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Lagarde llama a Europa a “caminar hacia la independencia” ante los aranceles de Trump

La presidenta del BCE cree que la zona euro debe aprovechar la incertidumbre que genera EE UU para atraer a inversores en busca de seguridad jurídica

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante la rueda de prensa posterior a la reunión de enero, en Fráncfort.
Álvaro Sánchez

Christine Lagarde sabe bien de lo que es capaz Donald Trump. El primer mandato del republicano la pilló en Washington, donde fue directora gerente del Fondo Monetario Internacional entre 2011 y 2019. “Es un personaje que trabaja siempre en lo transaccional. Hago esto, cuesta esto y me proporciona esto. Como en un negocio”, dijo este lunes durante una entrevista con la radio France Inter. Fue la única aproximación de la presidenta del Banco Central Europeo a la personalidad del líder estadounidense. El mensaje que repitió a los oyentes es que el continente debe aprovechar la oportunidad para estrechar lazos ante la ronda de aranceles que se espera Trump anuncie o imponga el 2 de abril. “Hoy estamos a dos días de cambios geopolíticos y geoeconómicos profundos decididos por el presidente de EE UU. Creo que para Europa es el comienzo de un camino hacia la independencia. Él [Trump] lo llama Liberation Day. Yo considero que es un momento donde debemos decidir ser dueños de nuestro destino juntos”.

La guerra comercial tendrá consecuencias, con una pérdida de PIB para la zona euro que el BCE estima en tres décimas con las medidas ya anunciadas, y que eleva a cinco décimas si hay represalias por parte de Bruselas, como parece inevitable. “Hay que partir de la base de que toda guerra comercial genera perdedores. Nadie gana. Tampoco EE UU, porque será un factor de inflación y aumento de precios para los consumidores americanos. Los fabricantes de coches estadounidenses se tiran de los pelos”. Pese a que la respuesta europea empeorará la economía, la señal que envían es necesaria, estima la presidenta del BCE. “Para ponernos en una buena posición negociadora debemos demostrar que no estamos dispuestos a rendirnos”, afirmó. Aunque aclaró que es una decisión que excede sus competencias y corresponde tomar a los Gobiernos.

En ese perder-perder que es el choque comercial, Lagarde ve resquicios para atraer parte del capital que huye de la imprevisibilidad del nuevo inquilino de la Casa Blanca. “Los europeos tenemos que jugar nuestras cartas. Somos una de las mayores zonas económicas del mundo. Y los inversores miran a Europa de un modo muy distinto que hace dos meses. Es un área donde la seguridad jurídica se respeta”, valoró, remarcando que en la UE las empresas tienen más visibilidad sobre qué impuestos pagarán, y en general, sobre las reglas del juego. “Esa carta hay que jugarla con cohesión”, insistió.

Otra baza para fortalecer esa independencia está en el lado micro. “Hoy los europeos ahorran considerablemente más que los americanos”, relató Lagarde. El problema, argumentó, es que ese capital va a cuentas de ahorro y depósitos que proporcionan escasa rentabilidad, y acaba colocado en parte en bonos del Tesoro estadounidense. “Así que estamos financiando la economía americana”, lamentó. En su lugar, cree que Europa debe reflexionar sobre su financiación y cómo organizarla.

En un entorno tan cambiante, Lagarde rechazó dar por concluida la crisis inflacionista, pese a que los precios en la zona euro están ya en el 2,3%, rozando los niveles objetivo del Eurobanco. “Me gustaría poder decir que es claramente definitivo. [La lucha contra la inflación ] Es un combate diario. Hemos pasado del pico del 10,6% en octubre 2022 a una previsión del 2,3% para este año. Estamos cerca, pero hay que seguir”, aseguró con cautela, recordando la amenaza de retroceso que implica la guerra comercial.

Los efectos de los aranceles son negativos, explicó, desde antes de entrar en vigor, dado que su mero anuncio ya provoca cambios en decisiones de inversión y consumo en empresas y ciudadanos. Sobre su impacto, aunque no citó a Alemania, reconoció indirectamente que será la economía más perjudicada. “Los que más exportan serán los países más golpeados”, sentenció. La nota positiva, destacó, es que el principal cliente comercial de Europa es... la propia Europa, por delante de EE UU y otros países, por lo que llamó a estrechar esas relaciones intracomunitarias y a revisar el modo en que las instituciones comunitarias toman las decisiones para ganar en agilidad.

“Algunos quieren ir al galope”

La máxima responsable de la política monetaria en la zona euro apeló a la curiosidad intelectual de los miembros del BCE para tomar las mejores decisiones, abriendo sus horizontes a cuestiones como la Defensa, la energía o la salud —tras el mazazo pandémico— para anticipar escenarios potencialmente hostiles para la estabilidad de precios. Y recordó que el BCE basa sus decisiones en tres elementos: las previsiones de inflación, la inflación subyacente, y la transmisión de sus decisiones sobre la economía real. Esto es, cómo el mercado las integra.

Preguntada por la diversidad de opiniones acerca de qué rumbo debe tomar el BCE en la reunión del 16-17 de abril, Lagarde reconoció que existen sensibilidades variadas sobre si hay que seguir recortando los tipos de interés o es momento de hacer una pausa. “Algunos quieren ir al galope. Muy rápido. Otros prefieren ir poco a poco y ver qué obstáculos hay en el camino”. ¿Y usted? “Yo analizo los datos. No busco anticiparme ni hacer previsiones sobre lo que va a pasar la semana o el mes próximo”.

Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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