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Cuando la política sí sacude, y mucho, los mercados financieros

Los inversores solo reaccionan a cambios drásticos en fiscalidad o regulación, como sucedió con el Brexit o el recorte fiscal de Liz Truss. Una posible victoria de Trump en noviembre sí es vista como factor de riesgo

Varios operadores trabajan en la Bolsa de Wall Street.
Varios operadores trabajan en la Bolsa de Wall Street.Efe
Nuria Salobral

Este lunes se despejará en España uno de los mayores interrogantes políticos de los últimos tiempos: saber si el presidente del Gobierno Pedro Sánchez dimitirá o no. En un país ya habituado a las sorpresas, la crispación y la permanente inestabilidad parlamentaria, el interés de los inversores ante el nuevo escenario político será, probablemente, limitado. La convulsa política española de los últimos años no ha tenido impacto ni en la Bolsa doméstica ni en la prima de riesgo, y la inesperada carta con amenaza de dimisión anunciada el miércoles por Sánchez ha pasado completamente de puntillas por el mercado español, con el foco puesto –al igual que el conjunto de mercados globales– en los resultados empresariales y en las expectativas de recortes de tipos de interés.

Pero no siempre es así. La política importa en el mundo de la inversión, y en las ocasiones en las que lo hace, su impacto puede ser arrollador. De hecho, este año está muy presente en las perspectivas de los inversores para este año, pues 2024 es un año plagado de elecciones a nivel mundial. Ningunas van a ser tan importantes como las presidenciales que se celebran en Estados Unidos en noviembre. Sin duda, una hipotética victoria de Trump sí tendría efectos en la Bolsa y, sobre todo, en los bonos.

“La clave que determina el impacto en el mercado es si los cambios políticos tienen efecto en la política fiscal y en la regulación”, explica Roberto Ruiz-Scholtes, jefe de estrategia de Singular Bank. En España, el margen de actuación sobre las cuentas públicas está limitado por el cumplimiento de las reglas fiscales acordadas con Bruselas y, más allá del signo político, no se contempla en ningún caso un ejecutivo desobediente en materia fiscal. Y en cuanto a la regulación, el impuesto a energéticas y banca implantado por el Gobierno de Sánchez, que en principio sí tuvo cierto impacto en mercado, ya ha quedado eclipsado por unos beneficios récord de estas empresas. La intención del Ejecutivo de hacer permanentes esos impuestos extraordinarios tampoco ha sido un lastre para las cotizaciones. Son necesarias decisiones políticas mucho más rompedoras para sacudir el ánimo de los inversores.

La peor sesión registrada nunca por el Ibex continúa siendo la del 12 de marzo de 2020, cuando el estallido de la pandemia y el decreto del estado de alarma dejó una pérdida para el selectivo del 14,06%. Pero no queda muy lejos el 24 de junio de 2016. Ese día el mercado encajó con pánico el resultado del referéndum británico sobre la pertenencia a la UE, y el Ibex cayó el 12,35%.

El Brexit y Liz Truss

El Brexit marcó un antes y un después para la economía británica, para el proyecto de construcción europeo y para los intereses de las empresas con negocios en Reino Unido. La política británica ha sido desde entonces gran fuente de inquietud para los inversores, y ha sido también ejemplo de cómo el mercado puede torcerle el brazo a los gobernantes precipitando, incluso, su caída. Tras una inesperada llegada al poder en sustitución de Boris Johnson, Liz Truss sorprendió en septiembre de 2022 con un drástico recorte de impuestos por 60.000 millones de libras que iba a ser cubierto a costa de más deuda.

En una economía debilitada por el Brexit y más endeudada con la pandemia, la medida desató las dudas sobre la sostenibilidad de la deuda británica y generó una espiral de desconfianza en el mercado. La libra se depreció con fuerza y la rentabilidad de los bonos se disparó a gran velocidad, dejando un reguero de pérdidas y haciendo temer incluso por el sistema de planes de pensiones privados del país. El Banco de Inglaterra se vio forzado a intervenir de urgencia con una ingente compra de bonos. Tras desatar una enorme sacudida financiera, Truss dimitió como primera ministra con solo seis semanas en el cargo.

El mercado demuestra a veces con toda su crudeza su capacidad de imponerse sobre la política. La crisis de la zona euro de hace más de una década dejó una clara lección de quién gana el pulso entre gobiernos y mercado cuando se cuestiona el principio, intocable para los inversores, de que las deudas hay que pagarlas. Grecia intentó plantar cara a una austeridad implacable con un referéndum sobre el euro aunque a pesar del rechazo de los ciudadanos a los planes de Bruselas para rescatar la economía helena, el gobierno de Alexis Tsipras acabó aceptando las exigencias con las que evitar la bancarrota y la salida del euro. Los partidos euroescépticos han tomado buena nota de ello en la zona euro e Italia, pese a la retórica antieuropea y contraria al euro que han llegado a mostrar sus dirigentes políticos, ya no amenaza con desobedecer la disciplina fiscal ni con enfrentarse con Bruselas. La líder de ultraderecha Georgia Meloni ha evitado cuidadosamente el discurso incendiario de Matteo Salvini, que no dudaba en decir que “no le gustaba el euro” cuando ocupaba en 2018 la vicepresidencia del país. “En el mercado se llegó a hablar de Italexit, algo que no ha llegado a suceder nunca con España”, recuerda Borja Goméz, director de análisis de Dunas Capital.

De la UE al Capitolio

La UE celebra en junio elecciones al Parlamento Europeo, una cita de la que se espera el auge de las fuerzas euroescépticas aunque no hasta el punto de romper la actual mayoría de fuerzas políticas a favor de continuar con la integración europea. “Esperamos que una gran mayoría proeuropea pueda resistir”, añade Ruiz-Scholtes. Además, aunque con menos intensidad, el BCE sigue velando por la estabilidad en las primas de riesgo.

La guerra en Ucrania es la gran crisis geopolítica con la que lidia la UE. Su impacto sobre los precios de la energía ha quedado mitigado pero además de los desafíos aún por delante para superar la dependencia energética de Rusia, el conflicto también deja una derivada importante en el ámbito financiero. “Con el bloqueo a Rusia de las reservas en divisa extranjera, hay economías emergentes que han optado por aumentar sus reservas en oro, lo que explica en buena parte el alza del metal precioso”, apunta el jefe de estrategia de Singular Bank.

Si hay un evento político que promete movilizar a los inversores este año van a ser las elecciones presidenciales en EE UU que se celebran en noviembre. La inesperada llegada al poder de Trump en 2016 ya causó el alza de rentabilidad de los bonos estadounidenses. Su propuesta de rebaja de impuestos, vigente hasta hoy, contribuyó a acentuar el déficit público que ahora presiona aún más a la economía del país. “En teoría, el efecto en mercado de una posible victoria de Trump no debería ser tan fuerte como en 2016. Los inversores ya le conocen, pero el mercado es muy sensible a la inflación y a los desequilibrios en las cuentas públicas. Y los aranceles que defiende Trump tienen un efecto inflacionista”, añade Borja Gómez.

También inquietan los planes que Trump pudiera tener para la Fed. El diario The Wall Street Journal señalaba este viernes que los asesores del magnate republicano diseñan un plan para rebajar la independencia de la Fed, de modo que el banco central más influyente del mundo debería consultar con el presidente las decisiones sobre tipos de interés. Toda una bomba de neutrones para un mercado que, llegado el caso, no duda en enmendar la plana a la política.

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Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.
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