La gran banca multiplica las compras de deuda pública para blindarse ante la caída de los tipos
Desde los mínimos de 2021 las entidades aumentan su exposición a los bonos soberanos un 31,4%, y en un año han adquirido 20.000 millones. Las operaciones permitirán sostener los resultados si el margen de intereses se modera
Los bancos empiezan a afinar sus estrategias para mitigar el impacto de la rebaja de los tipos iniciada en junio. En el tercer trimestre, el primer periodo que recoge el efecto de la reducción del precio del dinero, las entidades españolas han aprovechado la ola de tasas todavía altas y lograron anotarse unos resultados récord con crecimientos de 19,7% del beneficio y del 8,8% del margen de intereses. Sin embargo, esta tendencia tiene los días contados. A finales del primer semestre los analistas de Citi afirmaban que las mejoraras del beneficio por acción se estancarían con la vista puesta en el corto medio plazo, mientras los cálculos de UBS apuntan a una caída del margen de intereses (la diferencia entre lo que gana con los préstamos y lo que paga por los depósitos) de entre el 1 y el 5% para la segunda mitad de 2024, llegando a alcanzar el 6% en 2025.
Ante las perspectivas de que el BCE siga adelante con la rebaja de tipos, y que incluso la acelere si la economía de la eurozona se deteriora, los bancos ven en las rentabilidades actuales de la deuda una opción atractiva. Para asegurarse unos rendimientos atractivos el máximo tiempo posible y sacar partido con la revalorización de la cartera de deuda a medida que los rendimientos bajan, la gran banca ha acelerado las compras de bonos. Según datos del Tesoro, a cierre de agosto, las entidades tenían en cartera deuda pública española por valor de 184.149 millones de euros, máximos de 2015. En los nueve primeros meses de 2024, los bancos han elevado sus tenencias en más de 15.743,4 millones, importe que roza los 19.794 millones en los últimos 12 meses. Se trata del ritmo de adquisiciones más acelerado desde 2022, coincidiendo con el fin de los tipos cero y la subida agresiva de las tasas en la que se embarcaron los bancos centrales para doblegar la inflación.
Ahora el contexto es distinto, y los bancos compran deuda para construir un colchón de cara al frío invierno de la rebaja de tipos. Las tasas no van a volver a los mínimos históricos de hace cuatro años, pero los rendimientos del 3% para la deuda a corto plazo ya han desaparecido del mapa. Nuria Álvarez, analista de Renta 4, destaca que en un contexto en el que la diferencia entre lo que gana con los préstamos y lo que paga por los depósitos se va a reducir (el margen de intereses, puntal de los beneficios récord de la banca en los últimos años), la gestión de la cartera de deuda y las comisiones serán los elementos claves para blindar la cuenta de resultados. A cierre de septiembre, el margen de intereses de la gran banca alcanzaba los 68.453 millones de euros, frente a los 28.172 millones del mismo periodo de 2021.
“La compra de bonos permite reducir la sensibilidad a la rebaja de tipos y puede ser una palanca para generar plusvalías”, destaca Álvarez. Además de los ingresos que obtengan con el pago de los cupones, las entidades pueden lograr un extra con la revalorización de la cartera de deuda, pues a medida que los rendimientos prolongan los descensos los bonos tienen un valor de mercado superior al de compra, que puede aflorar activando las ventas. Precisamente esta estrategia es la que está permitiendo a las aseguradoras brillar en Bolsa: la menor sensibilidad a los tipos hacen de las firmas de seguros la opción más atractiva para jugar la carta del sector financiero ahora que los intereses se despiden de los máximos.
Reducir la sensibilidad a los tipos adquiere una especial importancia en un mercado como español, en el que la mayor parte de las hipotecas están referenciadas al euríbor, ya por debajo del 2,5%. Además, las reticencias de las entidades a mejorar la remuneración de las cuentas y depósitos dejan muy limitada su capacidad para recortarlas cuando los tipos se mueven hacia abajo. Álvarez se muestra algo más escéptica con el futuro y espera que a medida que los tipos bajen y las rentabilidades de la deuda se reduzca, los bancos volverán a rebajar la deuda en balance. “Es posible que este año las tenencias de bonos soberanos toquen techo este año”, remarca.
Como alternativa a las rentabilidades obtenidas por la deuda, el consenso de los analistas apunta a las comisiones y el resurgir de las operaciones financieras (epígrafe donde se incluyen las ventas de deuda). Estas operaciones de compraventa a corto plazo fueron el sostén de los resultados en la era de los tipos cero. Conforme los rendimientos de los bonos se han alejado de las rentabilidades negativas, los bancos han aprovechado el exceso de liquidez para comprar bonos y dejar aparcado el dinero en la hucha de BCE. A cierre del tercer trimestre, el resultado por operaciones financieras de las entidades cotizadas alcanzó los 2.884 millones, línea con los 2.869 millones del ejercicio anterior y lejos de los 5.211.1 registrados a cierre de 2020. Álvarez, en sintonía con lo defendido por Jefferies, espera que a medida que los tipos vayan bajando, los bancos logren más ingresos vía comisiones netas, que en entidades como Sabadell y CaixaBank habían caído con fuerza.
A pesar de su actual apetito por la deuda soberana, las tenencias de las entidades continúan lejos de los 224.455 millones registrados a cierre de 2014, aún bajo la resaca de la crisis de deuda. Mientras los pequeños inversores aprovecharon sus ahorros para acelerar la compra de letras (son propietarios de 27.446 millones), los bancos han echado mano del exceso de liquidez para adquirir bonos a medio y largo plazo y garantizarse unos rendimientos atractivos por más tiempo. Desde los mínimos de 140.107 millones registrados en cierre de 2021, cuando los tipos estaban en el 0% y el BCE seguía comprando ingentes cantidades de deuda, la banca ha aumentado sus tenencias en 44.042,3 millones. Es decir, han aumentado su exposición un 31,4%. A diferencia de los oscuros años de la crisis de deuda, en los que la banca sufría la presión de sacar adelante las emisiones del Tesoro, ahora el binomio riesgo soberano-riesgo financiero no está en juego, y el interés por el papel español es generalizado. En los ocho primeros meses de 2024, los no residentes han incrementado las adquisiciones de títulos soberanos en 48.031 millones, hasta los 595.835 millones, cifra récord. Los inversores foráneos son los principales tenedores de deuda pública con el 43,13% del total en sus manos.
Compensar la salida del BCE
La entrada en acción de los bancos combinada con la confianza de los inversores extranjeros en la economía española ha compensado el repliegue del BCE. En julio de 2023 el organismo europeo dejó de reinvertir por completo la deuda en balance que vencía en su programa APP, el primer plan de compra de activo puesto en marcha en 2025. Desde mediados del pasado ejercicio, la deuda en manos del BCE a través de las compras del Banco de España ha caído en 26.693 millones, prácticamente casi todo lo que ha comprado la banca desde agosto del año pasado. Con estas desinversiones, la institución europea sigue teniendo sus manos deuda soberana española por valor de 386.666 millones. Es decir, el 27,99% del total. A pesar de esta retirada, el Tesoro ha seguido manteniendo bajo control el coste de la deuda e incluso a reducir el tipo medio de las nuevas emisiones. A cierre de agosto, el coste de la cartera de deuda alcanzaba el 2,21%, máximos de 2018 y apenas 57 puntos básicos por encima del 1.641% que registraba a cierre de 2021, antes de que el BCE pusiera fin a los tipos cero.