La Bolsa francesa va camino de firmar su peor año frente a sus pares europeos desde 2010
El Cac francés cede un 2,8% lastrado por las caídas de las firmas del lujo y la inestabilidad política. Desde los máximos anuales baja un 11%
Un camino de ida y vuelta. Así es como puede definirse el comportamiento de la renta variable francesa en 2024. En un año en el que los principales índices europeos y estadounidenses registran ganancias de más del 10% y muchos de ellos han marcado récords en sucesivas ocasiones, el Cac 40, referencia en París, cede un 2,82%. El débil comportamiento de las firmas del lujo, las inciertas perspectivas económicas y. en las últimas semanas, la inestabilidad política de Francia han sido el cóctel perfecto para convertir la Bolsa gala en el patito feo de un año especialmente brillante para los activos de riesgo. A falta de unas semanas para el cierre del ejercicio, el Cac ya no es solo el índice con peor desempeño de los mercados desarrollados, sino que va camino de registrar su peor año frente a las Bolsas europeas desde 2010.
Los inversores han ido reduciendo progresivamente su exposición a los activos franceses desde que a comienzos de junio Emmanuel Macron adelantara las elecciones legislativas. El ascenso de la extrema derecha en las elecciones al Parlamento Europeo y la fragmentación política que imposibilita la puesta en marcha de los ajustes necesarios para retornar a la disciplina fiscal han sido un lastre. A medida que el mercado ha ido perdiendo la confianza, la prima de riesgo ha repuntado a máximos de 2012, mientras la Bolsa, con sucesivas remontadas como la vivida ayer, no ha logrado recuperar los niveles previos a la consulta Europa. Desde principios de junio, el Cac francés retrocede un 9%, pérdidas que se amplían al 11% desde el récord de 8.239,99 puntos registrados en mayo. Algunas firmas como Goldman Sachs han reducido paulatinamente el peso en cartera de las acciones francesas y después de sacar de su lista de valores preferidos a Air Liquide y JC Decaux la exposición a la Bolsa francesa se reduce al 14% con BNP Paribas, Unibail-Rodamco-Westfield y Saint-Gobain como únicos representantes.
El consenso del mercado reconoce que la inestabilidad política y la caída del Gobierno de Michel Barnier es la gota que colma el vaso, pero no es la principal razón del pésimo comportamiento que registra la Bolsa francesa. Ignacio Cantos, director de inversiones de Atl Capital, señala que la debilidad del Cac responde a razones más profundas y por encima de todas destaca la composición sectorial. Las firmas del lujo, antaño las valedoras de las fuertes ganancias de la Bolsa francesa, se han convertido ahora en un dolor de cabeza. Firmas como LVMH, L’Oreal y Kering, algunos de los nombres con más peso en el índice, registran pérdidas de entre el 43,7% y el 16,9%. La débil demanda de China se está traduciendo en unos débiles resultados para estas compañías que han presentado sucesivos profit warnings en 2024. El gigante asiático ha sido durante mucho tiempo un importante motor de los bienes de consumo que ha permitido contrarrestar la debilidad en Occidente. Sin embargo, la demanda está lejos de recuperar la fortaleza previa al estallido de la pandemia y todo apunta a que tardará más tiempo de lo esperado. A las caídas de estas cotizadas Cantos añade los descensos de Total, que siguiendo el patrón de las petroleras cede un 12,2% en el año, o Vinci (-11,3%). La compañía de infraestructuras se ha visto golpeada por el impuesto que grava a sus ingresos desde comienzos de año.
Leonardo Pellandini, estratega de renta variable en Julius Baer, considera que el estancamiento político, el deterioro de las perspectivas crediticias, la inestabilidad presupuestaria a corto plazo y las propuestas de subidas de impuestos son ingredientes más que suficientes para rebajar la recomendación sobre la Bolsa francesa de neutral a infraponderar. “El colapso del Gobierno ha supuesto un nuevo revés para la capacidad de las acciones francesas de ponerse al nivel de sus homólogas europeas”, señala el experto. Las perspectivas para el medio plazo no resultan mucho más optimistas. En un contexto en el que las expectativas de crecimiento no paran de reducirse desde la firma de análisis califican de mediocres la previsión aumento de los beneficios. A día de hoy estas estimaciones están por debajo del 10% y podrían seguir reduciéndose. “La inestabilidad presupuestaria a corto plazo y los aumentos propuestos del impuesto de sociedades pueden tener un impacto sustancial en la Bolsa”, señala el experto. Según los cálculos del banco suizo un incremento del impuesto sobre los beneficios de las empresas del 25% al 33,5% podría reducir en un 2,5% el beneficio por acción del Cac en 2025. Aunque Barnier haya fracasado en su intento por enderezar las finanzas públicas, Cantos no conserva muchas esperanzas en el futuro Gobierno y señala que, con independencia del color, una de las señas de identidad de la política francesa es su marcado perfil intervencionista. La inseguridad jurídica es justo lo que más asusta a los inversores.
Aunque su peso en el índice francés es menor que en otros como el Ibex 35 o el Mib italiano, el sector financiero del país vecino se sitúa en la diana de los inversores. Société Générale y Crédit Agricole han logrado escapar por la mínima a las pérdidas en el año, frente a un BNP Paribas que retrocede un 7,38%. Este débil comportamiento contrasta con las ganancias del 22% que registra el sector Europa, un negocio que ha tratado de exprimir al máximo el entorno de tipos altos y unos beneficios que, en el caso de las firmas españolas, han seguido registrando récords. Según los analistas, las entidades francesas han perdido en gran medida el repunte de los bancos en 2024 y ahora que el mercado de deuda vuelve a tensar la paciencia de los inversores, los analistas de Goldman Sachs recomiendan cautela. “No compraría masivamente acciones financieras francesas”, señala Nicolas Simar, gestor de fondos de renta variable en Goldman Sachs AM.
En la misma línea se mueve Claudia Panseri, directora de inversiones para Francia en UBS Wealth Management. “Las aseguradoras y bancos franceses seguirán teniendo un peor comportamiento que sus pares europeos en 2025, ya que no se vislumbra una solución rápida”, apunta. El sector financiero es uno de los más sensibles al aumento de la prima de riesgo porque suelen tener sustanciales cantidades de bonos soberanos en cartera. A medida que las rentabilidades de la deuda suben, los precios que evolucionan de forma inversa caen, lo que puede provocar pérdidas latentes en la cartera de deuda. No obstante, el incremento de los diferenciales sigue siendo contenido y no ha provocado un efecto contagio. De hecho, en Julius Baer creen que existen oportunidades específicas en banca francesa, mientras Goldman Sachs mantiene a BNP Paribas en su lista de valores preferidos.
La crisis política de Francia es un elemento de incertidumbre más en un contexto en el que la debilidad económica es la gran preocupación de los organismos internacionales. Ko acontecido en las últimas jornadas nada tiene que ver con una crisis y dudas la sostenibilidad de la deuda francesa, pero el BCE señalaba en su último informe anual que los bajos niveles de crecimiento son un obstáculo añadido para rebajar la ratio de deuda sobre PIB, un indicador que en Francia se sitúa en el 112% y que podría seguir aumentando si finalmente el país tiene que acelerar la venta de deuda para financiar un déficit que según las últimas estimaciones alcanzará en 6%.
El futuro se plantea incierto y los analistas esperan que la volatilidad siga siendo elevada. A pesar de esto los expertos creen las recientes caídas han generado puntos de entrada a precios atractivos. Además de las oportunidades puntuales en algunos bancos franceses, en Julius Baer escogen al sector industrial “donde las empresas expuestas a la tendencia de electrificación pueden ofrecer perspectivas de inversión atractiva”. JP Morgan escoge a Gentlink, la concesionaria del Eurotúnel, y el grupo de infraestructuras Eiffage como ejemplos de esta tendencia.
Entre los principales riesgos a medio plazo, los analistas apuntan la amenaza arancelaria de Donald Trump y su impacto en una economía europea. Illes Moëc, economista jefe de AXA IM, señalaba tras la victoria de Trump que es poco probable que la economía europea mejore. “El arancel del 10% sobre los productos europeos es probablemente manejable, pero el del 60% sobre los productos chinos puede ser muy perturbador por reducir la demanda china y por incentivar a los productores chinos a competir más ferozmente con los proveedores europeos fuera del mercado estadounidense”, destaca.