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El euro prolonga la sangría y los ‘hedge funds’ apuestan ya por la paridad con el dólar

Las débiles perspectivas económicas y la divergencia de política monetaria añaden presión a la divisa europea, que cede un 8% en cuatro meses

La presidenta del BCE, Christine Lagarde.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde.DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)
Gema Escribano

El inicio de año no ha servido para poner freno a la sangría del euro. La tendencia bajista que impera desde el pasado septiembre se ha acentuado en las dos primeras jornadas de 2025. En su cruce frente al dólar la divisa europea cede un 8% en cuatro meses y se sitúa ya por debajo de los 1,03 billetes verdes, mínimos de septiembre de 2022. Las perspectivas no resultan mucho más esperanzadoras. En un contexto marcado por la debilidad económica de la eurozona y la divergencia entre la política monetaria de EE UU y el BCE, los hedge funds apuestan por la paridad euro-dólar. Según datos de Bloomberg, el jueves, la primera jornada hábil de 2025, se negociaron cerca de 2.500 millones de euros en opciones que apuntan a la paridad entre ambas divisas e incluso precios inferiores para el euro. “Mantenemos una posición bajista en el euro-dólar, apuntando a la paridad en el medio plazo”, señalan en una nota los analistas de Danske Bank.

La última vez que el euro cayó por debajo del billete verde fue en septiembre de 2022 cuando los bancos centrales se embarcaron en una subida agresiva de los tipos para devolver la estabilidad a los precios y avivaron los temores de recesión en el bloque europeo, una región más expuesta al shock energético generado por la invasión a Ucrania. Aunque los precios del gas están lejos de los máximos registrados en agosto de 2022, los analistas de ING señalan que el repunte que ha experimentado el combustible en el inicio de año añade presión a la divisa europea.

El euro, cada día más cerca de la paridad

En agosto de 2022 los futuros del gas en Europa superaron los 300 euros, a gran distancia de los 50 que registra en las últimas sesiones una vez que ha expirado el contrato de suministro ruso a la Unión Europea a través de Ucrania. La medida era conocida de antemano, pero llega en un momento marcado por la caída de las temperaturas que ha intensificado su consumo. “Las preocupaciones por el crecimiento y el aumento de los precios del gas siguen siendo un argumento bajista para las divisas europeas”, señalan desde la entidad holandesa.

El aumento de los precios energéticos además de suponer un obstáculo para lograr el objetivo del 2% que persiguen los bancos centrales es una amenaza para las débiles perspectivas de crecimiento de la zona euro. Datos como el PMI conocido esta semana confirman la delicada situación de la eurozona. En diciembre el sector manufacturero bajó a los 45,1 puntos, mínimos de tres meses.

El BCE es consciente de esta realidad y en la reunión de fin de año revisó a la baja las perspectivas de crecimiento. El organismo europeo espera que en 2025 el PIB avance un 1,1%, dos décimas menos que lo previsto anteriormente. En sus últimas intervenciones algunos de los miembros del organismo europeo como su vicepresidente, Luis de Guindos, han reconocido que el débil crecimiento es ahora la principal amenaza, un riesgo que se ve acentuado por la inestabilidad política de países como Alemania o Francia, las dos grandes economías de la región.

Una economía en deterioro y una inflación resistente (el IPC de España en diciembre repuntó al 2,6%) es el peor escenario para que el BCE siga reduciendo los tipos. A pesar de la persistencia que muestran los precios, los inversores creen que esta vez Christine Lagarde priorizará el crecimiento y seguirá adelante con la rebaja del precio del dinero. Los operadores del mercado están poniendo precio entre cuatro y cinco reducciones de las tasas en 2025, frente a las dos que pronostican para EE UU. Con una economía que según las últimas proyecciones del Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC) crecerá un 2,1% y su tasa de desempleo se mantendrá en unos niveles moderado (4,3%), el presidente de la institución estadounidense, Jerome Powell, puede permitirse el lujo de mantener las tasas en niveles altos. La divergencia entre las políticas monetarias presionará a la baja a la divisa comunitaria. “Seguimos viendo vientos en contra para el euro en el primer trimestre de 2025, con la posibilidad de que pruebe la paridad, aunque estos niveles deberían ser efímeros”, señalan desde el departamento de análisis de UBS.

Los desafíos a los que se enfrenta la moneda comunitaria no quedan ahí. La victoria de Donald Trump en las elecciones del pasado noviembre supuso un espaldarazo para el dólar frente a las principales divisas. Los inversores tienen la vista puesta en el 20 de enero, día en el que jurará el cargo. A partir de entonces el mercado podrá comprobar en qué medida las promesas electorales se hacen realidad. Mientras la rebaja de impuestos y la desregulación podrían ser un acicate para prologar el rally del dólar e impulsar el crecimiento de la primera economía del mundo, el aumento de los aranceles a las importaciones podría dañar la maltrecha economía europea. Las medidas proteccionistas tienen en la diana a China, pero Europa no queda al margen. El republicano amenazó con imponer un gravamen del 20% a todas las importaciones de EE UU y un 10% adicional a las procedentes del gigante asiático. A finales de diciembre Trump elevó el tono de sus amenazas y advirtió a la UE de que incrementará los aranceles a los productos europeos si no aumenta la compra de gas y petróleo estadounidenses.

La Comisión Europea, que desde el verano ha estado trabajando en planes de contingencia ante una escalada de la guerra comercial, aguarda con impaciencia el desembarco del republicano en la Casa Blanca. La presidenta del BCE señaló que una guerra comercial no interesa a nadie porque conduciría a una reducción global del PIB y considera que la estrategia más efectiva para mitigar el impacto pasa por elevar la compra de productos estadounidenses. “Este es un escenario mejor la pura represalia, que puede conducir a un proceso de ojo por ojo donde nadie es realmente un ganador”, apuntó.

Ruido político

El próximo 23 de febrero los alemanes están llamados a las urnas después del colapso del Gobierno de coalición de Olaf Scholz. El adelanto de las elecciones es considerado como un rayo de luz por los inversores. Después de crecer un 0,1% en el tercer trimestre, las perspectivas apuntan a un crecimiento nulo en 2025. Esto podría revertirse si el ejecutivo decide acabar con la ortodoxia fiscal y rebaja los impuesto a la vez que impulsa el gasto para reanimar la economía. Para que los deseos se han realidad, Alemania debería romper con el freno de la deuda, un tabú que en las últimas dos décadas han impedido la puesta en marcha de políticas fiscales expansivas.

Francia, por su parte, sigue trabajando para sacar adelante unos presupuestos que ayuden a enderezar las finanzas públicas. Con un déficit que supera el 6% y una ratio de deuda sobre PIB del 112% los inversores empiezan a perder la paciencia. Mientras las rentabilidades de los bonos aumentan, el euro se deprecia. La sostenibilidad de la deuda no está en entredicho, pero la falta de entendimiento ya ha provocado la caída del ejecutivo de Michel Barnier y a impulsado a la prima de riesgo por encima de los 80 puntos básicos, máximos de 2012.


Sobre la firma

Gema Escribano
Periodista económica, con 13 años de experiencia como redactora. Formó parte de la web de Cinco Días desde 2010 hasta 2017 cuando pasó a integrar la sección de Mercados. Especializada en información bursátil y mercado de deuda. Estudió periodismo en Universidad Carlos III.
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