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De la rebaja de tipos a la compra de deuda pública: las herramientas de la Fed para calmar los mercados

Las declaraciones de miembros de la institución ayudan a aplacar los nervios mientras Trump pone en suspensión los aranceles a las tecnológicas

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. REUTERS
Gema Escribano

Los mercados tratan de encajar el golpe del nuevo giro económico de Donald Trump, que amenaza con revertir más de un siglo de globalización. La imposición de aranceles ha encendido las alarmas en el mercado de bonos, ha debilitado al dólar y ha obligado a la Casa Blanca a recular. La improvisación con la que está actuando la Administración Trump daña aún más la confianza de los inversores que ven en la Reserva Federal la solución aparte de los problemas.

Días después de que el presidente de la institución monetaria, Jerome Powell, reconociera que los efectos económicos de los aranceles serán “significativamente mayores de lo esperado”, el viernes pasado la directora de la Fed de Boston, Susan Collins afirmó que el organismo estaría absolutamente preparado para ayudar a los mercados financieros si la situación se descontrolaba. Unos comentarios que han ayudado a contener el repunte de los rendimientos y Wall Street optaba por dar rienda suelta a las ganancias. La relajación se prolonga en el inicio de la semana. Mientras los operadores especulan con qué medidas podría llegar a implementar el banco central, el rendimiento de la deuda a 10 años baja ocho puntos básicos hasta el 4,4% y la deuda a 30 años retrocede cerca de seis puntos básicos hasta el 4,8%. “La Fed es una institución clave para mantener la estabilidad financiera y económica del país. Podría intervenir en el mercado con el fin de proveer de una estabilidad financiera”, sostiene Jaime Medem, director de inversiones de Mirabaud Wealth Management en España.

Rebaja de tipos

El desplome del precio de la deuda y la subida de los rendimientos han abierto la puerta a un posible giro en la política monetaria. Algunos inversores empiezan a apostar por una bajada de tipos, a pesar de que la inflación sigue por encima del objetivo. A diferencia del BCE, cuyo mando en exclusiva es velar por la inflación, la institución estadounidense debe procurar la estabilidad de los precios y el máximo empleo. En un entorno de menor crecimiento e inflación más elevada como el que auguran las principales casas de análisis, las empresas, además de posponer sus planes de inversión, podrían verse obligadas prescindir de mano de obra. La creación de empleo, que ha logrado sortear la fuerte subida de tipos de los últimos años, podría empezar a flaquear.

Históricamente, en momentos de crisis —como la pandemia o la caída de Lehman Brothers— la respuesta inmediata de la Fed fue recortar tipos de forma agresiva. Pero entonces, la inflación estaba controlada. A día de hoy la tasa (2,4% en marzo) se ha alejado de los máximos registrados tras el estallido de la crisis de Ucrania, pero las amenazas proteccionistas son ante todo inflacionistas y algunos miembros de la Fed no parecen dispuestos a echar por tierra los esfuerzos acometidos para devolver la tasa al umbral del 2%. Una semana antes de que se anunciara la batería arancelaria, las expectativas de inflación a largo plazo subieron en marzo al 4,4%, el mayor ascenso en 32 años.

Neel Kashkari, presidente de la Fed de Minneapolis, fue claro la semana pasada: “Nuestro objetivo es mantener la inflación bajo control”. A la espera de la reunión de mayo, el mercado descuenta ya tres bajadas de tipos este año. Una más de lo previsto por el comité, aunque por debajo de las cuatro que se llegaron a estimar en marzo, tras el pánico por la caída de la deuda.

Bono EE UU 10 años Gráfico

Freno a la reducción del balance y compra de bonos

En su reunión de marzo, el Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC) ya mostró preocupación por las tensiones en el mercado monetario, justo cuando la deuda federal se acercaba al techo. Aunque el Gobierno logró evitar el cierre administrativo, el banco central decidió frenar la reducción de su balance: pasó de dejar vencer 25.000 millones en títulos mensuales a solo 5.000 millones sin reinversión. Ese giro podría ser solo el primer paso. Los analistas de Amundi van un paso más allá y señalan que si la deuda a 10 años (referencia para la financiación mundial) supera el 5% y los títulos con vencimiento en 2055 rebasan el 5,25%, la Fed podría anunciar un programa de compra de bonos, una herramienta que empleó por última vez con la crisis del Covid.

Hace cinco años, cuando las autoridades decretaban la paralización de las economías y el mercado de capitales quedaba bloqueado enfrentando serios problemas de liquidez, Powell anunció la compra ilimitada y durante el tiempo que fuera necesario de activos. De urgencia, la Fed aprobó la adquisición de 700.000 millones de dólares en deuda pública y privada para rebajar los intereses y garantizar la estabilidad financiera. En una entrevista a Bloomberg, el director de inversiones de Amundi, Vincent Mortier, afirma que, si la deuda y el dólar pierden el estatus de activos refugio, EE UU se verá abocado a aumentar las compras de deuda para cubrir sus déficits comerciales.

Liquidez para la banca

Con estallido de la pandemia, la Reserva Federal, en sintonía con el resto de bancos centrales, anunció programas de liquidez de emergencia para sostener la divisa y evitar que la recesión se tornara en una crisis financiera de dimensiones aún mayores. A lo largo de 20 años estuvieron activos hasta cuatro programas: el Mecanismo de Liquidez de Papel Comercial, el Mecanismo de Crédito de Operador Primario, el Mecanismo de Liquidez de Fondos Mutuos del Mercado Monetario y el Programa de Protección de Cheques de Pago. En 2023, coincidiendo con la quiebra de Silicon Valley Bank, Jerome Powell diseñó un programa de financiación bancaria a plazo para contener la sangría. La semana pasada, coincidiendo con los momentos de mayor tensión en el mercado de deuda, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, planteó la idea de flexibilizar las normas de capital para permitir a los bancos estadounidenses comprar más bonos del Estado.

A pesar de que la semana pasada la rentabilidad de la deuda a 10 experimentó en mayor salto desde 2001, los analistas de UBS consideran que los diferenciales de crédito aún no han llegado a unos niveles que exijan la intervención de la Fed. “Los indicadores actuales no sugieren ninguna justificación inmediata para la intervención”, añade. Según los cálculos de la entidad, para que Powell tome cartas en el asunto los diferenciales de la deuda estadounidense de alta calidad tendrían que subir unos 200 puntos básicos por encima de los bonos del Tesoro y los bonos basura 720 puntos básicos para que el banco central actuara, frente a los 113 y 419 puntos básicos registrados en los últimos días. “La flexibilización cuantitativa y crediticia hace que los diferenciales de crédito se estrechen, pero las compras directas son más efectivas”, destacan desde la entidad suiza.

Sobre la firma

Gema Escribano
Periodista económica, con 13 años de experiencia como redactora. Formó parte de la web de Cinco Días desde 2010 hasta 2017 cuando pasó a integrar la sección de Mercados. Especializada en información bursátil y mercado de deuda. Estudió periodismo en Universidad Carlos III.
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