¿Quién bajará antes los tipos de interés: la Fed o el BCE?
Las expectativas de recortes se han enfriado con fuerza, pero el mercado prevé que Lagarde dé el paso solo un poco antes que Powell y con mayor intensidad a lo largo del año
2024 va a ser el año del cambio de ciclo, el punto de inflexión después del que los bancos centrales emprenderán una senda de rebajas en los tipos de interés. El ejercicio empezó con una desbordante expectativa del mercado, enfriada de forma drástica con la publicación del dato de inflación de Estados Unidos de enero y la inesperada resistencia de los precios a flaquear en la mayor economía del mundo. El primer recorte de tipos con que la Fed dará por victoriosa su lucha contra la inflación se espera ahora, de forma mayoritaria, para junio. Solo un poco antes, en abril, podría llegar la primera rebaja por parte del BCE, que tiene mucho menos margen que la Reserva Federal para pensarse el recorte. El tiempo y la debilidad de la economía de la zona euro estrechan el margen de Christine Lagarde.
El descenso de la inflación registrado en la recta final de 2023 dio alas a la expectativa de que los bancos centrales podrían dar carpetazo a las subidas de tipos y preparar el terreno para un recorte. El nuevo año comenzó con la Fed al frente de las quinielas de los inversores para emprender las rebajadas de tipos: tan pronto como en el mes de marzo, una apuesta que implicaba que el BCE no podía quedarse atrás. Menos aún cuando el descenso de la inflación era más evidente en la zona euro y también mayor el coste económico del encarecimiento del precio del dinero, hasta el punto de amenazar con una recesión.
Frente a la euforia con que los inversores han apostado por el descenso, casi apresurado, del precio del dinero este año, los bancos centrales se han esforzado por enfriar expectativas, insistiendo en no bajar aún la guardia frente a la inflación. Pero no ha sido hasta la publicación hace una semana del dato de inflación de EE UU de enero, que arroja un aumento de precios mayor de lo esperado (en especial de la inflación subyacente), cuando los inversores han terminado de convencerse de que la Fed no bajará tipos en marzo (tampoco el BCE). Fráncfort ya no estaría pendiente de mover ficha en espera de las decisiones de la Reserva Federal y, aun al contrario, podría tomar la iniciativa de acometer un primer recorte incluso en abril.
“Hay pocas evidencias de que el BCE vaya a esperar a la Fed. De hecho, los actuales datos económicos sugieren más divergencia, con la resistencia de EE UU aumentando el riesgo de que la Fed recorte tipos incluso más tarde y con los datos de la zona euro metiendo presión al BCE para rebajar tipos antes”, señala David Alexander Meier, economista de Julius Baer. En Estados Unidos, los precios crecieron en enero el 3,1% en tasa interanual y al 3,9% en tasa subyacente, mientras que en la zona euro, la inflación del primer mes del año se sitúa en el 2,8%. En cuando al crecimiento económico, el PIB estadounidense aumentó en el cuarto trimestre de 2023 el 3,3% en tasa anualizada, frente al 0,1% interanual de la zona euro, que solo a duras penas ha logrado sortear la recesión técnica.
La economía estadounidense no da muestras de necesitar una pronta rebaja de tipos y así lo refleja ahora el mercado de futuros. El mercado descuenta en la actualidad entre tres y cuatro recortes de tipos por parte de la Fed este año, frente a los seis o siete que esperaba hace un mes. Y el descenso acumulado del precio del dinero durante este año y 2025 ha menguado desde los 235 puntos básicos de hace un mes a los 165 puntos básicos de la estimación actual.
Para el BCE, los futuros dan ahora una probabilidad del 83% a un recorte de tipos en la reunión de junio y del 40,7% en la de abril, frente a los respectivos porcentajes del 110% y del 52% de hace un mes. Para la Fed, las probabilidades son incluso más moderadas: un 65% para un recorte en junio y del 31% en mayo. Hace un mes, el mercado daba un 80% de probabilidades a que Powell recortaría tipos en mayo y un 95% en junio.
Según apunta Alex Rohner, estratega de renta fija en J. Safra Sarasin Sustainable AM, “aunque los datos de la eurozona han mejorado ligeramente, no han mostrado ni de lejos la misma fortaleza que la economía estadounidense si analizamos los últimos meses. La desinflación también avanza más rápido que en EE UU, por lo que la eurozona tendría una ventana para recortar los tipos de interés un poco antes que la Fed”. Las rebajas de tipos por parte del BCE también podrían ser más intensas que las de la Fed durante 2024, según apunta Orla Garvey, gestora de renta fija de Federated Hermes. “Se espera que el BCE recorte más que la Reserva Federal este año y que la Reserva Federal se ponga al día en 2025″, explica. Una tesis que también comparte Gilles Moëc, economista jefe de Axa IM: “La Fed tiene algunas buenas razones para seguir siendo prudente en el calendario de recortes de tipos. El mercado espera ahora que el BCE recorte más que la Fed para finales de 2024. Es probable que esto refleje la brecha cada vez mayor entre EE UU y la zona del euro en lo que respecta a la economía real”, añade.
En el pasado, la Fed ha movido ficha antes que el BCE. Lo hizo en el pinchazo de las tecnológicas en 2000, al adelantarse cinco meses al BCE en su recorte de tipos, en una crisis que tenía como epicentro Estados Unidos. Lo volvió a hacer, más de un año antes que su homólogo europeo, al recortar tipos en 2007, en los preliminares de la gran crisis financiera. Y también se adelantó al BCE en marzo de 2022, cuando la Fed emprendió la andanada de alzas de tipos con las que encarar la espiral inflacionista posterior a la pandemia. Esta vez sin embargo, no solo un mayor descenso de la inflación juega a favor de que el BCE recorte los tipos antes e incluso con mayor intensidad. También pesa el hecho de la contracción económica de la locomotora alemana o el hecho de que los tipos de interés reales estén ahora por encima del crecimiento del PIB real en la zona euro, no así en EE UU. Como advierten en Bank of America a propósito del BCE, “esperar demasiado para un recorte de tipos tiene un coste que no es fácil de arreglar con rebajas más rápidas”.
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