La Bolsa india adelanta por la derecha al gigante chino
Desde los máximos de 2021 la renta variable china ha evaporado siete billones de dólares. La inseguridad jurídica y las señales de desaceleración, riesgos para la inversión en gigante asiático
Recuperar la confianza de los inversores y guiar la apertura financiera del país en un momento en el que los bancos de Wall Street están reduciendo sus negocios en el país asiático es el reto al que se enfrenta Wu Qing, el nuevo responsable de la Comisión Reguladora de Valores de China, el equivalente a la CNMV en España. A las puertas de la festividad del Año Nuevo Lunar, Pekín ha acelerado la puesta en marcha de nuevas medidas para frenar la sangría de la renta variable. Desde los máximos registrados 2021 la renta variable china ha evaporado siete billones de dólares de capitalización y ha sido desbancada por la Bolsa India como cuarto mercado.
La promesa de las autoridades chinas de medidas más contundentes aún no se ha reflejado en el mercado. En una conferencia entre inversores organizada por Goldman Sachs en Hong Kong más del 40% de los asistentes señalaron que China no era apto para invertir. Una actitud que contrasta con la mantenida hace 10 años cuando el gran temor de los inversores extranjeros era perderse el rápido crecimiento de la segunda economía del mundo. El pasado mes de enero los inversores extranjeros aceleraron sus desinversiones en la Bolsa de Hong Kong, lo que se tradujo en unas ventas netas de 11.800 millones de renminbis (unos 1.531 millones de euros). Se trata de la primera vez en 10 años que los inversores foráneos fueron vendedores netos de acciones el primer mes del año.
Las bajas valoraciones a las que cotiza la renta variable china (el Hang Sheng ronda mínimos de 15 años) no son suficientes como para compensar los riesgos. En los últimos cinco años China ha tenido que hacer frente a todo tipo de problemas que van desde las restricciones de la pandemia, la crisis del mercado inmobiliario, las continuas señales de desaceleración o las tensiones geopolíticas.
Amenazas
Muchos inversores extranjeros están preocupados por riesgos como la posibilidad de un conflicto entre EE UU y China en el estrecho de Taiwán o por una política exterior más agresiva por parte de Washinton si vuelve a instaurarse la Administración Trump. En sus últimas intervenciones, el expresidente estadounidense y principal aspirante del partido republicano para las elecciones presidenciales de noviembre advirtió que en caso de ser elegido aplicará una subida de más del 60% de los aranceles que soportan las importaciones chinas con destino a EE UU. Junto a las cuestiones de política exterior, los analistas de Macroyield destacan la vuelta al socialismo que viene anunciando el presidente Xi Jinping y que se ha evidenciado en medidas políticas que han tenido impacto en el mercado. Ante la ausencia de seguridad jurídica los inversores optan por mantenerse al margen mientras las empresas occidentales buscan nuevos destinos para sus negocios.
Foxconn, el fabricante de iPhone, es el mejor ejemplo de esta tendencia. El gigante de la manzana está acelerando la salida de China e intenta expandir su red de fabricación hacia India. “Los problemas en las cadenas de suministro durante y después de la pandemia ha incidido en la mudanza de parte de las inversiones estratégicas de las grandes compañías, en ocasiones dirección la India”, remarcan los expertos.
El brillo que pierde China entre la comunidad inversora internacional es acaparado por India, un país que está favoreciendo políticas para fomentar la inversión. Mientras la inversión extranjera directa en la segunda economía del mundo se situó en mínimos históricos el pasado ejercicio, India recibió entradas de capitales. No obstante, estos flujos siguen estando lejos de los mejores momentos de China.
A las puertas de la festividad del Año Lunar, que supondrá el cierre de los mercados chinos durante una semana, el CSI 300 firmó ayer su cuarta sesión consecutiva de ganancias, una situación que no se veía desde el pasado mes de octubre. A pesar de subir un 5,8% en cuatro jornadas, el índice retrocede un 1,93% en el año, descenso que se amplía al 6,86% para el Hang Seng. Los expertos consideran fundamental que las autoridades chinas garanticen a los inversores que el crecimiento sigue siendo su prioridad. Asimismo, destacan la necesidad de devolver la estabilidad a los mercados, un importante barómetro de confianza.
Las autoridades chinas esperan que la batería de medidas de las últimas semanas dé sus frutos. A la prohibición de las posiciones cortas se suman los límites a las restricciones comerciales para los inversores institucionales (prohibición a algunos fondos de cobertura de colocar órdenes de venta a partir del lunes e imposibilidad de recortar sus posiciones de renta variable en sus fondos apalancados) así como la compra estatal de acciones. China movilizará 255.000 millones de euros procedentes de cuentas en el extranjero de las empresas estatales chinas para invertir en cotizadas nacionales.
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