Ganancias en Bolsa para quien sabe esperar: las lecciones que deja el lunes negro bursátil
Un estudio de la gestora Schroders evidencia que las inversiones más rentables son aquellas que se sobreponen a las crisis del mercado y afirma que en un plazo de dos décadas Wall Street no deja pérdidas
El pánico secuestró al mercado el pasado 5 de agosto tras un informe de empleo desfavorable sobre la economía estadounidense, que hasta la fecha había mantenido un envidiable crecimiento. Las Bolsas se tiñeron de rojo en prácticamente todas las regiones: el Nikkei se desfondó el 12,4% en su peor sesión desde 1987, el Nasdaq cayó un 6%, el parqué londinense, un 2% y el Ibex 35 cedió un 3,5%. En pocas horas se diluyeron todas las ganancias que el selectivo español había conseguido en los últimos tres meses, mientras en más de un análisis se acuñaba el término recesión para la economía más grande del planeta.
El horizonte estaba lleno de inversores que habían decidido retirar su dinero amenazados por el temor de que la sangría de las Bolsas se prolongase. Grave error. Al menos así lo explica un estudio de la gestora británica de activos Schroders, que ha analizado los datos de los últimos 100 años de la Bolsa americana para demostrar la importancia de “mantener la cabeza fría en los tiempos de crisis”, puesto que en la mayoría de ocasiones la paciencia es recompensada. Al contrario, mientras menos tiempo permanezca el inversor con su apuesta, mayores son las posibilidades de perder todo el capital. El periodo de tiempo más corto que toma como referencia Schroders son 30 días: “si una persona decidiera invertir su dinero durante un mes, lo habría perdido en un 40% de las ocasiones, es decir, en 460 de los 1.153 meses de nuestro análisis en el marco de los 100 años analizados”.
La lectura que hace Schroders es que el desplome bursátil del 5 de agosto, como es común en terreno bursátil, responde a una “toma de decisiones en caliente”. A esto hay que sumar las posibilidades de que la inflación reste valor al dinero invertido. En los últimos años, los datos del Índice General de Precios (IPC) han sido elevados para la mayoría de grandes economías. Estados Unidos superó el 9% de IPC durante el verano del 2022 y en Europa la espiral de precios llegó al 10% a finales del 2021. “Como saben todos los ahorradores de efectivo, la experiencia reciente ha sido dolorosa”, detalla el informe. Los analistas de Schroders recuerdan que la última vez que el efectivo batió a la inflación en un período de cinco años fue entre febrero de 2006 y febrero de 2011, “un recuerdo lejano ya”, pero que permite entrever que los inversores que cancelan su apuesta deben tener en cuenta el efecto de la inflación.
Por eso el tiempo es clave: “Rechazar el mercado de renta variable en favor del efectivo en respuesta a una gran caída es nocivo para la riqueza a largo plazo”. Mientras más tiempo se mantenga el dinero en los mercados, el riesgo de perder se diluye. Según el estudio, a 12 meses vista, las probabilidades de registrar pérdidas caen a un 30%. “Y lo más importante es que un año sigue siendo un corto plazo en lo que respecta al mercado bursátil”, detallan. Y en un horizonte de cinco años, esa probabilidad de pérdidas retrocede al 22%, mientras que a 10 años es del 13%. Una de las conclusiones más relevantes es que prácticamente nadie que haya dejado su dinero por más de dos décadas ha perdido en Bolsa.
Las turbulencias del mercado aguardan a la vuelta de la esquina y son pocos los años que se salvan de no presentar agitaciones, advierten desde la agencia británica. En al menos 30 de los últimos 52 años se han producido sacudidas bursátiles que han llevado al mercado a perder cerca de un 10% de su valor. En la última década, esto incluye 2015, 2016, 2018, 2020 y 2022. Y las caídas aún más pronunciadas, del 20%, se produjeron en 13 de los últimos 52 años, es decir, aproximadamente una vez cada seis años.
Además, desde Schroders advierten que en la mayoría de casos se trata de pérdidas de las que los inversores no llegan a recuperarse hasta muchos años después. La entidad explica que los inversores que retiraron el dinero en 1929, tras la primera caída del 25% de la Gran Depresión, habrían tenido que esperar hasta 1963 para volver al punto de equilibrio. Mientras que si hubiesen mantenido la confianza en Wall Street, el punto de equilibrio se habría alcanzado a principios de 1945. De igual manera, un inversor que cambiara a efectivo en 2008, después del estallido de la crisis financiera de ese año, aún hoy en día mantendría su cartera por debajo del valor del mercado.
Los avisos del ‘índice del miedo’
Tras el gran susto de inicios de agosto, las aguas parecen haber vuelto a la calma. El índice Vix, también conocido como el indicador del miedo, alcanzó nuevos picos a inicios de mes ante el temor de los inversores a una recesión en la economía estadounidense. Este indicador, que mide la volatilidad que los operadores esperan para el S&P 500 durante los próximos 30 días, superó durante la jornada del 5 de agosto el nivel de los 60 puntos, en un pico de volatilidad que no se recordaba desde la pandemia. Sin embargo, descendió de nuevo en los días posteriores y ahora cotiza en los niveles previos a aquel momento de tensión.
Schroders insiste en que si los inversores se mantienen serenos y son capaces de mantener la calma en estos picos, saldrían mejor parados, sobre todo en un escenario en el que se venden sus acciones para volver a entrar al mercado cuando los títulos están bajos. El estudio de la entidad demuestra que si los inversores retiraban su dinero para comprar después, habrían tenido una rentabilidad del 7,4% anual, mientras que mantener la apuesta por la renta variable hubiese derivado en una ganancia anual del 9,9%. Pese a todo, advierte, “como ocurre en todas las inversiones, el pasado no es necesariamente una guía para el futuro, pero la historia sugiere que los periodos de mayor temor, como el que estamos viviendo actualmente, han sido mejores para la inversión en Bolsa de lo que cabría esperar”.
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