Los flujos de fondos de inversión se ralentizan en EE UU y cala la apuesta por Europa
Los ETF europeos suman más de 34.000 millones de euros de inversiones en lo que va de año


Pese a las descargas eléctricas que producen los anuncios de Donald Trump, Wall Street se mantiene firme de manera indiscutible como la principal Bolsa del mundo y destino preferido de los flujos de inversión. También en lo que va transcurrido del presente año y aunque los índices estadounidenses hayan entrado en terreno negativo frente a las alzas desatadas en Europa: el dinero fresco continúa prefiriendo Wall Street. Pero algo está empezando a cambiar en 2025 y, contra todo pronóstico, la Bolsa europea está atrayendo flujos de inversión con la mayor intensidad de los últimos años. Ante el esfuerzo de los inversores por diversificar las carteras en un entorno de alto voltaje y con valoraciones ya muy elevadas en la Bolsa de EE UU, Wall Street está repartiendo un poco del pastel de los flujos de capital.
En lo que va de año, la Bolsa estadounidense ha registrado entradas de fondos de inversión por 115.308 millones de dólares (107.670 millones de euros), según datos de Bank of America. Y la Bolsa europea, de apenas 6.100 millones de dólares (5.700 millones de euros). Aun así, eso supone un punto de inflexión después de años de continua sangría para los parqués europeos. “El reciente cambio de expectativas ha dado lugar a uno de los periodos más fuertes de entradas en la renta variable europea de los últimos cinco años”, señalan en Goldman Sachs.
En el balance del mes de febrero, ese movimiento se acelera y el flujo de fondos de inversión hacia las Bolsas europeas ha sido de 7.562 millones de dólares (7.060 millones de euros), con otros 39.062 millones de dólares (36.470 millones de euros) para la Bolsa estadounidense, de acuerdo a cifras recogidas por Goldman Sachs. Wall Street domina en términos absolutos, pero en términos relativos, el impacto de esas entradas de dinero es mayor sobre la Bolsa europea, como así reflejan sus índices. Esos flujos del mes de febrero equivalen al 0,12% del total de los activos europeos y se diluyen a un 0,08% del total en el caso de la Bolsa estadounidense.
Se trata de cifras pequeñas en el océano mundial de la inversión. Atraer flujos de inversión desde EE UU a Europa es como virar un transatlántico, pero el detalle de esos movimientos muestra el creciente interés de los inversores por los activos europeos. Los flujos de los fondos cotizados o ETF son un buen ejemplo de ello y un revelador termómetro del ánimo del mercado a la vista de que la gestión pasiva está alcanzando más peso que la activa y se ha hecho en buena parte con las riendas del mercado. Los ETF domiciliados en Europa suman entradas de dinero en los dos primeros meses del año por más de 34.000 millones de dólares, una inversión que no tiene por qué dirigirse a activos también europeos pero que sí está eligiendo Europa como principal destino. Según datos de Goldman Sachs, los ETF domiciliados en Europa y que invierten en renta variable europea han registrado en febrero el mayor crecimiento entre todas las categorías de activos, con un aumento del 2,3% y entradas por 1.600 millones de dólares. Destaca especialmente el tirón de los que invierten en el sector financiero, con un crecimiento del 10% en febrero y las mayores entradas de dinero de los últimos doce meses, por más de 1.200 millones de dólares.
Por el contrario, los ETF listados en EE UU que invierten en Bolsa estadounidense tuvieron salidas en febrero por 5.100 millones de dólares, centradas sobre todo en el sector tecnológico -con salidas por 1.500 millones de dólares-, y en el industrial, por la misma cuantía y que supone la mayor en el último año. Los dos primeros meses del año muestran de hecho una ralentización en los flujos de capital hacia los ETF estadounidenses. Si en el mes de diciembre pasado las entradas de dinero alcanzaron los 103.900 millones de dólares, en enero la cifra cayó a los 47.300 millones y en febrero, a los 64.800 millones de dólares.
“Hay indicios de que los inversores mundiales podrían estar alejándose un poco de EE UU en sus asignaciones. Los mercados europeos han obtenido mejores resultados”, afirma Chris Iggo, director de inversiones en la gestora AXA IM. El experto señala que la Administración Trump se está convirtiendo en una fuente de riesgo geopolítico mundial y está alterando el statu quo. “El excepcionalismo estadounidense se está transformando en algo menos apetecible”, añade. Ese excepcionalismo, por el que ha calado la idea de que EE UU es diferente y único al resto de naciones, era la opinión casi unánime de los inversores a finales del pasado año. No en vano, la Bolsa estadounidense había batido al resto del mundo de forma consistente en la gran mayoría de ocasiones en los últimos 15 años. “Durante más de una década, los inversores habían estado mejor ignorando las reglas de la diversificación y concentrando la exposición al mercado de renta variable estadounidense y, en especial, en un grupo muy reducido de empresas tecnológicas”, explican en Goldman Sachs. Y eso es lo que en este inicio de año está empezando a cambiar. El afamado grupo de los siete magníficos, Meta es ahora el único que resiste este año en Bolsa en positivo.
“Estados Unidos representa ahora el 64% de la capitalización mundial, debido en gran parte al rendimiento superior de los grandes valores tecnológicos. La concentración del mercado estadounidense es la más elevada de los últimos 92 años”, añaden desde UBS, donde advierten de que la concentración del mercado es un problema creciente ante el que los inversores este año están optando por diversificar. Una de las mejores pruebas de ello la ofrece estos días la Bolsa alemana.
El Dax terminó febrero con un alza acumulada en el año superior al 10% que ahora rebasa el 15%, después de que los nuevos planes de gasto alemán, para los que el futuro canciller Merz propone cambiar la Constitución, hayan impulsado aún más al Dax a nuevos máximos históricos, por primera vez sobre los 23.000 puntos. “El alza de la Bolsa europea va a ir a más, sigue estando barata. Europa se puede beneficiar este año del fin de la guerra en Ucrania y de políticas de más gasto y menos regulación. Los beneficios empresariales son además una certeza”, afirma Ignacio Fuertes, director de inversiones de MIraltabank.
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