Wall Street se entrega a la euforia y se asoma a nuevos máximos históricos
El S&P 500 cotiza a la baja tras ocho sesiones consecutivas al alza, mientras los inversores dejan en el olvido las turbulencias del lunes negro
Ocho sesiones consecutivas subiendo han colocado a Wall Street ante un escenario que muy pocos habrían vaticinado hace solo dos semanas, cuando la Bolsa japonesa vivía su peor jornada en 37 años y los mercados financieros temblaban ante los anuncios de corrección. Ahora, el estado de ánimo es muy distinto. Tras despeñarse un 8% desde su pico, los vientos del apocalipsis han amainado para el S&P500, el índice que agrupa a las principales compañías de Estados Unidos, que está a un paso de sus máximos históricos del pasado 16 de julio, y muy cerca también de su mejor racha de jornadas en verde de los últimos 20 años, una serie de ocho jornadas que se vio truncada este martes (-0,20%).
Una riada de datos positivos está detrás de esa recuperación exprés. Los estadounidenses están gastando casi como si la inflación no existiera: el gigante de la distribución Walmart, uno de los termómetros del consumo de las familias, ha mejorado sus perspectivas de facturación y cotiza en récords; mientras que las ventas minoristas repuntaron en julio un 1%, su mejor dato en año y medio, con más dinero moviéndose hacia la compra de vehículos, productos electrónicos, electrodomésticos, ferreterías, tiendas de jardinería o restaurantes, señal de que los ahorros aún resisten los planes que se salen de las necesidades básicas, como comer fuera.
Todo eso ha empujado en Bolsa a las firmas tecnológicas y de consumo, y ha opacado el mal dato de empleo de julio, que ha situado la tasa de paro en el 4,3%, su nivel más alto desde octubre de 2021. Los tambores de recesión han sido acallados temporalmente, aunque los analistas no lanzan las campanas al vuelo. “El riesgo de una ralentización más pronunciada en Estados Unidos, impulsada por el débil dato de empleo de julio, no ha desaparecido”, dice un informe del banco suizo UBS.
El jefe de Macro de ING Research, Carsten Brzeski, muestra su incredulidad con el giro que han dado las cosas en tan poco tiempo. “Es prácticamente increíble después de la fuerte corrección de hace dos semanas”, dice por correo electrónico. Sin embargo, llama a la cautela. “No creo que haya desaparecido el riesgo de otra corrección. Los acontecimientos de hace dos semanas demostraron cuán frágil y nerviosa es la situación. Por ahora, unos datos macroeconómicos estadounidenses mejores de lo esperado, y la idea de un aterrizaje suave y recortes de tipos de la Fed han estabilizado los mercados, pero eso no ofrece garantía contra futuras correcciones. No hay que olvidar que podría haber más de un baño de realidad para la inteligencia artificial”, advierte.
La racha de subidas ha empujado el S&P un 6,8%, su mejor rally desde octubre de 2022, desbaratando por ahora las expectativas de quienes esperaban un desplome mayor para comprar barato. Acertar el momento de mercado no es sencillo, porque a veces supone perder oportunidades. “Los inversores pierden mucho más dinero al intentar anticipar las correcciones que en las propias correcciones”, suele decir el inversor Peter Lynch.
De consumarse esos nuevos máximos históricos, el S&P los habría tocado la friolera de 39 veces en lo que va de año. El Nasdaq tecnológico está ligeramente más lejos de conseguirlo: le falta avanzar en torno a un 4% para regresar a su pico. Quienes argumentan que las Bolsas están caras aducen que las alzas parten de unas premisas todavía no del todo demostradas, como los ingentes beneficios que promete la inteligencia artificial, o las bajadas de tipos de la Reserva Federal. Por eso, el foco estará puesto en lo que puedan decir los banqueros centrales en su tradicional reunión anual en Jackson Hole (Wyoming).
“Los inversores ahora piensan que la Reserva Federal necesita recortar más para garantizar que no haya recesión (el 60% dice que la Fed llevará a cabo cuatro o más recortes en los próximos 12 meses)”, señala Bank of America en un informe.
En año electoral, los movimientos de su presidente, Jerome Powell, serán escrutados con especial intensidad, porque en una campaña reñida y polarizada como la actual, pueden conllevar acusaciones de favorecer a uno u otro candidato. Los banqueros centrales suelen ser muy celosos de su independencia, aunque desde el poder político tienen sus propios favoritos. Durante la campaña presidencial del año 2000, el entonces senador republicano John McCain llegó a decir que si el entonces presidente de la Fed, Alan Greenspan, (muy querido por los mercados) moría en el cargo, él se encargaría de enderezarlo en su silla y ponerle unas gafas de sol.
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