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La Bolsa alemana desconecta de una economía en horas bajas

El índice Dax ronda máximos históricos tras apreciarse un 11% en los últimos 12 meses pese a los vientos de recesión, la crisis inmobiliaria y el bache industrial

Dax
Belén Trincado Aznar
Álvaro Sánchez

Resulta complicado encontrar una noticia positiva para la economía alemana en los últimos tiempos. La producción industrial terminó 2023 casi un 10% por debajo de los niveles previos a la pandemia; golpeado por los altos tipos de interés, el sector inmobiliario está sufriendo su mayor crisis en décadas —este lunes se conoció que los precios disminuyeron de media un 7,2% en el cuarto trimestre, y TAG Immobilien, uno de los grandes grupos del país, advierte de que el desplome puede llegar al 30% desde los máximos de 2022—; el comercio global se ha ralentizado por el enfriamiento de China —principal mercado de Volkswagen y, en particular, de las empresas fabricantes de bienes de equipo—, perjudicando a su potente maquinaria exportadora (los envíos cayeron un 1,4% en 2023). Asimismo, cerrado el grifo del gas ruso, y con él, el de la energía barata que ha alimentado su industria durante años, la amenaza de una nueva recesión técnica sigue latente.

En ese contexto de turbulencias, constatadas por la evolución de indicadores como el Ifo de confianza empresarial, que en enero bajó a 85,2 puntos, mínimos de seis meses, las grandes compañías germanas han aguantado mucho mejor de lo esperado. El índice Dax, que reúne a las 40 mayores empresas, se ha revalorizado un 11% en los últimos 12 meses y ronda máximos históricos. Su comportamiento ha sido superior al de parqués europeos como el español, que repuntó un 9% en ese periodo pese a que el crecimiento del PIB fue más robusto, del 2,5% en 2023 frente al -0,3% de Alemania.

Detrás de esta resistencia hay casos de éxito como el de SAP. El desarrollador de software para empresas lidera las subidas del Dax (53% de avance en 12 meses), y es una de las compañías europeas que más está aprovechando el apetito de los inversores por comprar títulos de cotizadas expuestas a la inteligencia artificial —entre cuyos beneficiarios están también la holandesa ASML o la estadounidense Nvidia—.

Junto a SAP, la otra gran ganadora es Rheinmetall, el mayor fabricante de armas del país. La guerra en Ucrania supuso un punto de inflexión en su cotización tras décadas de escuálida inversión militar. Más allá de los contratos ligados al conflicto (en noviembre firmó el suministro de 25 tanques Leopard 1A5 a Ucrania y cinco vehículos blindados, y antes había recibido pedidos de sistemas antidrones), la guerra a las puertas de la UE ha impulsado el gasto en armamento. Otras cotizadas que han tenido buen comportamiento son Adidas (+22%), que trata de dejar atrás la crisis desatada por su ruptura con el rapero Kanye West por sus comentarios antisemitas, o el gigante aeronáutico Airbus (+32%). “La Bolsa descuenta el futuro, y la alemana se beneficia de los descensos previstos de tipos y la mejora también estimada de la economía global, por contar el índice con multinacionales importantes”, concluye Leopoldo Torralba, economista jefe de Arcano Research.

Ángel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics, cree que la mayor internacionalización ha reducido el peso de la economía alemana sobre sus resultados. “La sede de la empresa importa principalmente para temas legales o contables. Y las condiciones de financiación dependen en parte del riesgo percibido en ese país, pero lo que más influye es donde hacen la mayor parte de su negocio, como vemos por ejemplo con los bancos españoles”.

Carsten Brzeski, jefe de Macroeconomía de ING, opina que esa baja correlación entre un Dax al alza y una economía alemana a la baja puede continuar este año. “Dado el estado estructuralmente débil de la economía alemana, el desempeño del Dax es una sorpresa. Puede explicarse por el hecho de que la mayor parte de sus negocios lo hagan fuera de Alemania, pero a la economía global no le está yendo demasiado bien. También influye un detalle: el Dax incluye pagos de dividendos, lo que exagera ligeramente la subida actual”.

Bayer y Zalando, a la cola

No todo han sido alegrías. La plataforma de moda online Zalando ha acusado el cambio de ciclo tras el bum de la demanda durante la pandemia, y se deja algo más de la mitad de su valor en Bolsa. Pérdidas similares sufre la farmacéutica Bayer, uno de los grandes símbolos empresariales del país, fundada hace 161 años, que patentó la aspirina en 1899. Su cotización no levanta cabeza desde la adquisición de la multinacional agroquímica Monsanto por 58.600 millones de euros en 2016. La digestión está siendo pesada. No solo por lo elevado de la cantidad, sino por las multas que desde entonces han impuesto a Monsanto por casos de cáncer provocados supuestamente por uno de sus pesticidas. El pasado 20 de noviembre, las acciones de Bayer llegaron a hundirse hasta un 21,3%, después de que la compañía confirmase la interrupción de un estudio para el desarrollo de un fármaco para reducir el riesgo de accidente cerebrovascular y una nueva multa en EE UU relacionada con el uso de glifosato en ‘Roundup’, el herbicida de Monsanto.

Para Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad, la economía alemana —el nuevo enfermo de Europa para muchos analistas— vivirá una cierta recuperación. “Nuestro escenario para 2024, aunque no es particularmente bueno, sí es más positivo que el vivido en 2023″, afirma. “Contemplamos un crecimiento exiguo, pero positivo, del 0,3% para este ejercicio y del 1,4% en 2025, que vendría dado por las manufacturas y en línea con un entorno más favorable de tipos, con una inflación más contenida, y con mejoras de la capacidad de financiación de las empresas”.


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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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