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Los europeos huyen de Wall Street en plena crisis del dólar

Los extranjeros se han desprendido de cerca de 53.000 millones de euros en acciones de cotizadas en EE UU desde comienzos de marzo, según cálculos de Goldman Sachs

Operadores trabajan en la Bolsa de Nueva York (NYSE) en la ciudad de Nueva York.
Álvaro Sánchez

Wall Street está lejos de ser un refugio seguro en los últimos tiempos. La Bolsa estadounidense alberga en su seno a las empresas más populares del mundo, lo cual tradicionalmente atrae a inversores de fuera que confían más en el desempeño de Apple, Google, Nvidia y otros grandes nombres, que en el de las cotizadas de sus países de origen. Sin embargo, en un entorno de debilidad del dólar y fuertes caídas en los principales índices por la guerra comercial, el poder de seducción de la renta variable norteamericana pasa por un bache. Y la idea de vender Estados Unidos gana terreno. Así lo señala un informe del banco de inversión Goldman Sachs: según sus cálculos, los extranjeros se han desprendido de 60.000 millones de dólares, cerca de 53.000 millones de euros, en acciones de cotizadas de Wall Street desde comienzos de marzo.

Los europeos son los más activos pulsando el botón de vender, según los datos de flujos de fondos de alta frecuencia que maneja Goldman Sachs, mientras que otras regiones han seguido comprando acciones estadounidenses. La estampida “plantea un riesgo sustancial para las valoraciones de las acciones”, advierte el banco, porque según la Reserva Federal los inversores extranjeros alcanzaron en 2025 una participación récord en las empresas estadounidenses, con cerca del 18% de las acciones de compañías públicas y privadas (un aumento de 11 puntos en 25 años), por un valor de 17 billones de dólares.

En el caso de los europeos, los alicientes para abandonar su apuesta al otro lado del Atlántico han sido variados. La mala marcha de la Bolsa estadounidense y del dólar ha ido acompañada de una mayor resistencia de las europeas: el Ibex 35 español y el Dax alemán cotizan con ganancias de doble dígito, y el italiano MIB las roza. Y la fuerte revalorización que acumulaba el S&P 500, que subió más de un 20% en 2023 y en 2024, invitaba a una recogida de beneficios por parte de los perfiles más conservadores.

No es la primera vez que se produce una situación así. Goldman Sachs tiene constancia de otros diez episodios de ventas masivas por parte de inversores extranjeros desde 1980. Su duración media fue de 11 meses, y supusieron una salida de fondos del 0,6% de la capitalización bursátil total de Wall Street, el equivalente a 300.000 millones de dólares de hoy. En los anteriores casos, sin embargo, la tendencia alcista no se vio afectada. “A diferencia de lo que sucede hoy, en los otros episodios las acciones estadounidenses y el dólar continuaron el rally a pesar de la presión vendedora de los inversores extranjeros”, afirma el texto.

No es posible cuantificar hasta qué punto han influido en las caídas los inversores internacionales, pero sí que han contribuido. El S&P 500 se deja en 2025 más de un 6%. También hay otra variable, menos visible, pero igualmente dañina: el dólar roza el doble dígito de caída frente al euro, lo cual implica un descenso equivalente para aquellos inversores que no hayan cubierto el riesgo divisa. Es decir, mientras un estadounidense que comprara fondos cotizados (ETF) o fondos ligados al S&P 500 al comenzar el año pierde solo ese 6%, un europeo puede llegar a dejarse un 16%, más del doble.

La reacción de algunos de ellos ha sido la espantada para esquivar la corrección, o bien cansados de las abultadas pérdidas de su cartera. Según Bank of America, esta semana han salido 800 millones de dólares de la renta variable estadounidense, frente a los 3.400 millones que han entrado en Europa, y los 1.000 millones más que suman tanto en Japón como en los mercados emergentes.

Los expertos no ven margen de mejora a corto plazo en el lado de la divisa, que ha dado un vuelco frente a la situación de comienzos de año, cuando euro y dólar rozaban la paridad. “A falta de un cambio significativo en la política económica de EE UU, prevemos una mayor depreciación del dólar, mientras que el euro y el yen probablemente mantendrán su tendencia al alza”, afirma Claudio Wewel, estratega de divisas en J. Safra Sarasin Sustainable AM.

Diversificación

Goldman Sachs tampoco descarta que la situación vaya a peor y cree que, en todo caso, quedarán cicatrices, porque habrá dinero que ya no regrese. “Si las perspectivas económicas de EE UU continúan deteriorándose, es probable que los inversores extranjeros sigan vendiendo acciones estadounidenses. Pero incluso si las perspectivas económicas se estabilizan, la reciente volatilidad política y del mercado puede incentivar a los inversores a diversificar geográficamente sus carteras de acciones fuera de Estados Unidos”, advierte.

No todo es negativo. Goldman Sachs no espera que la huida de capitales llegue hasta el punto de suponer un colapso de la presencia de extranjeros en el accionariado de firmas estadounidenses. Y ve argumentos para que sigan siendo atractivas. “Muchos de los pilares del excepcionalismo estadounidense siguen vigentes, incluida la superior rentabilidad corporativa de las empresas estadounidenses y el crecimiento de las ganancias a largo plazo. Además, el tamaño y la liquidez de otros mercados de valores globales en relación con el mercado estadounidense limitan la velocidad potencial de reasignación desde las acciones estadounidenses”, señala.

Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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