Los inversores apuestan por una rebaja de tipos en EE UU en septiembre tras el paso de Powell por el Congreso
El presidente de la Reserva Federal cree que el mercado laboral ya se ha enfriado lo suficiente y está a la espera de algún buen dato adicional de inflación
Reunión a reunión y dato a dato. Los tiempos en que la Reserva Federal telegrafiaba con antelación sus movimientos han quedado algo en suspenso. En este momento de inflexión en la política monetaria, el calendario de la primera rebaja de tipos desde la pandemia es incierto. Sin embargo, tras dos días de comparecencia del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, en el Congreso, la impresión que ha quedado en inversores y analistas es que un primer recorte es muy probable en la última reunión el verano, la del 17 y 18 de septiembre. El dato de inflación de este jueves permitirá poner a prueba por primera vez ese escenario.
Las cotizaciones implícitas en las cotizaciones de los futuros sobre los fondos federales dan por prácticamente seguro que los tipos se mantendrán en el actual nivel, el rango del 5,25%-5,50%, su máximo en 23 años, en la reunión de finales de este mes, según los datos de la herramienta FedWatch, de CME. Al tiempo, esos precios de mercado indican una probabilidad de más del 70% de que en la reunión de septiembre los tipos bajen al 5,00%-5,25%. Las perspectivas de un recorte de tipos han impulsado a la Bolsa estadounidense hasta máximos históricos.
Powell lleva meses reiterando que el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal, encargado de la política monetaria, necesita tener una mayor confianza en que los precios se dirigen de forma sostenible hacia el objetivo del 2% antes de llevar a cabo el primer recorte de tipos. En su intervención del martes ante una comisión del Senado, reiterada el miércoles ante otra de la Cámara de Representantes, Powell se atrevió a dar un pequeño paso más allá: “Los datos de inflación más recientes han mostrado algunos avances modestos, y más datos positivos reforzarían nuestra confianza en que la inflación avanza de forma sostenida hacia el 2%”.
Aun así, el presidente del banco central evita comprometerse: “Tengo cierta confianza”, dijo este jueves, en que la inflación está retrocediendo. “La pregunta es: ¿tenemos suficiente confianza en que se está moviendo de forma sostenible hacia el 2%? Y aún no estoy preparado para afirmarlo”, añadió.
El mercado y la Reserva Federal están, por tanto, a la espera de más datos positivos de inflación. La medida preferida por el banco central es el índice PCE, un deflactor de los gastos personales, pero esa cifra tarda más tiempo en conocerse. Este jueves se publicará el índice de precios de consumo (IPC) y los economistas esperan una subida mensual de los precios del 0,1% que permitiría reducir la tasa interanual al 3,1%, aunque con una inflación subyacente que se mantendría en el 3,4%. De cumplirse, sería un buen dato, así que reforzaría la confianza de la Reserva Federal y, contribuiría a alimentar la tesis de una rebaja de tipos en septiembre.
Powell ha indicado que concede una trascendencia especial al primer recorte de tipos. Para él sería un patinazo cantar victoria antes de tiempo, es decir, bajar los tipos, comprobar que la inflación sigue sin estar controlada y tener que volverlos a subir. Con la actual política monetaria, se siente cómodo esperando, pero el otro factor en el que ha insistido cada vez más en sus últimas intervenciones, es que esperar demasiado también puede salir caro.
“A la luz de los progresos realizados tanto en la reducción de la inflación como en el enfriamiento del mercado laboral en los dos últimos años, la inflación elevada no es el único riesgo al que nos enfrentamos”, indicó esta semana a los congresistas por partida doble. “Aflojar la política restrictiva demasiado tarde o demasiado poco podría debilitar indebidamente la actividad económica y el empleo”, añadió.
Este miércoles, insistió en el doble mandato de la Reserva Federal: lograr estabilidad de precios y promover el máximo empleo posible, algo que le diferencia, por ejemplo, del Banco central Europeo (BCE). “No somos solo un banco central con objetivos solo de inflación”, ha indicado ante la Comisión de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes. “También tenemos un mandato de empleo”, subrayó.
Además, antes de hablar de política monetaria, al hacer un repaso de la situación económica y de las perspectivas, reiteró un mensaje que por primera vez lanzó en la rueda de prensa del pasado 12 de junio: “En el mercado laboral, un amplio conjunto de indicadores sugiere que las condiciones han vuelto más o menos al punto en que se encontraban en vísperas de la pandemia: fuertes, pero no recalentadas”. El paro ha subido al 4,1% en junio, su nivel más alto desde octubre de 2021, aunque las estadísticas laborales están dando señales contradictorias.
Todo, pues, acompaña a la idea de que los tipos pueden bajar en septiembre y quizá empezar un ritmo de rebajas trimestrales, a pesar de que los miembros del FOMC apuntaron en sus últimas previsiones, hace solo unas semanas, a que solo habría una rebaja de 0,25 puntos hasta final de año. Los participantes estaban algo divididos en realidad. Cuatro no esperaban ningún recorte; siete señalaban a esa única rebaja de 0,25 puntos, y otros ocho apuntaban a dos recortes de cuarto de punto hasta fin de año.
Las cotizaciones de mercado señalan como escenario más probable una segunda rebaja de 0,25 puntos en diciembre. Eso sí, tanto los inversores como la Reserva Federal se han venido equivocando sistemáticamente con sus previsiones este año, así que eso no garantiza nada.
Otro mensaje que Powell ha dejado claro en estos dos días en el Congreso es que el calendario electoral, con presidenciales y legislativas el 5 de noviembre, no afectará a su decisión. Ha defendido enfáticamente la independencia operativa del banco central y ha asegurado que en su cóctel monetario, la campaña electoral no es un ingrediente.
Una de las dudas es si la Reserva Federal dará en la reunión de finales de este mes una señal clara de un posible recorte en septiembre. Si no lo hace, el banco central aún tendría la ocasión de colocar su mensaje en el seminario económico de Jackson Hole, que se celebra del 22 al 24 de agosto. Powell dijo allí el año pasado que los bancos centrales se estaban viendo obligados a orientarse por las estrellas bajo un cielo nublado. Quizá este año tengan más claro el rumbo de su travesía.
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