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Los plazos de la CNMC con la operación del BBVA y el Sabadell: de cinco meses a un año (y si el Gobierno la autoriza)

Competencia podría utilizar hasta dos fases, que acabarían probablemente en el Consejo de Ministros, en un análisis que puede extenderse muy por encima de los tiempos mínimos

El presidente del Banco Sabadell (derecha) con el ministro de Economía, Carlos Cuerpo (de espaldas), el pasado 23 de mayo.
El presidente del Banco Sabadell (derecha) con el ministro de Economía, Carlos Cuerpo (de espaldas), el pasado 23 de mayo.massimiliano minocri
Pierre Lomba

Cuando dos empresas fuertes en un sector deciden fusionarse (o, cuando una de ellas se lanza a absorber a la otra), las autoridades y los reguladores se ponen en alerta. La concentración empresarial puede ser enemiga de la competencia, y por ello su supervisor, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), analiza opas como la lanzada por BBVA sobre Sabadell en un proceso extremadamente tasado. Este se desarrollará en dos fases, que, previsiblemente, se extenderán, como mínimo cinco meses, a contar desde la notificación remitida por el banco vizcaíno el pasado 31 de mayo, pero cuyos plazos pueden más que duplicarse de la teoría a la práctica. La operación queda suspendida hasta que no haya sido autorizada.

Lo primero para la empresa que lanza la opa es ver si la operación tiene que pasar por la lupa de Competencia, y notificar a la autoridad correctamente. Para ello, tiene que cumplir alguna de estas dos condiciones: que la empresa resultante adquiera o incrementa una cuota del 30% mercado relevante —los servicios bancarios en España— y que supere un volumen de negocio de 240 millones, siempre que individualmente superen los 60 millones en España. La opa cumple de sobra con ambas condiciones. Por poner en contexto, el año pasado el BBVA ganó (esto es, facturación menos todos sus gastos e impuestos) 10 veces más de lo que se exige que facture a la entidad resultante.

Una vez notificada la CNMC, y siempre que no haya defectos formales en esta comunicación, empieza la primera fase del análisis, que se extiende en principio durante un mes. En ella, y como si fuera un juzgado, la autoridad de la competencia realiza actos de instrucción. Solicita información a las empresas que participan, a los clientes, a otros reguladores y analiza, en fin, que la concentración no perjudique a la competencia en el sector bancario. En caso de detectar problemas, el supervisor se los plantea a los involucrados, a los que propone una serie de compromisos sin los que la operación no recibirá luz verde.

Aquí, entre otras variantes del negocio, se analizará con especial cuidado la cuota que ostentaría la entidad resultante en el segmento de empresas. El Sabadell es el campeón español en crédito a pymes, una de las razones que ha despertado el apetito del banco presidido por Carlos Torres. Las empresas suelen operar con varias entidades para contar con diversas fuentes de financiación y repartir las posiciones de riesgo. Por ello, los expertos consideran que una buena parte del análisis de Competencia se centrará en esta unidad de negocio para valorar de qué forma se reduce la oferta y el número de oficinas, y puede llegar, incluso, a imponer al BBVA la venta de una parte de su negocio conjunto.

Otra cuestión sobre la que probablemente se pronuncie la CNMC será la competencia territorial. El nuevo BBVA-Sabadell sería el único banco presente en 48 códigos postales, y esto es un matiz que el supervisor no pasa por alto. Ya con la fusión de Bankia y CaixaBank, se detectaron 21 códigos postales donde solo quedaría sucursal de CaixaBank en monopolio, y otros 65 donde la competencia se iba a ver resentida. Por ello, exigió en las zonas de monopolio el mantenimiento de las condiciones durante tres años a los clientes de la extinta Bankia, y en las otras, que ofreciera sus productos en condiciones superiores o iguales a sus competidores. Estos compromisos puede ser sometidos a test preliminares.

Segunda fase, la más probable

La primera fase termina con una resolución del consejo de la CNMC. Las alternativas son una autorización simple y llana, un visto bueno pero con compromisos, el archivo de la operación (equivalente a una negativa), la remisión a la Comisión Europea (cuando tenga la suficiente dimensión) o el inicio de una segunda fase. Esta última, que solo se acuerda cuando la concentración puede obstaculizar el mantenimiento de la competencia efectiva en todo o parte del mercado nacional, es el paso más probable en la opa del BBVA sobre Sabadell. Fuentes próximas al organismo reconocen que la previsión interna es que la transacción no se quede en primera fase.

Si se detectan problemas de competencia que requieren un mayor análisis, se pone en marcha esta segunda ronda, con un análisis más minucioso todavía que, normalmente, incluye la consulta a terceros interesados. Esta dura, en principio, otros tres meses, desde el acuerdo de inicio. El supervisor vuelve a requerir información y los terceros interesados presentan sus alegaciones. En un plazo de 35 días desde el comienzo, se presentan los compromisos que puedan solventar los problemas de competencia detectados. La dirección de competencia presenta su propuesta de resolución y, como en la primera fase, el consejo toma una decisión.

Aquí entra la clave que puede alargar el proceso más de lo que BBVA calculaba. En principio, como supervisor independiente, la CNMC tiene la última palabra sobre las operaciones societarias. Pero hay excepciones: aunque todas las decisiones son comunicadas al Ministerio de Economía, si estas resultan en una autorización con compromisos o condiciones, o en una prohibición, la cartera dirigida por Carlos Cuerpo puede decidir elevar la decisión al Consejo de Ministros. En el plazo de un mes, la Moncloa puede dar el visto bueno definitivo o ratificar la prohibición. Eso sí, nunca por razones de competencia, que pertenecen exclusivamente a la CNMC, sino por cuestiones de otra índole, consideradas de interés público, como la seguridad o la protección del medioambiente. Estas no están tasadas, y son un cajón de sastre que puede suponer un obstáculo serio para el devenir de la opa.

Aunque la ley de defensa de la competencia establece estos plazos, desde la CNMC apuntan a que el proceso puede extenderse un año. En el caso de Caixabank y Bankia, la autorización de Competencia llegó en marzo de 2021, cuatro meses después de que remitiesen la operación a este organismo y seis meses después de que los consejos de administración de ambas entidades aprobasen la fusión. Pero tanto esta como la de Unicaja y Liberbank, que tuvieron plazos similares, se aprobaron en primera fase.

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Pierre Lomba
Redactor de la sección de Economía. Graduado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y la Sorbona de París. Después de ejercer la abogacía, realizó el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.
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