Santa semana del oro: por primera vez roza la barrera psicológica de los 3.500 dólares por onza
Los precios del metal suben hasta un 30% en lo que va de 2025 y se encaminan a un año histórico ante la creciente demanda. En palabras de Jefferies, “es el único activo refugio verdadero que queda”


El miedo no ha dejado descansar en paz a los mercados. El precio del oro avanza un 30% en lo que va del año y tocó el lunes la barrera psicológica de los 3.500 dólares por onza troy por primera vez en la historia, si bien alcanzada esa cota corrigió posiciones. La histeria colectiva empuja los precios del metal precioso tan vertiginosamente que no da tiempo siquiera a los expertos a actualizar sus previsiones; la cota de los 3.500 era la predicción de los más optimistas, pero ahora hay síntomas de que la fiebre se intensificará.
Todo aprieta, pero principalmente Donald Trump. Tras golpear al mundo con aranceles, ahora amenaza con sacar a Jerome Powell del cargo de presidente de la Reserva Federal, lo que se ve como una afrenta a la independencia del órgano. El castigo de los inversores se reflejó en la Bolsa y en los bonos del Tesoro, pero también en el dólar, que cae a la velocidad más acelerada en treinta años (el índice del dólar ha bajado más de un 8% en 2025). “El rápido ascenso del oro habla de que los mercados desconfían, más que nunca, de EE UU”, dijo a Bloomberg Lee Liang Le, analista de Kallanish Index Services. “La narrativa del Trump Trade ha evolucionado a la narrativa de Sell America [vender EE UU]”, agregó. La caída del dólar respecto a otras monedas impulsa también el oro, que cotiza en dólares.
En medio de la vorágine, desde Jefferies dicen que el oro podría ser “el único activo refugio verdadero que queda”. Y es que junto a la depreciación del dólar, la reciente venta masiva de bonos del Tesoro de EE UU, que disparó los rendimientos porque los inversores comenzaron a percibir mayores riesgos, ha puesto en duda el verdadero valor refugio de estos activos. El rápido declive del dólar, junto a la incertidumbre sobre la política comercial, han sido como una bendición dorada, y los precios actuales se encaminan hacia su mejor comportamiento anual desde 1979 (el mejor ejercicio desde entonces fue 2007, con un 31,9%). Los precios del oro, ajustados por la inflación de EE UU, están en un máximo histórico de 45 años, superando el pico anterior de 1980.
Desde Citi prevén que la demanda de oro supere un 112% la oferta durante el segundo trimestre de 2025, un nivel no visto desde la crisis financiera global y el segundo más alto en más de 25 años. La firma de análisis, en una nota del Jueves Santo, esperaba que “este aumento en la demanda lleve a precios del oro de 3.500 dólares la onza en los próximos tres meses”, un cálculo que apenas ha durado dos días hábiles. Al cierre de los mercados europeos, el oro cotiza en torno a los 3.450 dólares por onza troy. “Es probable que el oro se encuentre en una situación de déficit de existencias físicas extremadamente raro”, concluyen. Más madera para las subidas.
El apetito por el metal es voraz y los tiempos vertiginosos. Los inversores están en búsqueda de un refugio ante las preocupaciones relacionadas con los aranceles y la posición global de EE UU. La demanda de oro está también siendo impulsada por los fondos cotizados en Bolsa que replican el comportamiento del metal (ETF) —los ETF de oro ahora están superando en retornos a los ETF del S&P 500 en los últimos 20 años— y por los bancos centrales de países de economías avanzadas y emergentes.
A estos factores se suman la fuerte demanda de otras instituciones, incluyendo las compañías de seguros de China, a las que el gobierno de Xi Jin Ping autorizó el pasado 10 de febrero a comprar oro para diversificar sus carteras. Hay al menos diez aseguradoras chinas autorizadas a asignar hasta el 1% de sus activos totales a oro. Solo esto, calculan desde Citi, representaría una demanda equivalente de entre el 6% al 7% de la oferta minera global y alrededor del 25% de la demanda de los bancos centrales.
China será, de hecho, uno de los jugadores a observar en esta nueva edad del oro. Pekín aprobó nuevas cuotas de importación, lo que ha permitido a ciertos bancos y empresas importar más metal del extranjero. Además, el arbitraje de importación de oro se ha abierto nuevamente en el gigante asiático, lo que facilitará a las empresas y bancos chinos comprar oro en mercados donde el precio sea más bajo y venderlo en otros donde el precio sea más alto.
Esta medida se tomó después de que Estados Unidos anunciara más aranceles, lo que ha llevado a China a ajustar sus políticas para asegurarse el suministro del metal dorado. Por tanto, se espera que las importaciones de China aumenten en los próximos meses. Ya en 2024 el gigante asiático fue el tercer país que más se hizo con oro, solo tras Polonia e India. En el mundo, el Banco Popular de China es la séptima institución con más reservas del metal precioso, detrás de los bancos centrales de EE UU, Alemania o Italia.
El Consejo Mundial del Oro explica que “aunque el índice de fuerza relativa [que mide la velocidad y el cambio de los movimientos de precios para indicar si un activo está sobrecomprado o sobrevendido] no ha confirmado estos nuevos máximos, el entorno general sigue siendo positivo para el oro, especialmente debido a la debilidad del dólar estadounidense”, explican desde la organización. En el corto plazo, ven razones para que la tendencia alcista se consolide. “Solo una caída por debajo del promedio de 55 días, actualmente en los 2.990 dólares por onza, advertiría de una pausa más significativa de la tendencia alcista”, complementan.
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