Wall Street cruza el Atlántico: las empresas de EE UU se lanzan al mercado de bonos europeo
Aprovechan la divergencia de tipos para captar más de 158.000 millones, un 46% más que en todo 2024


La estabilidad va regresando a los mercados. Mientras las Bolsas vuelven a la casilla de salida y recuperan todo lo perdido después del órdago arancelario, el mercado de capitales vuelve a cobrar vida. Los emisores, que habían congelado sus planes por el shock financiero que siguió al Día de la Liberación, salen de su refugio. La tregua en el frente comercial y el fin del blackout -los emisores no pueden salir al mercado en los 15 días previos a la rendición de cuentas- ha acabado con la sequía del mercado de bonos en abril. Según datos de Natixis, en lo que va de mes empresas, bancos y gobiernos han vendido deuda por más de 92.000 millones, con sesiones como la del pasado martes (27.500 millones) como una de las más activas en lo que va de año.
A los grandes nombres europeos (Volkswagen, BMW, Sabadell, Santander, Cellnex o Naturgy) se suman en las últimas jornadas firmas estadounidenses como Pzifer o McDonald’s. Dos semanas después del debut de Alphabet en el mercado europeo, con una emisión de 6.750 millones de euros en cinco tramos, la farmacéutica y la cadena de comida rápida han levantado conjuntamente unos 4.550 millones en bonos a medio y largo plazo. Para Pfizer se trata de su primera emisión en euros en siete años.
La tendencia no es nueva, pero en 2025 se ha intensificado. Según Bloomberg, las compañías estadounidenses han emitido ya más de 158.000 millones de euros en bonos denominados en euros, muy por encima de los 108.000 millones registrados en todo 2024, y marcando el mayor volumen desde que se tienen datos.
Bank of America ya alertó la semana pasada de este fenómeno: por primera vez en la historia, las empresas estadounidenses son el mayor grupo emisor no financiero en el mercado de deuda en euros. Y lo mejor (o lo más relevante para los inversores) puede estar por venir. El banco anticipa que esta dinámica se acelerará durante mayo, un mes históricamente fuerte para las llamadas emisiones “reverse Yankee” —deuda emitida por firmas de EE. UU. en monedas distintas al dólar—. En la última década, el promedio mensual de colocaciones de grado de inversión en este segmento ronda los 11.000 millones de euros.
Las razones detrás del auge son diversas, pero destaca una por encima del resto: la divergencia en la política monetaria entre EE UU y Europa. Mientras la Reserva Federal mantiene los tipos sin cambios en la horquilla del 4,25%-4,5% ante la persistencia de la inflación y la incertidumbre comercial, el Banco Central Europeo ha acometido siete rebajas en los últimos 11 meses. Tras estas reducciones, el precio del dinero en la zona euro está ya en el 2,25%, frente al 4,5% de hace un año y las perspectivas apuntan a que seguirá bajando.
“En este entorno, a los emisores estadounidenses les resulta más barato financiarse en euros”, explica Fernando García, director de mercado de capitales de Société Générale. A ello se suma el potencial de operaciones de arbitraje y el perfil marcadamente internacional de estas empresas, muchas de las cuales pueden tener más necesidades de financiación en Europa que en su propio país.
Esta tendencia podría llegar a acelerarse. Si la economía de EE UU se frena, las empresas pospondrán sus inversiones y moderarán las contrataciones. Por contra, en Europa las expectativas de tipos más bajos, el impulso fiscal alemán y el gasto en defensa están sentando las bases para un nuevo ciclo de crecimiento. El Viejo Continente emerge como un nuevo polo de atracción. Con este escenario como telón de fondo, los analistas señalan que emitir deuda en euros con cupones bajos —sin necesidad de convertirla a dólares— permite a las compañías financiar sus operaciones europeas y reducir el coste global de la cartera de deuda.
Además del ahorro financiero y la diversificación de la base inversora, otro incentivo es la abundante liquidez que sigue habiendo en el mercado europeo. “Después de la sequía de abril, hay mucha demanda inversora insatisfecha”, señala García. Las cifras lo confirman: en su primera emisión en euros, Alphabet recibió demandas por más de 29.000 millones de euros, lo que supone una sobresuscripción de más de cuatro veces la oferta.
Sobre la firma
