La semana más turbulenta de las Bolsas remueve los cimientos del mercado
Los aranceles de Estados Unidos a México, Canadá y China, las políticas de gasto de Alemania y el plan de rearme europeo dan la vuelta la los mercados


A los expertos en Bolsa se les considera a menudo una especie de brujos en poder de una bola de cristal con la que intentan ver el futuro. Pero la mayoría de ellos no había previsto el giro de guion en la semana más turbulenta del año. Las primeras semanas tras la victoria electoral de Trump estuvieron marcadas por la volatilidad a golpe de tuit y parecía que el mundo bursátil se sacudía con frecuencia, aunque en realidad se acababa recuperando como si no hubiera pasado nada. Con ese ingrediente volátil, los mercados entraron en 2025 con el optimismo de que una economía estadounidense bajo las políticas de Donald Trump daría un nuevo impulso a la euforia que había dominado las Bolsas en los últimos dos años. También se esperaba una Europa a la deriva con escasa capacidad de atraer el interés de los inversores y una moneda débil que haría migrar el capital más allá del Atlántico. Pero en la primera semana de marzo todas estas convicciones se han dado la vuelta. Los aranceles de Estados Unidos a México, Canadá y China, el fin de las políticas de austeridad de Alemania y el plan de rearme en Europa han removido los cimientos del mercado.
Aunque Wall Street acogió inicialmente con entusiasmo muchas de las políticas económicas de Trump, como la reducción de impuestos y la desregulación, su decisión de imponer aranceles han avivado los temores de una guerra comercial con los principales socios comerciales. En un principio, los analistas lo veían como una herramienta política para presionar y obtener concesiones en otros ámbitos. Pero una vez que las amenazas se han cumplido, el mercado teme que estas medidas lleven a la primera economía del mundo a un crecimiento más lento y a precios más altos para los consumidores, provocando tensiones inflacionistas.
“Cuando la fase de la luna de miel se termina, la realidad comienza a hacerse presente. Esto también se puede aplicar a la relación entre los inversores y el nuevo gobierno estadounidense. Poco a poco, un análisis más realista de los hechos está reemplazando al optimismo inicial que siguió a la contundente victoria de Donald Trump. La política comercial actual se percibe como impredecible tanto para los socios comerciales extranjeros como para los actores económicos estadounidenses. A esto se suman los recortes en el gasto federal, el despido masivo de empleados públicos y la inminente deportación de inmigrantes indocumentados, factores que ya están impactando algunos indicadores de confianza empresarial”, explica Stefan Rondorf, estratega de inversiones en Allianz Global Investors.
Algunos indicadores ya han dado los primeros indicios de debilidad en la economía estadounidense: la encuesta de previsión de gasto de los hogares en enero tuvo su mayor caída mensual en cuatro años y el índice de confianza del consumidor en febrero registró su mayor caída mensual desde 2021.
Y esa incertidumbre se ha trasladado a los principales índices estadounidenses. Si hace apenas unas semanas se movían en máximos históricos, ahora mismo el balance en lo que va de año es de pérdidas. El Nasdaq Composite, en el que domina la presencia de valores tecnológicos, cae un 5,3% en la semana y a su nivel más bajo justo antes de la victoria electoral de Trump en noviembre. El S&P 500 alcanzó su récord el 19 de febrero, pero esta semana pierde un 4,7%. Mientras que el Dow Jones, ligado al sector industrial, cierra la semana con un retroceso del 3.5%. Nvidia, una de las empresas favoritas del mercado, se deja el 12% en esta semana fatídica.
En Europa el contexto también ha dado un giro de 180 grados. La histórica decisión de Alemania de poner fin a más de una década de la austeridad que caracterizaba al país teutón desde la era de Angela Merkel, con un plan de gasto para invertir en defensa, que ha revitalizado por momentos las principales plazas europeas. Las negociaciones para formar un Gobierno de coalición se han acelerado y uno de los puntos fuertes será un fondo especial para invertir 500.000 millones de euros en los próximos diez años destinados a infraestructuras y defensa, lo que ha desatado la euforia ante los planes de gasto y crecimiento económico.
“Alemania está planeando inversiones sustanciales en infraestructuras y defensa, financiadas por una extensión del freno a la deuda y un fondo especial de 500.000 millones de euros. Esto podría aumentar los nuevos préstamos y la tasa de deuda pública, pero también impulsar el crecimiento económico”, indica un informe de DWS. El Dax, el principal índice bursátil alemán, ha subido un 2,03% en la semana y ha logrado tocar sus niveles máximos. Pero además, algunas voces apuntan que puede ser solo el inicio de un ciclo de optimismo inversor. “Se trata de un cambio sísmico de proporciones tan épicas en Alemania que quizá la enormidad de la noticia no haya llegado a ser completamente comprendida y digerida por los inversores globales todavía y tal vez solo los inversores más ágiles hayan respondido hasta ahora”, ha añadido en ese sentido Jim Reid, director global de investigación macro y estrategia temática en Deutsche Bank.
No obstante, el nerviosismo no se ha disipado en Europa porque los aranceles a los fabricantes de automóviles y farmacéuticas pueden afectar al crecimiento económico. Y esa inquietud se ha reflejado en los mercados, que han cerrado la semana en rojo, aunque la industria de defensa ha actuado de amortiguador. El Ibex ha caído un 0,68% en la semana, pero se aferra a los 13.200 puntos y ha tenido en Indra, la gran compañía de defensa nacional, a su valor estrella (+19%). El Mib italiano ha caído un 0,16% aunque Leonardo, especializada en la defensa aeroespacial, ha subido un 12%. El Cac francés ha subido un 0,11% con Thales, que opera en sistemas de seguridad, aeroespaciales y ciberseguridad para el sector militar, apuntándose un 23,5%. Y en Reino Unido el Ftse 100 ha caído un 1,47%, pero BAE Systems, el segundo mayor contratista militar del mundo, se ha revalorizado un 11,4% en cinco sesiones.
Giro en el mercado de deuda
El movimiento de Alemania ha sido comparado con el whatever it takes de Mario Draghi cuando estaba al frente del Banco Central Europeo (BCE) en la lucha contra la crisis de euros. Pero ha tenido su efecto colateral en el mercado de deuda. Los anuncios provocaron una recuperación de los mercados de valores y una caída de los bonos del Estado alemán, con un aumento de los rendimientos. Después de que se anunciara el plan de gasto, la rentabilidad exigida al bono alemán a 10 años repuntó con fuerza. En la última semana, ha pasado del 2,3865% al 2,8115% este viernes, lo que supone el mayor coste de la deuda para Alemania desde 2023. El bono español también ha subido 39 puntos básicos hasta 3,485%, el francés 40 puntos hasta el 3,545% y el italiano 41 puntos hasta el 3,893%.
Esto ha provocado una caída generalizada de los mercados de renta fija. Un aumento de la rentabilidad de los bonos provoca una caída del mercado de deuda debido a la relación inversa entre los precios de los bonos y sus rendimientos porque los bonos ya emitidos pierden valor. Si los nuevos bonos ofrecen mayores rendimientos, los bonos previamente emitidos (con cupones más bajos) se vuelven menos atractivos y su precio cae.
“La promesa de rearme europeo implica un exceso fiscal en la región del euro, mientras que los recortes al gasto federal en los EE UU insinúan una era de austeridad fiscal. Eso significa que es probable que los rendimientos de los bonos alemanes se negocien por encima de los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE UU a fin de año”, ha valorado Michael Hartnett, estratega de Bank of America. “Si el Parlamento alemán aprueba el paquete de medidas, la expansión fiscal debería dar lugar a un aumento significativo de la emisión y de las primas de riesgo de la deuda pública”, añade Karsten Junius, economista jefe en J. Safra Sarasin Sustainable AM.
Por otro lado, el euro también se ha beneficiado de este terremoto en los mercados. Si hace apenas unas semanas, la opinión de muchos analistas era que la moneda comunitaria y el dólar alcanzaran la paridad, o que incluso el euro cayera por debajo del dólar, ahora las previsiones han dado un giro. “El impulso fiscal alemán está generando esperanzas de una recuperación económica más temprana, lo que mejora la confianza en el euro. Como resultado, el dólar estadounidense se ha debilitado a mínimos preelectorales y tendrá dificultades para beneficiarse de su ventaja en materia de tasas de interés, mientras la administración estadounidense se arriesgue a sufrir dificultades económicas para impulsar su agenda”, ha valorado David A. Meier, economista de Julius Baer.
Bancos como Goldman Sachs, Mitsubishi ya han desechado las apuestas de que el euro se iguale al dólar. Y los fondos de cobertura están comprando ahora opciones de que la moneda podría alcanzar los 1,2 dólares en seis meses. “Es un gran acontecimiento para el euro. Vamos a ver muchos fondos empezando a cerrar algunas de sus posiciones largas en dólares”, ha expresado Peter Kinsella, director global de estrategia en Union Bancaire Privée, que vaticina que el euro se cambiará por 1,1 dólares más pronto que tarde. Hace una semana cada euro se cambiaba por 1,0375 dólares, y ahora la diferencia ha subido a 1,0872 billetes verdes.
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