unido. La respuesta del mercado ha sido abrumadora, con demanda por 4.500 millones, según de Bloomberg.

Este tipo de deuda, denominada bonos contingentes convertibles —cocos, en la jerga financiera— tiene su origen en la crisis de 2008, como instrumento que permite construir un colchón de capital con el que absorber pérdidas y, llegado el caso, poder rescatarse a sí mismo sin dinero público. Si los niveles de solvencia de un banco bajan de un determinado nivel, esta deuda se convierte en capital. Por ello, y porque no tiene vencimiento (son perpetuos) se trata del el activo de deuda más próximo a las acciones, y por eso paga una rentabilidad mayor. Pero esta elevada rentabilidad y el hecho de que los bancos estén recomprando y emitiendo deuda de este tipo continuamente, han provocado una fuerte demanda en un entorno de alta liquidez. Los inversores encuentran en estos títulos de deuda una opción segura, rentable y que, a la vista de la posición sólida de las entidades financieras, previsiblemente no requiere permanecer para siempre. La colocación de CaixaBank, de hecho, se lanza para sustituir otra emisión en circulación, renovando condiciones.

No es la única, el mercado de capitales europeo está registrando abundantes emisiones de cocos este septiembre: Abanca, Société Générale, NatWest, Raiffesen, Nordea o ING han hecho lo propio. En paralelo, el diferencial o prima que pide el mercado por tener cocos bancarios respecto a la deuda soberana —el activo de deuda considerado más seguro— ha descendido a mínimos históricos. Y aun así, los cocos ofrecen atractivas rentabilidades, tanto en el mercado primario, en las nuevas emisiones de estos bonos, como en el secundario, en los cocos que se negocian en el mercado. “Los bonos contingentes convertibles son los que registran más demanda”, reconoce Francisco Chambel, director de mercado de capitales de Unicredit en España. En lo que va de año, el volumen de emisiones de cocos en euros supera los 17.500 millones de euros, con una demanda de casi 90.000 millones. La sobresuscripción media de las emisiones está en las 5,1 veces, según explica Chambel.

Prueba de ese apetito inversor fueron las colocaciones realizadas la semana pasada por el francés Société Génerale y el británico NatWest. Las turbulencias políticas no restan apetito por la deuda corporativa gala y SG colocó 1.000 millones de euros en cocos con un cupón del 6,125%. Recibió peticiones por más de 5.850 millones de euros, lo que permitió rebajar el cupón desde el 6,625% de partida. NatWest vendió 500 millones de libras en cocos al 7,625%% —los tipos de referencia en Reino Unido están al 4% frente al 2% en la zona euro— después de recibir peticiones por 6.250 millones de euros.

En el mercado secundario, el apetito por los cocos se alimenta en el hecho de que los bancos cada vez recurren en mayor medida a la posibilidad de amortizarlos, aprovechando la call o ventana de recompra anticipada que se establece en la emisión de estos títulos. Así, y aunque se trata de bonos perpetuos, sin fecha de amortización, la posibilidad de que los bancos decidan recomprarlos está ahí y supone una oportunidad para el inversor. “Ahora tiene mucho sentido comprar cocos en el mercado. La estructura de capital de los bancos es muy sólida y la posibilidad de que los recompren de forma anticipada es muy alta. Es una forma de obtener rentabilidades de entre el 4% y el 5% a plazos muy cortos, de entre seis meses y año y medio”, explica David Ardura, director de inversiones de Finaccess Value.

La recompra de cocos emitidos en los últimos años se está convirtiendo de hecho en una práctica habitual entre los bancos europeos. Las entidades no han dudado en amortizar unos bonos que emitieron a tipos mucho más altos para reemplazarlos por otros con menor coste de emisión, aprovechando las call o ventanas de amortización con las que cuentan estos productos al cabo de los cuatro o cinco años de su lanzamiento y un entorno de tipos de interés mucho más bajos. “Es difícil saber cómo va a ser el entorno para los bancos en 2030 pero no estamos hablando de un coco con una call en 2030 sino en 2026 ó 2027 y ahí el banco puede ser un poco más preciso en sus cálculos y contemplar niveles de capital lo bastante altos como para amortizar el bono perpetuo”, añade Ardura. Así, el mercado prevé por ejemplo que Santander amortizará próximamente el coco al 4,375% por 1.500 millones de euros que emitió en enero de 2020 y que cuenta con una ventana de amortización en enero.

Rafael Valera, consejero delegado de Buy & Hold y veterano gestor de renta fija, coincide en que adquirir ahora cocos de la banca europea “permite rentabilidades de entre el 4% y el 5% con un riesgo muy bajo”. En su opinión, los bonos perpetuos de los bancos lanzados en los últimos tres o cuatro años y con opción de amortización en los próximos meses “se van a amortizar todos”. Nada es para siempre, tampoco la deuda perpetua. Atrás quedan los temores de la crisis financiera, y el más reciente susto que supuso la quiebra de Credit Suisse en 2023, cuando en su liquidación los tenedores de cocos del banco suizo perdieron todo su dinero mientras los propietarios de acciones, el activo de más riesgo, conservaron algo de valor.

Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

_
_